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Una gran cantidad de personas participaron en la conmemoración del 50 aniversario de las Comunidades Eclesiales de Base. Foto Diario Co Latino/Mónica Rodríguez

CEBEs: la pastoral social laica busca fortalecer su futuro

Gloria Silvia Orellana

@SilviaCoLatino

El cabello cano de Santiago Portillo da cuenta de su andar por la vida, integrante desde hace más de cuarenta años en las Comunidades Eclesiales de Base (CEBEs) y quien rindió un testimonio claro y sencillo a manera de sentencia: “el amor cambia a las personas”,  experiencia  que vivió junto al Padre Pedro Declerk, en la pequeña comunidad de la colonia Zacamil, en el populoso municipio de Mejicanos.

“Fue la experiencia más grande que he tenido, el amor que toda la gente me tenía a mí y yo a ellos, se los agradezco bastante, soy fiel a esta comunidad y nuestros mártires. Yo no sabía nada, venía del campo y fue el Padre Pedro quien me permitió  ser quien soy, porque siempre me dijo: usted nunca diga que no puede, y así conseguí trabajo, luego yo podía y lo lograba; fui hasta supervisor de vigilancia de la universidad (UES)” recordó.

Con el Foro “Las CEBs volviendo a sus raíces” se conmemoró el 50 aniversario de las comunidades eclesiales de base, en una jornada programada para tres días, para recordar y pronunciarse sobre el futuro de esta estructura organizativa.

Las CEBEs iniciaron con los padres belgas Pedro Declerk y Rogelio Ponssele, de la Diócesis de Brujas, Bélgica, luego de llegar a la colonia Zacamil, invitados por el Arzobispo Luis Chávez y González.

De su historia, se desprende que la alocución del Papa Pablo VI a los obispos latinoamericanos en 1965, generó una serie de divisas cuya finalidad se enfocó en la interpretación del contexto social de ese momento dentro de la fe; conformar una pastoral a la altura de esas circunstancias y crear agentes pastorales desde los laicos.

Luis Cotto, sacerdote a cargo de tutela legal del arzobispado, habló sobre el origen de las comunidades eclesiales de base en El Salvador (CEBEs) mencionando documentos relevantes como: las conclusiones de Medellín, justicia, paz, juventud y pobreza de la Iglesia y la carta pastoral de Monseñor Luis Chávez y González, relacionada a la promoción integral de la población, la justicia y la caridad social.

“La CEBs como una nueva manera de ser iglesia, tuvo como raíz principal la segunda conferencia general del episcopado latinoamericano (Medellín 1968), que marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia latinoamericana, que eran pequeños grupos comunitarios de cristianos organizados por iniciativa del clero, que vivían su fe católica en el -hoy y aquí- de su situación concreta, animados por los líderes de la misma comunidad en la reflexión del evangelio y magisterio de la Iglesia” explicó.

Sobre los “celebradores de la palabra” (CPD) el Padre Cotto, indicó que para los años sesenta, alcanzó una sistematización ejemplar, en que destacaron la parroquia de Santa Lucía, Suchitoto, con el sacerdote Inocencio Alas (Chencho Alas), en abril de 1969, cuyo contacto le permitió la preparación de celebradores de la palabra, que luego, fueron líderes de la comunidad.

“En la parroquia de Aguilares se comenzó a realizar (1972) un trabajo con intensidad y profundidad en el campesinado con un equipo de sacerdotes jesuitas, donde trabajó Padre Rutilio Grande, asesinado el 12 de marzo de 1977, una pastoral que siguió dos grandes etapas: la gran gira misional y al etapa de afianzamiento. Era una pastoral de una iglesia móvil, de hacer iglesia de la gente, una nueva manera de ser iglesia” comentó

Las CBEs enfrentaron también hechos sangrientos y vigilados por los gobiernos en turno, que reprimían a la población, que al contrario de abandonar su fe, acrecentó su conciencia política de los líderes laicos, que los llevó a una  militancia a organizaciones campesinas o político-militares. Donde adquiere relevancia la masacre de las Tres Calles, en San Agustín, Usulután, Diócesis de Santiago de María, cuyo obispo era Monseñor Oscar Romero, un hecho que consideran inició su conversión.

El Padre Vicente Chopin, director de teología de la facultad de ciencias y humanidades de la Universidad Don Bosco y Vicario de la Parroquia El Santuario de San Vicente participa en el 50 aniversario de las comunidades eclesiales de base. Foto Diario Co Latino/Mónica Rodríguez

Para el Padre Vicente Chopin, director de Teología de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad Don Bosco y Vicario de la Parroquia El Santuario de San Vicente, manifestó que esta actividad conmemorativa de las comunidades eclesiales de base, indica una incorporación a la nueva realidad del país.

“Yo pienso que las CEBEs tienen futuro, en primer lugar en el plano ecuménico, no deben de estar constituidos solo por católicos, sino también por personas evangélicas e incluso no creyentes. Esta es la sensibilidad que debemos de vivir, una sociedad inclusiva. En segundo lugar, tener siempre cuadros de formación política para poder incidir en acontecimientos, como el que vivimos el domingo pasado (elecciones) en el cual, hay un cambio de paradigma. Hay que renovarlas, porque una cosa fue la guerra civil y otra cosa es el año 2019, donde priman las redes sociales, la modernidad líquida, que son sus características básicas” explicó.

Asimismo mencionó como aspectos importantes de rescatar de las raíces de las CEBEs, es su facilidad para concienciar y la formación política social, no partidaria. Y que la jerarquía de la iglesia les acompañe en su caminar.

“Otra característica muy importante es que son martiriales, es decir, muchos de sus miembros fueron asesinados, entonces, ahora con la canonización de Monseñor Romero, tendría que resurgir ese aspecto martirial. Y finalmente el aspecto eclesial que siempre han tenido deben mantenerlo. En donde lo eclesial significa que caminen de la mano con los obispos y que los obispos les apoyen sin ningún temor”, sostuvo.

En sus recuerdos, el Padre Rogelio Ponsele, señaló como le impactó la pobreza, expresada por jóvenes sin estudios o las casas de bahareque y plástico, que le marcaron al llegar a La Fosa, porque la pastoral que llevaban era la construcción del Reino de Dios.

“Debemos de reconocer del laico su potencial y que quedó demostrado en las CBEs, que tienen una mística, que no tienen los sacerdotes y si bien la Iglesia, hace buenas cosas pero se encierra, entonces el diálogo y la comunicación entre el laico y la iglesia es importante”, puntualizó.

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