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Un(o) testimonio del otro: 7 de septiembre (II)

Caralvá

Intimissimun

Llegaba a casa muy tarde, sería medianoche, un auto de policía patrullaba la calle, no podía tirar todo porque sería evidente que me verían, así que desvié mi camino y subí a la azotea de un multifamiliar de una colonia denominada Monserrat, con mucha suerte para mí el tendedero estaba abierto, pero mi actitud no pasó desapercibida, por los policías.

Ellos detuvieron el auto –que era un VW modificado- con su radio encendido, pidieron refuerzos para la zona, pero no sabían exactamente en cuál de todos los edificios me encontraba, era una serie de edificios conectados… subí a toda prisa aquellos escalones, nada es más temible que estar detrás de una puerta,  con la imaginación a toda velocidad, ahí estás escuchando los pasos de los policías acercarse, nada es tan sonoro como la radio policial abierta que repite mensajes de control de zona, junto al reflejo de las luces: rojas, azules, blancas, mientras detrás de la puerta escuchas la sonoridad de los insectos, tú sientes que son aparatos de mil decibeles que llegan hasta 20 calles aledañas, sientes que el corazón es un motor encendido, audible a unos 10 metros, la respiración se profundiza, surgen antenas distales que perciben hasta las vibraciones en diferentes tonos de colores grises, azules, negros, sombras; el sudor es helado y espontáneo… “casi te cagas de miedo”. Mientras el tiempo es eterno, todo se paraliza en un segundo, luego un minuto es una hora, ahí estas transpirando temor, mientras la imaginación se desborda en vértigos ascendentes y descendentes…

Los policías se confunden con sus órdenes, revisan allá y luego se pierden en la distancia.

De pronto el silencio aterrador, el viento silba suave, no sabes si detrás de la puerta te esperan.

La propaganda sigue pegada a tu cuerpo, el sudor ya es parte de tu piel… sudas profusamente.

Quieto y en silencio esperas, la respiración te ayuda al máximo.

La decisión de salir de tu mínimo refugio es una decisión extrema.

Te preguntas: ¿Si todo es una trampa? ¿Si solo realizan un engaño de abandono?. Mientras el silencio cumple una función casi insoportable, no sabes cuánto tiempo ha pasado.

Por fin abres la puerta, nada, silencio, la suerte te ha sonreído en esta ocasión, una puerta abierta es más feliz que la libertad para llegar a un sitio seguro. Ya sabías que algunos compañeros y compañeras habían desaparecido, dentro de ese sistema represivo.

Los años pasan con una velocidad fulminante, aquellos iniciales amateurs, ya éramos otros… La verdad que en la vida todo es novedad cuando se elige un destino rebelde, cambiar al mundo era la meta, no sabíamos que significaba eso en profundidad, solo algo muy parecido a una nación en paz, con mucho respeto a la vida, nada parecido a la vivencia social de aquellos años.

Así pasó una década, parecía que nunca envejeceríamos, para llegar a los treinta años aún nos faltaban riesgos alucinantes, tenía la certeza que moriría pronto.

En un abrir y cerrar de ojos, vimos el futuro que nos esperaba, pero no comprendimos la totalidad a principios de los años ochentas.

El asesinato de Monseñor Romero fue una luz que iluminó nuestra oscuridad, comprendimos que nosotros no éramos nada, que la vida era desechable en la pequeña nación, solo poseíamos la condición más diminuta que una persona puede imaginarse; en el pretérito una calidad de: estudiante, profesional, cura o ciudadano honrado,  homologada un escudo de honor, aquellos hechos sin embargo parecían anunciar el imperio de la violencia sobre todo, la violencia sería el signo de Caín en la frente de los opresores.  amazon.com/author/csarcaralv

continuará

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