20 años no es nada

(20 años no es nada)

Por Wilfredo Arriola

Aquella voz decía —Agarra la más pacha, también que sea corta, porque se desplazará mejor. Ya vas a ver como rebota…

Esa conversación todavía navega en los recuerdos de mi infancia.  Hablaría quizá, de más de veinte años atrás —porque veinte años no es nada, diría Gardel—. San Lorenzo, San Vicente, cuando iba con Fabian a hurgar los ríos de la zona. Machacal, aquel majestuoso rio que adornaba el bosque del lugar. Una caminata de alrededor unos 50 minutos o más conducía a él, lo recuerdo de manera borroso, a pesar de ello sigue ahí. Siempre tendemos a recordar las emociones que a su momento crearon un impacto en nosotros, las primeras veces, olores, recuerdos que se han quedado con nosotros para toda la vida. Pero el recuerdo siempre se va editando como un documento de Word, cada vez que lo abrimos queda de manera diferente, esas ediciones las patrocina el tiempo y la nostalgia, siempre se apodera de lo que nos sucedió.

Hablar del pasado es recordar, también es vivir. Cada uno recuerda su infancia de diferentes formas, con risas, con personajes que ya no están, aquel sol de infancia, el cansancio que nos dejaba muertos pero satisfechos que era lo mejor. La recuerdo con emociones, tal vez un par de anécdotas como está que contaré. Fabian representa uno de esos personajes que suelen estar en la vida de todos, aquel tío, familiar o cualquier parentesco que uno le toma un cariño adicional por las circunstancias y porque a pulso, con camaradería y complicidad se fue haciendo parte de lo nuestro. Transcurrió así, en una caminata hacia a Machacal, donde en la misma vereda me decía que tomara algunas piedras, pachas, afiladas y pequeña, unas tienen forma como concha —me decía—. Las miraba con paciencia de artesano, las elegia como quien elije los anillos de boda, una total devoción. Solo aquellos que aman ciertas actividades pueden saber lo que digo…

Cuando ya las tenia y yo también tenía las mías y llegamos aquel lugar, me dijo:

—Ponete, así, firme. Dentro del agua arqueando tu espalda como si agitaras un palo de hockey, pero solo con una mano y con esa fuerza, con mano inclinada lanzas la piedra en el rio, así… aquella piedra rebotó por el agua del rio dando tumbos, como si jugara con la gravedad, tenía una habilidad impresionante para hacer de esa tirada un espectáculo visual. Un milagro de la naturaleza, de la infancia y de las personas que dejan algo para siempre en la vida de uno, porque te dan novedad. Las primeras veces pueda ser que no sean las mejores, pero te abren el peldaño de la admiración, y muchas veces de esas primeras impresiones ya no se vuelve… se parece tanto al amor, aunque luego conozcamos otras manifestaciones de belleza, quizá más sublimes y con otras connotaciones, pero la primera vez es para siempre, el momento también y las personas que lo propician se quedan en lo de uno. Yo mire la piedra rebotar por el rio, un tumbo tras otro, y otro hasta desaparecerse en el rio, como también pasan los años, ahora que lo recuerdo, siempre las buenas vivencias pareciera que fueron ayer, pero en tiempo, se mide por años.

Intenté hacerlo, no tuve el éxito requerido, ¿qué importaba? Yo lo había visto de las manos de Fabian y de otro primo que lo podía hacer con pericia. Me deslumbró, y esa capacidad de maravillarse a temprana edad es imborrable. Cada uno tendrá momentos, escenas, lugares, lluvias, piedras, rótulos, comidas compartidas con personas eternas, esas alegrías de visitar el pueblo de la infancia, el mar con el sol caliente en los talones, la alegría de volver y quizá ahora la nostalgia de recordar. Contarlo es visitar esa pequeña parte de nuestro recuerdo que está con uno, no dejando morir al niño que fuimos.

Epostracismo, se preguntarán… Se jugaba en Grecia, a pesar de que no hay muchos diccionarios que lo avalen, pero sí está en el diccionario de Maria Moller, que consiste en hacer botar sobre la superficie del agua una concha o piedra plana. Epostracismo se dice, puede significar «conchas que botan».  De tumbo en tumbo, así, se nos van los años.

 

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.