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Voto en el exterior debe ser real, no engaño, ni fraude

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Con cohetes, el oficialismo celebró en el jardín del palacio legislativo haber aprobado una ley de 12 artículos, para supuestamente asegurar el derecho de los salvadoreños en el exterior, a votar y postularse.

Un artículo adicional deroga la ley vigente y otro la entrada en vigencia. 14 artículos que solo generan dudas e inseguridades, lejos de asegurar los derechos que dicen proteger.

Ese decreto  establece que se puede ejercer el sufragio identificándose con DUI, Pasaporte  o con partida de nacimiento. El DUI puede tener dirección en el exterior o en cualquiera de los 262 municipios del país.

Que el voto emitido se asignará al municipio que, según los documentos de la persona que lo posee, dice que nació.

Cómo se ejercerá el sufragio no lo establece y en las declaraciones de los diputados oficialistas, afirman que irán a consultar a los salvadoreños cómo prefieren votar. Indica esto que ellos viajarán a Australia, Norte América, Europa y a todos los países para saber cómo quiere votar cada persona. Esto es sencillamente irresponsable, es una burla.

Pero lo más grave es saber que un salvadoreño lejos del país, o un extranjero con partida de nacimiento extendida en cualquier tiempo y en cualquier municipio, puede decir que quiere votar, esto si es sencillamente una autopista para cometer el más grande fraude.

También en esos 12 artículos se establece que se puede votar con pasaporte de otro país en el que se consigne que cualquiera de los padres era o es un salvadoreño.

Cuál será ahora la base del registro electoral me pregunto, un registro que se debe cerrar un año antes de la fecha fijada para las elecciones. EL TSE hará el registro electoral tomando como base los DUI de personas vivas y no privadas de derechos políticos, o hará el padrón con la base de todas las partidas de nacimiento emitidas por los 262 municipios, incluyendo las de personas fallecidas en el extranjero o desaparecidas sin que se haya reportado su defunción.

Aprendimos en el pasado que la democracia en materia electoral consiste en tener reglas claras y resultados inciertos. Reglas claras para que sean del conocimiento de todos sobre cómo será la competencia, quiénes son los electores y quiénes los aspirantes a un cargo de elección, pero en este caso, lo más incierto es saber quiénes serían los electores.

¿Cómo se asegura que el voto sea secreto, cómo asegurar que de verdad a cada persona corresponde un voto? Ya ni decir quién contará esos votos.

Ahora lo más complejo es que las personas integrantes de una planilla que compita para concejo municipal, no sabrá cuantos electores tiene su municipio ni dónde viven, en qué país residen y cómo llegar a ellos para presentarse como aspirante de su simpatía o confianza.

No cabe duda que lo que quería el oficialismo, ahora concentrado en una sola persona, era dar un anuncio aparentemente positivo a la comunidad de salvadoreños en el exterior, ya que antes vetó una ley que facilitaba ejercer el voto iniciando en las elecciones legislativas, municipales y de PARLACEN.

Lo más serio sería que trabajen una nueva ley y pronto, si quieren elecciones libres, cosa que algunos ponen en duda por el curso dictatorial que ya tomó la gestión gubernamental bukeliana.

Si no preguntémonos porque en el país hay que ir con DUI vigente, que así lo resolvió una sentencia de la Sala de lo Constitucional, identificar por la Junta receptora de votos que el portador de un DUI, su rostro corresponde a la fotografía de la persona que lo porta, ¿o van a reformar el código haciendo a  un lado estos requisitos y permitiendo, aquí también, que se pueda  votar con partida de nacimiento?

Un  hecho evidente es que el gobierno bukeliano va perdiendo apoyo entre la gente, pero buscan perpetuarse reeligiendo al presidente, si los votos aquí le dan la espalda, el fraude es un camino que lo allanarían con una ley sin seguridad jurídica, como lo requiere un proceso electoral democrático y transparente.

Las organizaciones de salvadoreños en el exterior deben exigir respeto y demandar que ese pasquín que se presenta como ley para votar desde el exterior, a partir de 2024, sea sustituido por otra en la que se les de garantía de que su voluntad cuente más que cualquier mecanismo fraudulento que quieran imponerles.

También el TSE está en la obligación de decir algo, algo propio, que tenga valor para un proceso transparente en el que cuente el derecho de nuestros hermanos y hermanas en el exterior, pero también se respeten las normas elementales de un proceso electoral limpio.

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