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Hijo mío, cialis cialis la vida es la mejor escuela; aprende de lo que sucede a tu alrededor. Estudia, no rx cialis prepárate, asciende; mientras asciendes no robes un solo peso, a menos que puedas hacerlo sin riesgo, pero no te expongas por poco, más ten paciencia hasta que valga la pena.
No seas como esos tontos que se pudren en prisión por haber escamoteado unos pocos Dólares de la caja de su jefe, o como las que purgan condena en la cárcel de mujeres por haber hurtado las joyas de su patrona; no hijo mío, tú debes de robar millones ¿entiendes? millones, para poder comprar voluntades y salirte con la tuya; esa es la primera regla: no robes poco, si no mucho y espera el momento oportuno.
La segunda regla es que siempre aparentes honorabilidad y que lo que haces es por el bien de los demás, por los pobres, los enfermos, (los pacientes del Seguro Social, por ejemplo), los damnificados o los pecadores; como los pastores porque ¿Quién se atreve a oponerse a aquellos que solo sirven al Señor y solo les interesa salvar almas, pero se amparan a que “el jornalero tiene derecho a su jornal”.
Y la tercera regla: ¡corrompe! Cuanto más corrompas, más poder obtendrás; hijo mío, la corrupción será tu escudo protector; tener “colas pateadas” te dará el control. Podrás comprar vírgenes adolescentes, por supuesto, no de las de tu clase social, las niñas pobres son las mejores, pues su necesidad las obliga al silencio.
Podrás también comprar el silencio de los medios, vistas gordas, ojos pachos, impunidad y en peor de los casos, podrás comprar la venda de la justicia, elegir el tribunal más benévolo con el Juez más venal; podrás, en vez de estar en la cárcel, reposar en una clínica privada o disfrutar en la comodidad de tu hogar en la santidad de la familia gracias a arresto domiciliario.
Te llamarán cínico, sinvergüenza, ladrón, descarado, Vivián; pero hijo mío, a ti todo eso debe “valerte un punto”.
Más podría recomendarte, pero basta con que sigas el ejemplo de las respetables personas miembros de nuestra alta sociedad.
TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY. Art. 3 Constitución de la República.
FRANCIS FANCI. Centro de Estudios e Investigaciones Filosóficas.
