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El escándalo de espionaje de Crypto AG abre una esperanza de justicia para casos del Plan Cóndor

Washington / AFP

Ariela Navarro

El escándalo Crypto AG que reveló que durante años los servicios de inteligencia de Estados Unidos y Alemania espiaron más de 100 países vendiéndoles una máquina de encriptación plantea dudas de hasta donde Washington estaba enterado al detalle de la Operación Cóndor, pero también abre una lejana esperanza para la justicia.

«Las revelaciones de la encriptación generan preguntas sobre el conocimiento que tenía Estados Unidos de la ‘guerra sucia’ en Argentina», el asesinato del excanciller chileno Orlando Letelier y las dictaduras militares del Cono Sur, dijo en un comunicado la organización Nacional Security Archives, un grupo de investigación de la Universidad George Washington.

La operación de espionaje fue «el golpe del siglo», según el diario The Washington Post, que formó parte de la investigación que reveló la trama por la cual la empresa suiza Crypto AG – que fabricaba las máquinas destinadas a cifrar los mensajes – estaba en secreto controlada por la CIA y el servicio de inteligencia alemán BND.

Los países que formaron parte del llamado Plan Cóndor, una coordinación entre las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile para perseguir opositores durante las décadas de 1970 y 1980, usaron las máquinas de Crypto AG sin saber que la CIA era dueña de la empresa.

Un cable de inteligencia desclasificado por la CIA de febrero de 1977 indica que «todos los países que pertenecen a la organización Cóndor mantienen comunicaciones» mediante una «máquina similar en apariencia a una caja registradora».

Según otro documento de inteligencia estadounidenses de finales de 1977 dice que el gobierno argentino proporcionó a la red del Plan Cóndor la máquina de cifrar Hagelin Crypto H-4605, también comprada a la empresa suiza.

– Más preguntas que respuestas –

Alan McPherson, académico de la Universidad de Temple y autor del libro «Ghosts of Sheridan Circle» (Fantasmas de Sheridan Circle), que reconstruye el caso Letelier, no cree que el escándalo Crypto AG sea una revelación mayúscula.

«Ya sabíamos que partes del gobierno de Estados Unidos estaban ayudando a la Operación Cóndor facilitando sus comunicaciones. También sabíamos que agencias como la CIA sabían de la Operación y no hicieron nada para desalentarla», indicó a la AFP McPherson.

«Creo que esto genera más preguntas que respuestas sobre qué tipo de información tenía la CIA», agregó.

Carlos Osorio, director del proyecto de documentación para el Cono Sur del Nacional Security Archives, dijo a la AFP que esta revelación «abre toda una nueva gama de posibilidades», ya que se interpretan los documentos de manera distinta.

«Los investigadores estamos con una nueva antena tratando de entender de donde provenía tanta información», explicó. «Lo que estamos tratando de averiguar es cuanto sabían y qué hicieron con el conocimiento».

– Nuevas pistas  –

Para Osorio es difícil saber qué casos pueden ser aclarados tras estas revelaciones, pero señaló que es probable que haya más información sobre el asesinato en 1976 en Washington del excanciller chileno Orlando Letelier, que murió en un ataque con explosivos organizado por dos agentes de la dictadura de Augusto Pinochet, uno de ellos el estadounidense Michael Townley.

En este caso, Osorio indicó que se sabe que hubo un cable enviado por la dictadura chilena a las autoridades paraguayas sobre la operación. «Ahí seguramente tiene que haber información», dijo.

También señaló que puede haber nuevas pistas sobre los asesinatos en Buenos Aires de los políticos uruguayos Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini en 1976.

Para McPherson, estas revelaciones pueden arrojar más detalles sobre otros crímenes y sobre los autores del asesinato de Letelier, el ataque con explosivos en el que murió el general chileno Carlos Prats en Buenos Aires o el intento de asesinato en Roma del político chileno Bernardo Leighton.

Osorio advirtió que el proceso para llegar a la justicia puede ser muy largo.

«Lleva mucho tiempo, legalmente las agencias tienen entre 20 y 60 días pero siempre se tardan más y estas peticiones llevan de dos a cinco años en tener la respuesta», relató y señaló que hay casos como la CIA o la Fuerza Aérea de Estados Unidos que han tardado hasta 15 años en responder.

«Una petición del gobierno de Argentina a Estados Unidos sobre la desaparición de cuatro ciudadanos en Perú y la muerte de uno de ellos en Madrid en 1980, ayudaría a abrir esos archivos y contribuiría a la justicia directamente», concluyó Osorio.

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