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Se les olvida que tenemos alas y sabemos volar

 

por Nathaly Campos

Yo, por vos quemo la cuidad entera.

Todas nacimos en un país medio muerto, lo dijo Roque. En un país que desaparecen y matan a las mujeres, en donde vale más la voz de nuestros agresores y abusadores que nuestras propias voces y que nuestras pieles agrietadas, pero se les olvida que tenemos alas y sabemos volar.

Decidimos cambiar la dirección del puño

porque nosotras no nos defendemos:

nosotras luchamos.

Somos Mujeres- Elvira Sastre

 

Ser mujer es un sinónimo de nada, a lo largo de la evolución humana el rol de la mujer ha sido el mismo, ser objetos y no seres humanos. Reducidas a ser objetos de intercambio, de mercancía para el mantenimiento de alianzas, de apellidos, de riquezas o el más simple para el mantenimiento de la especie humana, una reducción de nuestro ser y de nuestra identidad. Sin embargo, sabiendo que un largo camino nos resta le debemos mucho a nuestras antecesoras, esas que con sus vidas lograron que hoy yo este escribiendo este articulo bajo mi piel, mi nombre, mi Yo.

Nosotras somos capaces de ejercer poder, según Michel Foucault -todo tenemos el poder en el cuerpo- el problema es que el miedo aún atraviesa el cuerpo de muchas y se sigue reproduciendo las costumbres que desde hace mucho tiempo dejaron de servirnos, por ellas hemos decidido cambiar la dirección de nuestro puño, hacernos oír, valer y gritar el nombre todas aquella que aún no ha podido o que ya no pueden porque les arrancaron las alas y no emprendieron el vuelo.

La cantidad de desaparecido es preocupante y el Estado calla ante este problema, culpando a las víctimas, haciéndoles responsable del deber que les corresponde a ellos, porque es el Estado el garante de nuestra seguridad. La noche anterior mi hermano y yo sacamos a caminar a Mambo nuestro perro, por un momento me quedé atrás y me sentí desprotegida… vulnerable; así que corrí hasta alcanzarlos para sentirme un tanto protegida. No debería de ser así, deberíamos de poder caminar solas y seguras, pero ninguna de nosotras lo estamos en un país que invisibiliza y normaliza la violencia, queriéndola revestir con su discurso del país de las maravillas.

El tiempo sigue corriendo y nosotras podríamos juntar no una, ni dos anécdotas por cada mujer y niña sobre cómo hemos sido víctimas de acoso, abuso o agresión, pero en fin victimas de hombre y mujeres que aún no entienden nuestra lucha. Las nuevas generaciones de mujeres y hombres están tratando de hacer un cambio estructural, sabemos que el resultado no será inmediato que al menos un día saldrá el sol y seres escuchadas; serán entonces, las nuevas costumbres las que nos abracen, pero por hoy hacernos lo único que no queda es hacernos oír para que no se les olvide que tenemos alas y que sabemos volar.

 

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