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Poesía de Perla Rivera Núñez

Un día te hablé de la geometría del regazo

de la desnudez que lleva al mar

del vértigo de enviar un e-mail

cuando la certidumbre vacila

y el reloj yace sediento sobre la mesa.

 

Hoy te hablo del libro

que  huele a madrugada

de estos barrotes

con forma de kilómetros

de las fisuras de un orgasmo

convertido en dogma

de un compendio demoníaco

huyendo al peligro / que amo.

Mi madre me reveló desde pequeña

que el invierno es una brújula

que apunta hacia abajo.

Regreso a mis diez años

me extingo.

La lluvia duele como territorio de guerra

sus gotas forman evangelios en el suelo

los guardo en mi bolso como caricaturas.

El agua  no es escudo hoy

trajo raíces convertidas en vísceras.

Agonizo sobre tu mar salado

hoy no hay arcoíris.

Escuché mis pasos

en una ciudad ajena

el eco de Bach y Chopin

revelan rostros sin gestos.

Esta lluvia asfixia

las sonrisas fingen

se disparan hacia alguna parte.

El recuerdo es frágil

la lujuria un río que susurra

y vence.

Me hago fragmentos

me busco en un gemido

muy lejano.

Yo

De día : espejo, malady piel, fragancia, máscara.

De noche: Esqueleto, carne, sangre, precipicio, angustia, herida inconclusa,

grito  en el  silencio.

Muero de vos

la muerte es un viaje de luz eterna

caliente,

casi líquida

que quema mi piel ingenua

patria sobreviviente de lo cotidiano

y de tus promesas.

Soy dueña de un infierno 

que cabe en esta cama

aquí se incendia tu nombre

y no me basta

nace un poema

hierve el aire

Se hizo tarde ya

y  la certidumbre de la suma de mis días

no es ajena al mar que nos separa

súbito

vasto.

Esta noche quema tú extensión

tu imagen hecha hoguera

arde en mi vientre.

Espectro

Tenía que elegir entre ser sumisa

o abandonarte

alma de hojalata sobre un rotulo de For sale.

Testigo de mi propia ejecución

era un triste presagio, un naufragio

hasta que borré el alma

el día en que los silencios

movían las azucenas en las macetas.

Mi dignidad resucitó

sobre un dolor de piedra.

Te nombro y pienso en nada

cuelgo el miedo pegado a mi piel

lo extiendo como ropa sucia sobre alambre de púas

no me desangro

porque encontré la cicatriz precisa

y me reconstruyo.

 

Diario

6:30 pm  -Llego a casa y expulso mis tacones de 12 cm de altura. Siento la necesidad de ser algo preciso.

7:00  pm – Me desenredo, me desdoblo, me descosturo, me busco entre un manojo de carne y huesos.

8:35 pm- Huyo del vértigo de la conciencia y tomo el control del audio, Sam Smith, Everlast, Cat Stevens, Radiohead.

9:30 pm-Hago una autopsia de mi caricatura  y abrazo el centro del espanto.

10:30 pm-Adelanto los segundos, los días, los años. Quiero perpetuar la costumbre de buscarte en el epílogo del mundo.

12:00 -Dormir, despertar, insomnio,  dormir, despertar….defiendo tu luz de esta sombra.

Arrojo de mi boca la palabra furia 

La ventana se inhibe.

Las  dudas  nadan en tinta

de tonos magenta que parecen azul

y me precipito como espuma sobre  la mesa

colapso hasta volverme tarde, noche, grito, homicida, piedra.

Uno aprende a ser roca.

Cita

2:00 pm,  un café

botas altas y una blusa especial.

Transpiro miedo.

No advierto que la palabra amor

va firmada en el lateral del auto que me conduce.

Nos miramos

encendemos linternas de palabras

es violenta la ternura.

Te abrazo, me abrazas, nos abrazamos

cruza por mi mente la expresión prodigio

la luz ronda en el fondo gris de mi corazón

mis manos diseñan a las tuyas

otra dimensión de silencios

 

El mapa planea un ardid

vos seguís susurrando te amo

y nos comemos el sol

a pedazos.

Todo esto que sé de ti

es un puente abandonado en el jardín azul.

No quisiera que lloviera

pero el aire acaricia la lluvia y cae.

La ciudad está triste

desnuda

acaba de nacer

está ciega.

La distancia aterra

de nuevo el aire destroza el cristal

empuja tu recuerdo

que viene de lejos,

y agita mis raíces

con tiernos susurros monosilábicos.

Los dos sabemos

que dentro de aquella eterna pregunta

todavía permanece un secreto.

La cédula que cargo en mi bolso es lo único que indica que existo.  Adquiero el matiz de los mitos y trazo sobre mi cuerpo un mapa, una ruta que desparrame colores desde mi vientre y lo llene de flores. Una curvatura que retuerza la luna en mi sangre. El tiempo se detuvo en algún sitio, un espacio donde podría no estar ausente. Mi rostro me abandona, son días en que el aire no existe, días en que ni las sábanas adquieren mi forma. Una intrusa desde el inconsciente fabrica pasadizos en mi cuerpo.

Las medusas

rasgan el reflejo del sol

con sus manos temblorosas

tejen una alfombra de luz sobre la arena

para mostrar a la luna

el camino de regreso

El mar triturador de rocas

nos abre los ojos con su lenguaje de agua

el mismo que esconde en su vientre peces y plantas

descubre el lunar de tu espalda

pequeño como un grano de arena

como un minúsculo universo salado

que convoca sirenas,

las de Molina, las de Homero o las de Kafka

las mismas que entierran estrellas marinas

en los poros

y graban caracoles cerca de tu oído

para que nunca te marches.

Libero al pájaro que me habita

redimo el estigma

la duda

la tristeza que se hospeda en una lágrima.

Minúscula ave que planea

sobre un paisaje enorme, turbio y triste

rasgada en pequeñas partes

oculta

harta de miedo

de silencio.

Solo quiero refugiarme en la ternura

de unos ojos que amanecen.

Soy piel, huesos y carne

con dos pequeños lunares en la espalda

labios suaves

delicados y estériles

un pequeño tic en el párpado

intenso cuando siente rabia

ahora frecuente y preciso.

Me he dado cuenta

que una voz me llama

desde el fondo de mi cuerpo

y una veleta gira

sobre esta casa

donde nadie pasa.

Sueños de origami

Se puede contrarrestar el smog

con un oleaje de risas

encontrar el mar en este edificio

deslizarse por el ascensor en una especie de surfing

observar el sacrificio del sol

cayendo desde los ventanales.

Dejarse arrastrar

Por la bulliciosa marea de los oficinistas

que van de salida.

Se puede naufragar

o  salvarse

todo depende de la calma o la tempestad

con la cual

me arrastre tu mirada.

Todo converge

las horas

el cielo

los motivos

la promesa del día anterior

la canción que suena en la radio

incluso el tráfico

Todo.

Menos tú.

Suicida

Te aíslas bajo cerraduras de silencios

te busco convertido en luz.

He muerto varias veces

he sido suicida

y  cada noche

un verso me recoge en el vacío

LA TRISTEZA DE MI PADRE

irrumpe.

Es líquida.

me sumerjo en ella

me ahogo.

LA MUCHEDUMBRE SE PRECIPITA

Son telegramas urgentes

autómatas compuestos de olvido

en otra parte un teléfono

en un rincón

junto a la ventana

espera

espera.

UNA LIBÉLULA

enluta sus alas.

La noche resiste un enigma

hilvana lágrimas

dos

se alejan.

‘’En mí vive un grito’’

Sylvia Plath

EN EL VÉRTICE

mi otra se desprende.

Sangro.

Fieras

nos devoran por dentro.

OCASO

Voces sujetan la brisa.

llueve sed.

Invades

fuerza de  vendaval

sacudes

dilatas

perturbas

angustia

te llaman.

EL INVIERNO SE SUICIDA EN MIS POROS.

La ansiedad viste de ti.

Somos queja que oscila

hacia el equilibrio del regazo

La armonía de tu cadera

nos une.

Parodiamos muerte.

BESO

La catedral

espera

que unos ojos

unos labios

cometan el sacrilegio de turno.

Mañana

Veo el teléfono

no está tu nombre.

Resisto.

El aire golpea la ventana

las aves juegan

entretienen al día.

Conspiran el diario y la tele

-Muere García Márquez-

-Crecen los pirómanos-

El presente contiene utopías

explotan como globos en el viento.

Hoy

un eco podría quebrarme.

Se suicida el tiempo

Mi pájaro de arena

muere en un espejismo.

Ha llegado el invierno

yo

cierro la puerta.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.