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2022: GOBIERNO DESPIDE AL ESTADO DE DERECHO. EL PUEBLO REACCIONA

 Lic. Norma Guevara de Ramirios

En el tercer año de gobierno de Bukele, se consuma su voluntad de ignorar a la Constitución y el desprecio al Estado de Derecho.

Con el anuncio hecho el 15 de septiembre por el propio presidente, de que se presentará como candidato en las elecciones generales de 2024, a pesar de que existe prohibición de hacerlo en la Constitución que juró cumplir, queda más claro su perfil personal de autócrata, su incapacidad de confiar en otra persona de su propio partido y el afán de convertirse en un dictador.

Con la represión desatada en las comunidades más pobres, bajo el pretexto de brindar seguridad encarcelando mareros y llevando a sufrir a inocentes que nada tienen de mareros, incluso a perder la vida, a sufrir torturas, enfermedades, humillación inmerecida, demuestra su deprecio al Estado de Derecho, a los principios consignados en la Declaración Universal de Derechos humanos, en la Constitución y en las leyes nacionales.

La propaganda y su estado de excepción, convertido mes a mes en la regla de todos los días, se apoya para acallar la protesta ante los problemas reales que padece la población, como el alto costo de los alimentos, medicinas, agua, altos impuestos municipales, malos servicios de sus alcaldes, nuevos tributos y expropiaciones de terrenos de gente pobre.

Todo lo que ocurre a lo largo y ancho del país, le da a la población el derecho a reclamar, de protestar, de exigir al gobierno respeto y soluciones a los problemas; pero no se puede ignorar que con la siembra de temor a la bota militar y policial, algunos simplemente callan.

Pero su propaganda es incapaz de convertirse en tortilla y frijoles que alimenten a las familias, y la falta de estos es motivo de arrepentimiento de muchos, por haber confiado en una persona que no cumple promesas, que miente sin piedad.

Ni siquiera cumple la obligación de brindar alimentos a los miles de personas detenidas, y exigen a las familias que paguen ropa y alimentos de sus familiares detenidos.

No pueden negar que la economía está deprimida, sectores importantes generadores de empleo son afectados por las políticas de gobierno y ausencia de apoyo y se refleja en la perspectiva anunciada por organismos internacionales sobre el crecimiento del próximo año, siendo nuestro país donde se tendrá el menor crecimiento.

La mayoría legislativa que tiene a su servicio, y la instrumentalización del sistema judicial reformado a la medida de sus necesidades autoritarias, siguen sacrificando a la gente con sus decisiones, y el anuncio de una reforma de pensiones para fin de año, representa sacrificio para la mayoría de jóvenes que cotizan, lo que es contrario a la propaganda sobre las mismas.

Pero sabe el presidente y el grupo gobernante, los oligarcas que le respaldan, que subyace el descontento en el pueblo, que a pesar de la represión hay lucha y rebeldía, organización nueva, esfuerzos de movilización concertada entre distintas organizaciones y movimientos políticos.

El 16 de enero de este año el pueblo, en la calle, le recordó a Bukele que sus decretos presidenciales y las leyes de sus diputados, no pueden borrar la memoria del pueblo, de lo que fue su lucha de años para sacudirse una dictadura militar que duró 60 años; el pasado 1 de mayo, a pesar de los intentos de impedir que los trabajadores salieran a la calle, las calles de la capital fueron testigo de la voluntad de desafiar la mentira y la arbitrariedad gubernamentales.

El 15 de septiembre, el gobierno movilizó empleados y ofreció un día feriado, pero no pudo opacar la movilización popular rebelde, opositora y crítica de la gestión del  gobierno.

Los diputados ponen cerco, persiguen a sus propios empleados, pero los reclamos por leyes en favor del pueblo no han faltado, ya sea para exigir respeto a los derechos humanos de las víctimas inocentes del régimen de excepción, para proteger los derechos de las mujeres, para buscar apoyo a los campesinos que pierden sus cosechas, para protestar por la construcción de cárceles en vez de las universidades prometidas, allí ha estado el pueblo organizado recordándoles  su deber incumplido.

En esta perspectiva, el reto de la resistencia del pueblo a la entronización de una dictadura y a la anulación formal de la Constitución, está en las calles y en las elecciones presidenciales, legislativas y municipales.

No cabe duda, los anuncios propagandísticos sobre apoyo mayoritario al régimen, como lo tuvo Hitler en Alemania, no deben llevar al escepticismo, sino a mover, a construir mayor conciencia sobre la realidad, más organización, concertación y más lucha para recuperar los derechos arrebatados por los poderes formales en manos del autoritarismo dictatorial. Ese camino debe recorrer el pueblo y unidos será más corto.

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