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Por: Oscar Martínez
En un contexto nacional marcado por crecientes restricciones a las organizaciones sociales de la sociedad civil y a la cooperación internacional, como la reciente aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros, la Asociación Fundación para la Cooperación y el Desarrollo Comunal de El Salvador (CORDES) culminó el diplomado “Fortalecimiento de capacidades al personal sobre enfoque de género” en el departamento de la Libertad.
La formación, dirigida a su equipo técnico y administrativo, contó con el respaldo de la Iniciativa Cristiana Romero (CIR), de Alemania, una organización que promueve la justicia social y los derechos humanos en Centroamérica.
Este proceso formativo forma parte de las acciones estratégicas del proyecto regional “La transformación de la agricultura en Centroamérica: por una mayor soberanía alimentaria en comunidades rurales”, coordinado por Arnulfo Franco Galdámez. El proyecto tiene como objetivo fomentar una agricultura más justa, sostenible e inclusiva en comunidades rurales de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, frente a desafíos comunes como la desigualdad de género, el acceso a recursos productivos y la inseguridad alimentaria.
Durante el acto de clausura, la presidenta de CORDES, Audelia Guadalupe Vásquez; el gerente, Julio César Moz, y la facilitadora del diplomado, Silvia Margarita Rubio, entregaron diplomas a quienes culminaron satisfactoriamente la formación. En total, se graduaron 38 personas: 20 mujeres y 18 hombres, provenientes de cinco oficinas territoriales: Chalatenango, Cuscatlán, Cabañas, San Vicente, La paz y La Libertad costa, norte y Tacachico.
Franco Galdámez subrayó que este tipo de formación es clave para integrar el enfoque de género de manera transversal en las intervenciones de CORDES, contribuyendo a una transformación social desde los territorios. “No se puede hablar de soberanía alimentaria sin justicia de género”, afirmó.
CORDES impulsa un modelo de desarrollo rural basado en la soberanía alimentaria, donde las comunidades deciden libremente qué sembrar, cómo producir y para quién, promoviendo métodos agroecológicos.
En ese proceso, las mujeres rurales juegan un papel fundamental en la producción de alimentos y en las decisiones que afectan el bienestar colectivo.
Erika Murcia, técnica territorial y participante del diplomado, destacó el impacto de la formación: “Este diplomado me brindó nuevos conocimientos que aplicaré en mi trabajo diario con las comunidades, bajo criterios de justicia y equidad”.
En momentos en que las organizaciones sociales enfrentan mayores controles institucionales y legales, la clausura de este diplomado reafirma el compromiso de CORDES con la equidad de género y la justicia social.
También pone en valor el rol de la cooperación internacional solidaria como un actor clave en el fortalecimiento de capacidades locales, en beneficio de las comunidades más vulnerables del país.
