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Fieles católicos veneran la imagen de la Virgen de Guadalupe, en la Basílica de Guadalupe, entre los municipios de Antiguo Cuscatlán y Santa Tecla previo a la celebración el día en que se recuerda -de acuerdo a la tradición- la aparición al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac, en México, en 1531. Foto Diario Co Latino/René Estrada.

Del Tepeyac a La Ceiba, una tradición católica de casi 500 años

Iván Escobar
@DiarioCoLatino

Este 12 de diciembre, en América Latina y en varias poblaciones del continente se recuerda la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac, México, en 1531, una tradición que reúne la fe católica de miles de personas a escala mundial y que, hoy en día, llega a sus 488 años de vida.

Este suceso ocurrido en tiempos de la colonia española sobre las poblaciones indígenas del llamado “nuevo continente”, derivó en una serie de hechos y sucesos que hoy en día se traducen en fuertes lazos de fe y veneración a la imagen de la ‘virgen morena’, imagen que le fue plasmada en las ropas del indígena y que hoy es un punto de encuentro para millones de católicos.

En El Salvador esta tradición sigue tan vigente que cientos de personas llegan cada diciembre hasta el templo de la Basílica de Guadalupe, conocida popularmente como “La Ceiba”. Esta Iglesia ubicada entre los municipios de San Salvador, Antiguo Cuscatlán y Santa Tecla recibe año con año a miles de personas que llegan de diversas partes del país, incluso de la región, para dar gracias por favores recibidos, con vestimentas alusivas a la tradición, vestidos coloridos y trajes de manta, los cuales son portados por adultos, jóvenes y niños que siguen una tradición muy arraigada en la población católica.

Una tradición que trasciende

Los peregrinos Caminantes Guadalupanos Salvadoreños, un grupo de salvadoreños que iniciaron desde 1970 la tradicional peregrinación a Esquipulas, Guatemala, desarrollan una importante agenda tradicional para estos días.

En la víspera de su 50 aniversario que celebrarán a lo grande el próximo mes de enero en tierras chapinas, desarrollan actividades en honor a la Virgen de Guadalupe en “El Cobertizo”, pequeño templo edificado por manos salvadoreñas en tierras guatemaltecas y que, hoy en día, es el punto de llegada de la tradicional peregrinación.

En los primeros días de diciembre han celebrado la novena a la Virgen, y para este 12 de diciembre desarrollarán en el vecino país una serie de actividades, que van desde la serenata en la madrugada, celebraciones religiosas, actividades de recreación y, a las tres de la tarde, participarán en la procesión, la cual sale de la Cruz del Perdón, de la Iglesia Santiago, hasta la Basílica de Esquipulas.

En esta celebración organizada por los peregrinos salvadoreños, se hermana a los pueblos centroamericanos con la tradición mexicana a la virgen morena.

Cabe destacar que en los años 50 fueron las primeras visitas de salvadoreños a Esquipulas con fines religiosos, uno de los pioneros fue Luis Guillermo Solano “Piocha”; su hija, Guadalupe Solano dice que “fue en estas fechas que se fundan los caminantes” y es a partir de 1970 que inician las peregrinaciones de cada enero, las cuales parten desde Metapán, Santa Ana, hasta Esquipulas, comenta Sofía Lizet Rodríguez Padilla, también del colectivo.

Ambas tradiciones al final se conjugan y guardan un importante esfuerzo local que ha permitido a muchas generaciones ser parte de estos sucesos religiosos.

La capilla de El Cobertizo está ubicada sobre la 12 calle, atrás del CEMERCAM, en Esquipulas, y es punto de encuentro en estos días para venerar a la virgen morena.

Cientos de salvadoreños de diversas partes del país se acercan a la Basílica de Guadalupe para agradecer a la Virgen Morena por favores recibidos.
Foto Diario Co Latino/René Estrada.

La Ceiba, una obra de Baratta

Hoy en día, La Ceiba de Guadalupe es uno de los templos más emblemáticos en el país; construida a mediados del siglo pasado es una verdadera joya arquitectónica construida por el profesor Augusto César Baratta del Vecchio, un italiano que llegó al país en 1913 y quien dejó un importante legado arquitectónico en nuestras tierras.

El templo que en estos días de diciembre es abarrotado por miles de feligreses católicos, fue construido a mediados del siglo pasado, guarda elementos característicos de Baratta del Vecchio. “Mi abuelo se enamora de América.

La Ceiba de Guadalupe -que la construye él- es como la concepción de (su obra y) decir: yo soy americano, ya no soy italiano; El Calvario, no, era lo clásico que nos dejó”, recuerda su nieto, el ingeniero José Mario Olmedo Baratta.

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