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En el marco del Día Internacional contra la lucha por el Cambio Climático”, las organizaciones que integran la Campaña Azúcar Amarga plantearon la propuesta de impulsar un nuevo modelo de agricultura en el país, donde no se utilicen plaguicidas. Foto Diario Co Latino/Cortesía.

“Campaña Azúcar Amarga” aboga por un modelo de agricultura agroecológica

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

Pobladores de diversas comunidades de la zona rural y organizaciones ambientalistas, han venido denunciado que la producción de caña de azúcar en El Salvador está basada en un modelo agroindustrial “agresivo” que incluye el uso sistemático y excesivo de productos agrotóxicos, así como la sobrexplotación de fuentes de agua para los regadíos y la quema de rastrojos que afecta la salud de los pobladores así como la fauna y flora silvestre.

“Son extensiones de territorio que van en aumento y hay comunidades que vienen denunciando que parece que los quieren desalojar de esas zonas, y que solo haya cañales porque pasan regando (agroquímicos) y quemando todo el tiempo”, señaló Alejandro Labrador del equipo coordindador de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES).

“La gente ha percibido que es una acción directa por décadas que han venido enfrentando y el Estado sigue haciendo caso omiso a esas quejas y parece que no le importará el enorme padecimiento de las familias en su salud y sus pequeños cultivos”, sostuvo Labrador.

En el marco del Día Internacional contra la lucha por el Cambio Climático”, las organizaciones que integran la Campaña Azúcar Amarga plantearon la propuesta de impulsar un nuevo modelo de agricultora en el país, y abandonar la promoción de monocultivos, dado que están vinculados al uso excesivo de agroquímicos como biocidas, plaguicidas y fertilizantes.

En un Foro de Reflexión denominado “Prohibición de Agrotóxicos en El Salvador”, los integrantes de la campaña Azúcar Amarga, denunciaron diversos agresiones al medio ambiente y la salud de los pobladores, así como, medidas para sensibilizar a la población en general sobre este gran problema de contaminación. Como la práctica de la “quema rápida e intensa de los cañales”, que muchas veces terminan en un incendio forestal que afecta a las especies silvestres.

Labrador mencionó que los asentamientos humanos cercanos a de estos sembradíos están enfrentando y pagando el “precio real” de los impactos de este modelo de producción insostenible en términos de salud pública, pérdida de acceso a los bienes hídricos y terrestres.

“Es paradójico e indignante que el Estado salvadoreño se de el lujo de no recibir recursos fiscales al perdonar los impuestos a estos sectores tremendamente poderosos y que después diga el ministro de salud que no alcanza para dar una atención integral en salud o el ministro de educación, eso es lamentable”, sostuvo Labrador.

Con más de 113 mil hectáreas sembradas de caña de azúcar en el país, las comunidades rurales enfrentan ya en los patios de sus hogares este monocultivo que atropella sus cultivos de supervivencia, así como también sus fuentes de aguas superficiales.

Este monocultivo también está degradando los ecosistemas costeros pese a la importancia internacional, pues hasta han sido designados como Áreas Naturales Protegidas, por ser fuentes de biodiversidad para las especies y medios vida de las comunidades vulnerables.

“Nuestro mensaje es que, si hay que deben fortalecerse en el Presupuesto General de la Nación, es el gasto social en educación y salud y no para bienes suntuarios o desmesurados salarios. Los recursos económicos deben dirigirse a la población que tanto lo necesita”, señaló.

“Nuestro llamado al Estado es a fortalecer también la capacidad de monitoreo de la Ley Ambiental (gubernamental), y sancionar a quienes la infrinjan, porque las quemas están prohibidas, es un delito pero parece que aquí se fomentan”, sostuvo Labrador.

Sobre el modelo de “Agricultura Agroecológica Justa y Sustentable”, la Campaña Azúcar Amarga señaló como un paso definitivo de cambio el “no rotundo a los pesticidas y abonos que dañan la tierra”, así también el mejor uso, recolección y preservación del agua, cuencas y afluentes como medida de restaurar los bienes naturales.

“Estudios de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES)  señalan que entre 2018 a 2019, ingresaron a El Salvador 4 mi 729 toneladas de plaguicidas; 80 mil 230 toneladas de fertilizantes y 1, 498 toneladas de biocidas (pesticidas), que representó una inversión de 55 millones de dólares, sin ningún tipo de restricción y sin mayor control o monitoreo por parte del Estado”, señaló.

“En El Salvador, entre septiembre de 2018 a agosto de 2019, se aplicaron más de 696 mil litros de ese producto en los cultivos y existen estudios que confirman que se aplicó por vía aérea en las más de 115 mil 708 manzanas de cultivos incentivos de caña de azúcar como madurante”, explicó Labrador, en referencia al glifosato descubierto y comercializado por Monsanto en 1974, con diversos nombres comerciales incluido el Roundup.

La Campaña Azúcar Amarga presentó la propuesta de un Comité Técnico Interdisciplinario, que cuente con la participación de la academia, sistema de salud, ministerios, sociedad civil e interesados locales para revisar este año la lista de ingredientes activos autorizados según los efectos a nivel individual (toxicología) y de ecosistemas (ecología y ecotoxicología) para la importación y uso de esas sustancias.

Asimismo, prohibir sustancias activas con un potencial particularmente peligroso para la salud humana y en particular los ingredientes activos responsables de la mayoría de los casos de intoxicación aguda en el país. Y prohibir las sustancias activas con un potencia particularmente peligroso para el medio ambiente y biodiversidad.

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