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El Cafetal En Flor y el Agua

Erick Trabanino
Artista Salvadoreño

Dice la historia de El Salvador, unhealthy que en la primera mitad del siglo XIX , ya se cultivaba el café en pequeñas áreas del territorio nacional y, que fue el Capitán General Gerardo Barrios quien introdujo el Café; a través del cumplimiento de una misión presidencial en Europa, cuando se logró realizar  los contactos comerciales para introducir a gran escala el cultivo del Café en el País.  Para muchas familias pudientes de entonces, esta oportunidad de cultivar el Café, fue de gran satisfacción. Ya que se encontraban preocupadas porque su principal negocio, el cultivo del Añil, había dejado de ser rentable (En Europa se habían creado los tintes sintéticos; mucho más baratos que la Anilina), y por tanto, habían dejado de producirlo y exportarlo. Entonces, rápidamente se fortaleció y multiplicó la intención de buscar la obtención de  mejores y mayores ganancias económicas a través del cultivo e industrialización del Café.  Estas personas o familias interesadas en convertirse en empresarios cafetaleros, tuvieron que entender y reconocer las novedosas y diferentes técnicas -económicas del cultivo del Café; ya que éstas, eran muy diferentes y más trabajosas que las del Añil. En primer lugar y sobre todo, el cultivo del Café  demandaba una capacidad económica mucho mayor que la necesitada para cultivar el Añil; razón por la cual  los agricultores añileros de escasos recursos, no pudieron convertirse en cafetaleros.   Rápidamente y de manera efectiva el gobierno en turno y los Gobiernos  subsiguientes, trabajaron la necesidad de crear las condiciones para garantizar el éxito de tan novedosa y demandada empresa agrícola-industrial: Leyes estimulantes del cultivo, industrialización y exportación; expropiación de tierras comunales para favorecer la extensión del cultivo y la creación del contingente básico de mano de obra; créditos blandos; exención de impuestos, Vías de Transporte, ferrocarril, etc. En el primer cuarto del siglo XX,  la estructura agraria de El Salvador se había transformado en una larga cadena de grandes fincas de Café, extendidas en el lomo de las cordilleras volcánicas de las tres franjas longitudinales que atraviesan el País (Norte, Central y costera). El factor determinante de esta estructura, fueron las necesidades fisiológicas del Cafeto; que demandan condiciones climatéricas propias de altitudes mayores a los 500 metros sobre el nivel del mar. Los técnicos Fito mejoradores del Café, aseveran que el café de estrictamente altura (1200 msnm. aproximadamente), es de mejor calidad  que el Café de bajío (400-500 msnm). Y los técnicos genetistas del café aseguran que el mejor “Buque” o sabor de la aromática bebida, se da cuando el cafetal cuenta con una luminosidad solar del 50% aproximadamente). Entonces, todas las fincas de Café bien manejadas, asemejaban y asemejan un reverdecido y agradable semi bosque, rico en biodiversidad, fertilidad natural y Aire puro.  Quienes han cortado Café, son testigos fieles de las bondades de estos oasis terrenales. Metafóricamente hablando, se dice que a la mitad del siglo XX, en El Salvador existían catorce familias cafetaleras y millones de cortadores de Café. Desde el punto de vista económico, “el Cafetal en Flor”, siempre ha significado la panacea de empresa agrícola que ha permitido hacer más rico a los ricos y más pobre a los pobres. Desde siempre, en los cafetales, durante aquellas bucólicas y frescas tardes, cuando las cansadas filas de cortadores y cortadoras, presentaban el grano de oro cortado en la jornada,  para ser pesado en un armatoste amañado, que dictó y dicta unos resultados  siempre, o casi siempre a favor de los propietarios de la finca, ocultando un par de libras de Café cortado, que nunca fueron reconocidas, ni pagadas. Y cuando se llegaba el día de pago (la quincena); después de quince noches de medio dormir en los parques públicos, o en la barranca más cercana a la finca; el pago resultante era un salario pinche que apenas alcanzaba para comprar las tortillas y los frijoles. Por el contrario, el propietario de la finca, al final de todo el proceso: cultivo, procesado y exportación; siempre se ha quedado con una gran ganancia, que le ha permitido vivir bien y poder comprar voluntades y controlar a su favor a toda o casi toda la institucionalidad del Estado o del País. Por esta razón, cuando los cafetaleros se han declarado en pérdida económica, debido a la influencia de factores naturales; a éstos, siempre se les ha condonado la deuda agrícola…  Desde el punto de vista social, “el Cafetal en flor”, desde siempre contribuyó a acentuar la existencia de dos clases sociales, marcadamente diferentes:   Por un lado los empresarios cafetaleros, que año tras año agrícola, han venido acrecentando sus capitales, sus bienes y su poderío económico y político. Y, en el otro lado, a un mar creciente de personas, que lo único que poseen y que les ha quedado: su fuerza física e intelectual de trabajo; la que ocupan para poder subsistir en este País polarizado: Los ricos contra los pobres. A partir del 2009, cuando El Salvador conquistó la primera magistratura con un Gobierno de izquierda, a favor de buscar y realizar los cambios necesarios para favorecer a la totalidad de los salvadoreños, con preferencia hacia los más desposeídos. Es en este tiempo, cuando el País atraviesa unas condiciones socio-económicas, ambientales y culturales, verdaderamente en decadencia para la inmensa mayoría de salvadoreños y salvadoreñas. Aclarando, que dicha decadencia humana, existe debido al efecto acumulado de los casi doscientos años de gobiernos antidemocráticos e inclinados a favorecer mezquinamente a un  grupo de familias bien reducida; dejando en desatención casi total, los verdaderos intereses del País. Considerando responsablemente, la decadencia Ambiental que vive El Salvador, brotan inmediatamente pensamientos de preocupación  por el alto nivel de degradación de los bosques originarios, de los Ríos, del Lempa, de los suelos, de la Biodiversidad, de los mantos acuíferos, de la sanidad y la vida de las Personas, de los recursos Marinos, de las Cuencas Hidrográficas, etc. Es entonces, que nos damos cuenta,  que cuando se usan o explotan los recursos Naturales  bajo una visión enteramente mercantilista; la resultante es la degradación del Medio Ambiente (Los Ecosistemas), con sus diversas consecuencias desastrosas para la vida… Ejemplo fiel de esto, es lo sucedido con el cultivo del Algodón… Estoy seguro, segurísimo, que sí el “Cafetal en Flor”, fisiológicamente hablando, necesitara para crecer y producir en excelencia, de unas condiciones de luminosidad solar del 100%, el panorama territorial del País sería del cero por ciento de Bosque. Pero, afortunadamente el cafetal demanda del acompañamiento de los Pepetos, Paternas, Madre Cacao, y muchos especímenes más. Estableciéndose así, un bienaventurado “Semi Bosque”; que contribuye principalmente en el proceso natural de “Recarga Acuifera”, tan fundamental para la vida en el presente y el futuro próximo. Gracias a esta condición natural, en El Salvador, aun se alimentan las esperanzas de vivir con Agua.

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