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Viejos de enero

Nelson López*
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A unque a todos los viejos nos deberían celebrar en agosto, por lástima o a saber por qué… y quien sabe a quién… se le ocurrió celebrar en este mes aciago y con más frentes fríos que cualquiera que se jacte de los segundos frentes en febrero, el mes del amor, bueno, y lo peor es que todo se nos aturra con solo 12 grados de temperatura que nos atraviesa hasta las colchas chapinas.

¿Y saben por qué nos pasa eso? Sencillo, porque la edad nos pasa factura hasta el nivel de las células que por cierto en nuestros músculos viejos es especialmente grave, como lo dice un estudio de Cell Metabolism, pues no se regeneran fácilmente y se debilitan conforme sus mitocondrias, que producen energía, se reducen y se hacen menos vigorosas.

Entonces es de que los viejos nos pongamos las pilas y los estudiosos nos sugieren que ciertos tipos de rutinas de ejercicios pueden revertir en parte lo que los años provocan en nuestras mitocondrias.

Claramente nos explican que el ejercicio es bueno para las personas, como todo el mundo lo sabe, pero los científicos tienen un entendimiento sorprendentemente escaso de su impacto a nivel celular y cómo este puede variar según la actividad y la edad de quien se ejercita.

Así que los investigadores de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, llevaron a cabo un experimento con 72 voluntarios, hombres y mujeres, sanos pero sedentarios, que tuvieran 30 años o menos o que fueran mayores de 64. Después de que se establecieron las mediciones basales de su condición aeróbica, sus niveles de azúcar en la sangre, así como la actividad genética y la salud mitocondrial de sus células musculares, los voluntarios fueron asignados al azar a un determinado régimen de ejercicio.

Algunos de ellos cargaban pesas vigorosamente varias veces a la semana y otros hacían un corto entrenamiento de intervalos tres veces a la semana en bicicletas fijas (pedaleo intenso durante cuatro minutos, descanso durante tres y luego repetir esa misma secuencia tres veces más). Unos más pedaleaban bicicletas fijas a un ritmo moderado durante 30 minutos unas cuantas veces a la semana y cargaban pesas ligeras otros días. Un cuarto grupo, el de control, no hacía ejercicio.

Después de 12 semanas se repitieron las pruebas de laboratorio. En general todos experimentaron mejoría en cuanto a la condición física y la capacidad de regular el azúcar en la sangre. Qué mas queremos viejos de enero, solo es de ejercitarse sacando hasta lo último de la vejentud.

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