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Carta 5 a los candidatos presidenciales: La autonomía económica de las mujeres, un desafío para el desarrollo

Tampoco debe olvidarse que gracias a los programas de desarrollo que se han impulsado desde el año 2009 a la fecha se ha logrado que las mujeres accedan a créditos, a procesos formativos de alta especialización, a la asistencia técnica empresarial, al acceso a mercados, tanto a nivel nacional como internacional.

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Vanda Pignato

La autonomía económica es la capacidad de las mujeres de generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado, ya sea a través del empleo o del autoempleo. A través de ella las mujeres incrementan su capacidad de configurar sus propias vidas y su entorno, toman conciencia sobre sí mismas, sobre sus proyectos y sus interacciones sociales y políticas.

Señores candidatos presidenciales: si en serio queremos lograr el desarrollo de El Salvador, trabajar por la autonomía económica del 53 % de la población es no solo un compromiso sino una responsabilidad.

Proponer programas de asistencia social con enfoque de bienestar no es alternativa de desarrollo para las mujeres. Esos programas únicamente reproducen la pobreza, fomentan relaciones desiguales, construyen actitudes pasivas y de dependencia y son un incentivo para quienes quieren que las mujeres cumplan su rol tradicional.

No se puede ignorar que un poco más del 64 % de las MYPES son impulsadas y administradas por una mujer y que estas emplean u ocupan a un 52 % de personas que laboran en una micro o pequeña empresa.

Tampoco debe olvidarse que gracias a los programas de desarrollo que se han impulsado desde el año 2009 a la fecha se ha logrado que las mujeres accedan a créditos, a procesos formativos de alta especialización, a la asistencia técnica empresarial, al acceso a mercados, tanto a nivel nacional como internacional.

En Ciudad Mujer creamos el primer programa de crédito inclusivo, Fondo Mujer, en alianza con Bandesal, abriendo oportunidades para mujeres que históricamente habían sido excluidas del apoyo al financiamiento. Hemos promovido la creación de emprendimientos productivos en áreas no tradicionales y la participación de las mujeres en la dinámica social y productiva de sus comunidades.

No hay duda que trabajando decididamente por lograr la autonomía económica de las mujeres avanzaremos también hacia el desarrollo de forma sostenible.

Por ello, señores candidatos, la apuesta por políticas con enfoque de bienestar no puede ser la respuesta al desafío del desarrollo. Insisto en esto porque es una tentación de quienes no comprenden la magnitud de las problemáticas sociales.

Lo que necesitamos son políticas públicas inclusivas, que aseguren la participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida. Se deben asegurar programas de asistencia técnica, de formación especializada, de financiamiento, de empleo digno e igualitario y de participación ciudadana y política.

Las mujeres somos la fuerza del cambio, somos el motor del desarrollo, somos las protagonistas principales del desarrollo. No tengan duda.

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