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Una buena noticia para la salud

A partir del lunes, el Ministerio de Salud ha autorizado a hospitales y laboratorios privados realizar también pruebas del COVID-19, y por lo tanto el tratamiento respectivo.

Sin lugar a dudas, esa autorización no solo ha sido aplaudida por el sector privado dedicado a la salud, además de, a un buen sector de la población que tiene capacidad de acudir a un laboratorio y médico privado, bien para ser atendido por algún síntoma relacionado con el nuevo coronavirus o, simplemente para descartar dicha enfermedad.

Hasta, hoy, no entendemos del porqué se prohibió que un paciente acudiera a un privado, una vez, se supo en qué consistía el virus y cómo detectarlo.

Pero, esto a lo mejor son cosas que tendrán importancia discernirlas más adelante, por hoy, solo es de aprovechar la autorización para poner manos a la obra.

La autorización para que los privados de forma oficial entre a combatir la enfermedad es oportuna, no solo por los conocimientos que se tiene sobre la enfermedad, o sobre el virus, solo porque El Salvador se encuentra en la etapa de contagio masivo, y que los hospitales, como ya lo han dicho las autoridades de salud no dará abasto, si las cifras diarias de contagiados no bajan de los tres dígitos.

La mayor cantidad de contagiados, sin lugar a dudas, serán tratados en el sector público, pero en este no deben tratarse los casos del COVID-19, como ha sido desde que se decretó la pandemia y luego la emergencia nacional.

El sindicato de médicos del Hospital Rosales hizo un llamado el lunes al presidente de la República que, ya que se tiene el Hospital El Salvador (CIFCO en su primera fase) para atender los pacientes de coronavirus, era menester que en el Rosales comiencen a tratarse a los salvadoreños de otras enfermedades, de otras urgencias.

Hoy que los privados van a comenzar a tratar del COVID-19, va a permitir también que los hospitales públicas baje ligeramente la demanda de pacientes, sobre todo, de aquellos con algunos recursos económicos, que seguramente, han ocupado una cama hospitalaria en más de algún hospital.

Será necesario también, que las autoridades de salud pongan atención a los precios que los laboratorios privados pondrán  para la realización de las pruebas. Es necesario que el valor por la realización de esta prueba no sea más de allá de un valor en el marco de una pandemia, es decir, que no sea aprovechada para los laboratorios y los hospitales privados se enriquezcan.

Esto implica, por un lado, que el Ministerio de Salud, a través de la Dirección de Medicamentos imponga los rangos de los precios como ya se hace con los medicamentos, pues si se deja que a la voluntad de los privados, es decir, de la oferta y la demanda, curarse en privado será solo para quienes tiene alto poder económico,

Es menester también, que el Ministerio de Salud contribuya a la obtención de los insumos para la prueba, para que los privados tampoco los obtengan a precios altos, y por tanto, este facto no incida en el precio o el costo de los exámenes.

Ojalá, y de esta experiencia, haya una verdadera conexión entre el gremio médico que represente al sector privado con el Ministerio de Salud para seguir mejorando los protocolos y, definir políticas de atención en el marco de la pandemia, en la que estén conformes todos.

Esperemos también, que a partir de hoy, se ponga en la práctica ese llamado a la unidad para enfrentar la pandemia.

Y es que, si bien el ente rector para atender la salud de los salvadoreños, y de quienes residen en El Salvador es el Ministerio de Salud, ignorar los consejos o directrices de los privados no es la mejor decisión.

Esperemos, pues, por el bien de la salud de los salvadoreños, que la autorización de los privados en la realización de los exámenes y la atención de los pacientes, no sirva para aprovecharse de un negocio rentable, sino, de contribuir con el Gobierno a combatir la pandemia.

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