“El 82.9% de las bordadoras perciben ingresos económicos familiares inferiores al salario mínimo vigente”
Alma Vilches
@AlmaCoLatino
El Sindicato de Trabajadoras de Bordado a Domicilio de El Salvador (SITRABORDO) reveló los resultados de un diagnóstico sobre las condiciones laborales de las bordadoras a domicilio, quienes enfrentan precariedad y vulnerabilidad, pese a que dedican largas jornadas de hasta 15 horas diarias para la industria textil del país.
El estudio se llevó a cabo a través de entrevistas a 71 bordadoras originarias de los departamentos de Cuscatlán y San Salvador. Los datos señalaron que estas mujeres no cuentan con un contrato formal de trabajo, por el tiempo laborado reciben entre $1.50 a $2.25 por pieza.
El 82.9% de las bordadoras perciben ingresos económicos familiares inferiores al salario mínimo vigente, y el 97% no cuentan con acceso a seguridad social.
Lilian Pérez, comenzó a bordar a la edad de 14 años, ella le enseñó a su mamá y al resto de su familia. Pérez expresó que es poco el salario, a veces logra ganar $15 a la semana, cuando las piezas van muy decoradas solo puede bordar cinco en ocho días, con ese dinero no alcanza a cubrir las necesidades de sus hijos.
“Al mes viene saliendo 60 dólares, con eso solo Dios sabe cómo sobrevivimos para comprar, porque la canasta básica está muy alta, muchas de las bordadoras no tienen parejas y solo de eso sobrevivimos. No salimos a buscar otro trabajo porque no tenemos con quién dejar a nuestros hijos, y por eso optamos por bordar”, expresó.
Pérez dijo que para sobrevivir se levanta muy temprano y cada día sale a dejar dos viajes de agua en su comunidad, cada uno se lo pagan a $0.75 dependiendo de la distancia, en algunas partes le dan solo $0.50, también a veces vende ropa por encargo, con ese dinero va sobreviviendo.
“Esa es mi realidad de vida, tengo 23 años de ser bordadora y desde el principio hasta hoy mi necesidad es la misma. Me duermo bien noche porque a veces son a las 12 de la noche y yo sigo bordando, porque si no, no alcanzamos a sacar el trabajo para la semana y no alcanzamos a cubrir nuestras necesidades para nuestros hijos”, narró.
Asimismo, comentó que la hija mayor le enseñó a bordar a sus hermanas y hermanos. En su familia cada quien agarra su trabajo y al final el pago lo dividen, es todo lo que a cada quien le toca este pago, la principal petición es que les aumenten el pago por cada piezas.
“Nosotras no somos reconocidas como bordadoras, las empresas dicen que no tiene bordadoras afuera, que solo dentro de la empresa, pero afuera nosotros somos los que producimos el bordado. Cada 8 días nos piden esas piezas, a veces descuidamos a nuestros hijos porque estamos queriendo terminar el bordado por la necesidad que tenemos”, recalcó la bordadora domiciliar.
Entre tanto, Gloria Hernández, explicó que con el dinero ganado cada semana no alcanza para sobrevivir, porque cada pieza bordada lleva diferente precio y depende de la figura, un diseño más difícil lo paga un poquito más caro.
Enfatizó que en su caso no ha optado por otro trabajo porque tiene dos hijos pequeños, no tiene quién los cuide y no se siente segura de dejarlos con otra persona, sin embargo, el dinero no alcanza a cubrir las necesidades alimenticias de su familia.
Cada semana cuando entrega las piezas bordadas lleva los productos para lo que le alcanza el dinero, pues también le debe pagar a la persona que le ayuda a bordar.
Yesenia Ramírez compartió su testimonio, tiene 25 años de laborar en el bordado a domicilio, en este trabajo ha adquirido muchas enfermedades como, dolores de cabeza y espalda, pérdida de la vista, se le duermen las manos y padece de dolor en los pies.
“Cuando vamos a la clínica a pasar consulta tenemos que seguir bordando a mano, porque si nos atrasamos un día o una mañana no cubrimos la meta de la semana. Yo agarro 15 bordados, tengo que hacer por lo menos dos por día, pero a veces no lo saco. Yo me acuesto a las once de la noche y me levanto a las cuatro a seguir trabajando el bordado”, manifestó.
Ante este triste escenario, el SITRABORDO hizo un llamado urgente al Ministerio de Trabajo, a la Asamblea Legislativa y a las instituciones correspondientes, para unir esfuerzos en la conformación de una Mesa de Diálogo Colectivo, con el objetivo de diseñar y ejecutar mecanismos efectivos que permitan mejorar la calidad de vida y las condiciones laborales de las bordadoras a domicilio.
SITRABORDO destacó que las bordadoras y sus familias merecen una vida digna, con seguridad y reconocimiento por su trabajo, algo que podrá lograrse con la ratificación del Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), o mediante un decreto ejecutivo emitido por el gobierno salvadoreño, que les garantizaría contrato laboral formal y prestaciones de ley.
Este diálogo es fundamental para que quienes sostienen gran parte de la producción en el país, puedan ejercer su labor con respeto, protección y justicia. Marta Saldaña, secretaria general de FEASIES, detalló que en 2008 se identificaron por primera vez a un grupo de mujeres bordadoras en las comunidades de Casitas del municipio de Santo Tomás, a través de la escuela de liderazgos participan en procesos formativos, abordando los temas de género y derechos laborales.
En el 2012, en Santa Cruz Michapa se identificó un grupo promedio de 20 mujeres bordadoras comenzando a recibir talleres de formación. En 2013 se contactan grupos de bordadoras en Panchimalco, El Paisnal y Tenancingo.
“Se inició el proceso de encuentro entre los grupos de bordadoras recibiendo charlas sobre sindicalismo, conformando un comité negociador con la participación de las bordadoras de los diferentes grupos, la finalidad de dicho comité era el reclamo del pago de prestaciones, incluyendo el salario mínimo que hoy por hoy todavía sigue en deuda”, sostuvo Saldaña.

Estas exigencias han contribuido a la visibilización de la problemática de dichas trabajadoras en la agenda de instituciones como el Ministerio del Trabajo, se conforma además la Red de Cuidadoras de la Salud, y comienzan a recibir talleres de salud para prevención de enfermedades ocupacionales derivadas del bordado.
En febrero de 2016 se constituyó el SITRABORDO eligiendo una directiva provisional de tres mujeres encargadas de iniciar gestiones administrativas para obtener su personería jurídica. En marzo, se elige la primera junta directiva del sindicato y la asamblea también acuerda afiliar el sindicato a FEASIES.
Según el estudio, las realidades sociales de las mujeres en los territorios se encuentra ligada a múltiples aspectos.
El bordado en domicilio es un trabajo públicamente invisibilizado, pues al abordar la situación de trabajo en la industria textil, generalmente se enfatiza en la situación laboral de los empleados de planta, quienes están respaldados por un contrato.
En los territorios, el bordado a domicilio es promocionado por los reclutadores como un mecanismo para la subsistencia de las familias y las mujeres, quienes al habitar en periferias precarizadas, sea por imposición, recomendación o elección propia, trabajan en el bordado en domicilio como un mecanismo de sobrevivencia a la concentración de los medios de vida en los centros urbano.
Referente al acceso a servicios, la necesidad imperante de las trabajadoras en bordado a domicilio es el acceso a agua potable, siendo Panchimalco el territorio que presenta una mayor necesidad del servicio, el 417% obtiene el agua de cantareras y nacimientos, el 29.2% lo obtiene de agua de pozo y un 18.8% de agua potable.
En Panchimalco y demás territorios, la ausencia de mecanismos de distribución del derecho humano al agua ha agravado la situación social y económica de las mujeres, pues la recolección agua representa una doble jornada de trabajo no remunerado a las bordadoras en domicilio, quienes al ser las responsabilizadas de la recolección del agua, se ven directamente afectadas.
La ausencia de garantías laborales impacta fuertemente en la estabilidad laboral, dado que con el transcurrir de los años, el demandante esfuerzo desgasta los cuerpos y salud de las mujeres, la precarización y limitaciones económicas del bordado hacen que el 57.4% consideren este trabajo como no estable y el 25% incierto.
Las bordadoras a domicilio expresan que no piden nada fuera de la ley, sólo desean que su trabajo sea reconocido, “nos hemos arruinado la vista, sufrimos dolor en la espalda, hombros y cabeza y no tenemos donde ir, porque no tenemos ni Seguro Social”, recalcaron.
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