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Sobrevivientes conmemoran el 34 aniversario de Masacre Cuyas Cumbres

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

Sobrevivientes de la masacre Cuyas Cumbres, junto a personal de Asociación Pro Búsqueda, realizaron un acto ecuménico para honrar la memoria de las víctimas que hace 34 años perdieron su vida a manos del batallón Atlacatl y otros guarniciones militares.

El hecho ocurrió el 13 y 14 de noviembre, entre las comunidades Guancora, hoy comunidad Ellacuría, y San Isidro Labrador, Chalatenango, que según los testimonios de los sobrevivientes son momentos que están frescos en sus memorias, por lo que piden justicia.

“Estaba allí sentada cuando iba la niña Emilia, de don Antonio Ortiz, que es la mamá de Beto, que vive ahora en Guarjila (Chalatenango), y ella ya iba con un niño herido cuando nosotros estábamos metidos allí (escondidos en la quebrada en el cerro Cuyas Cumbres) y dijo -Vámonos muchá, quizás nos dijo eso, porque estábamos todos paralizados allí en esta quebrada y no hallábamos que hacer”, dijo, Morena Palma, sobreviviente de la masacre Cuyas Cumbres.

“Mi papá dijo que no, que los iba a esperar allí, y sacó su cédula, nos dijo, les voy a decir que cargo mis documentos. Tenía toda la esperanza en Dios. La niña Emilia nos ánimo: ¡sálganse muchá, sálgase que mi hijo ya está herido (en referencia a Efraín Ortiz), y que aún no está en el listado que tenemos aquí. Lo cargaron para curarlo, pero no pudieron hacer nada, se murió el niño, pero nosotros salvamos la vida por la niña Emilia que nos sacó de allí”, recordó.

Así también, está fresca en su memoria como haciendo ya un grupo, salieron hacia otra quebrada hasta el anochecer mientras escuchaban disparos por la zona, luego de 3 días de estar bajo la cobertura que les daban unas matas de zacate alto en la zona, guardando mucho temor.

“Estábamos allí y la avispita (avión de la Fuerza Área), andaba bien bajito, ya esperábamos que bajaba para jalarlos, y creo que en todo momento nos acompañó Dios que nos salvó, hasta después pudieron salir a la calle de El Mojón, aún con vida”, reseñó Palma.

La masacre Cuyas Cumbres está vinculada con la Guinda de Mayo (1982), operativos que se llevaron a cabo por órdenes del Estado salvadoreño, durante el conflicto armado de la década de los años ochenta y que culminó con la firma de los Acuerdos de Paz, firmados en la ciudad de Chapultepec, México, el 22 de enero de 1992.

Ana Julia Escalante, directora de Asociación Pro Búsqueda, manifestó, que la importancia de estas conmemoraciones era el compromiso de las víctimas sobrevivientes de honrar y dignificar la vida de sus seres queridos, que al final se constituye en un elemento de reparación moral.

“Hemos visto como las mismas familias, la misma población, ha reparado en la necesidad de restaurarse así mismos, por la falta de respuestas del Estado”, afirmó.

“Ha habido intentos de reparación, pero se han ido agotando, tenemos una estructura de Ley de Reparación, que muchos colectivos hemos venido impulsando, es un marco legal que detalla aquellas condiciones para que las familias se sientan reparadas a partir de estos hechos de lesa humanidad, pero ha sido infructuoso”, agregó Escalante.

Para Genaro Guardado, heredar la “memoria histórica” a los jóvenes, a través de estos testimonios, es muy importante para que conozcan la situación que vivió mucha gente tratando de salvar sus vidas.

“Recuerdo que en este lugar había mucha más gente en ese momento, por eso agradecemos a las instituciones que nos ayudan a conmemorar estas fechas que para nosotros y las víctimas es algo satisfactorio y respeto”, indicó.

“Aquí, donde ven, esta crucita marcó donde estaban los restos de mi padre, ya los llevamos a Las Flores, este es un lugar bastante extenso porque hay un medio plan arriba, y es donde la familia de Evaristo y otras familias en una cueva se escondieron. Esto fue una reguera de (cadáveres) porque ese día 13 de noviembre esto fue lo duro ese día aquí”, reiteró Guardado.

El proceso de encontrar muertos a los desaparecidos del conflicto u operativos militares, añadió, la directora de Pro Búsqueda, siempre será un “impacto emocional porque su esperanza es que esté vivo, pero lógicamente hay muchas personas que no pudieron sobrevivir”. No obstante, el poder recuperar sus restos mortales también coadyuva a su proceso de luto.

“El hecho de poder recuperar los restos de su ser querido, es cerrar un ciclo de dolor, es darle una sepultura digna a sus seres queridos. Y emocionalmente es un elemento importante que las familias sepan a dónde están los restos de su ser querido, que puede ser un lugar que han construido y pueden dar un entierro digno. Porque forman parte de los rituales normales cuando un ser querido se va, es un proceso hacia la paz”, explicó Escalante.

Con la masacre de Cuyas Cumbres, Asociación Pro Búsqueda se encuentra terminando un documento realizado por su Equipo de Investigación y Eduardo García, que pronto será presentado. Que cuenta con testimonios, mapas georeferenciados de la zona para su ubicación real en el terreno.

“Creemos muy importante el proceso de reconstruir la historia, esa memoria histórica de los sobrevivientes y que cuenta con conocimientos tecnológicos de mapas y otros elementos que vendrán a validar los testimonio de los sobrevivientes y su dignificación humana”, puntualizó Escalante.

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