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Población en mayor vulnerabilidad son las víctimas del Estado: SPASS

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

El Salvador registra más de 71 mil personas detenidas en un año y seis meses de estado de excepción, medida que ha suprimido derechos como la libertad de asociación, expresión y movilidad, decretado por la Asamblea Legislativa, a petición del Ejecutivo, en una supuesta guerra contra pandillas, resume la presentación el libro ilustrado sobre víctimas del régimen.

“Historias al margen. Sobrevivir al régimen de excepción a El Salvador” se titula el libro testimonial, presentado a iniciativa de las organizaciones: SSPAS, SOMOS- CDC, Asociación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, CEM-H, y el apoyo de la Unión Europea y OIKOS.

Los tres testimonios compilados responden a los nombres de: La Gata, Dayana y El Barco. Son 79 páginas de contenido provocador para generar una reflexión ciudadana sobre lo que ocurre con los grupos poblacionales en situación de precariedad y marginación económica y social, que privadas de libertad se han convertido en víctimas de malos tratos, tratos crueles, inhumanos y degradantes que acontecen en el país.

Maya Olivares, técnica de investigación de derechos humanos del Servicio Social Pasionista (SPASS), señaló, que su organización tiene una larga trayectoria realizando investigaciones e informes sobre diversas temáticas, y específicamente de seguridad ciudadana, violencia en sus múltiples formas, políticas públicas y de seguridad.

No obstante, consideraron oportuno e importante desde el Programa de Derechos Humanos, realizar una investigación con una metodología más cualitativa, sobre el impacto del régimen de excepción en las poblaciones que han sido impactadas siendo inocentes.

“Recoger estos datos mucho más finos sobre las afectaciones, la violencia y el impacto que tiene en la vida de las personas, de las familias, de las comunidades y como esto se transforma en su cotidianidad. Así nació la idea y se puso rostro a estos datos duros que ha caracterizado siempre los datos más cuantitativos”, explicó Olivares.

La construcción de las historias de vida, agregó Olivares, no sólo vino a poner nombre, rostro y entender el impacto del régimen a grupos familiares y comunitarios, si no también desarrolló un espacio más amplio de la realidad que han vivido a lo largo de sus vidas las personas que compartieron sus testimonios.

Las tres historias establecen una constante como la marginación social y económica que las colocaron en mayor vulnerabilidad, y de estos testimonios, sostuvo Olivares, estaba claro que estos no fueron hechos aislados, porque a lo largo de sus vidas han enfrentado diversas afectaciones donde el Estado salvadoreño les falló infinidad de veces.

“Esto permite entender -que esto es un proceso- es una vida entera de violencia y diferentes victimarios y desde diferentes aristas, tanto de las comunidades, como al salir de ella y enfrentarse al desempleo, a la falta de educación y salud, entre otras cosas”, acotó.

“Justamente, la historia de ser tan minuciosa y al desmenuzar estas vidas, permitió un análisis mucho más amplio de afectaciones en sus vidas. Y también, poder darle un reconocimiento y reivindicación a todas esas personas víctimas de violaciones a derechos humanos, torturas, tratos crueles inhumanos y degradantes”, indicó Olivares.

Sobre esta nueva generación de víctimas, Olivares, consideró importante crear un “espacio de reflexión” a partir de la construcción de las historias de los afectados y generar cambios en la percepción ciudadana sobre políticas públicas abusivas.

“Si, justamente estas vidas que hemos construido- si bien- es el testimonio de una persona, pero podemos deducir que son grupos enteros los afectados, son comunidades completas y que justamente esas afectaciones son a largo plazo, porque no sólo es la detención o haber estado encarcelado, es todo el proceso continuo de enfrentar una sociedad que estigmatiza y el discurso o narrativas de odio que serán su cotidianidad”, agregó Olivares.

En cuanto a la implementación y permanencia del régimen de excepción y su impacto en poblaciones vulnerables, añadió que trasciende a la percepción de “seguridad” de la ciudadanía.

Y que esta situación ha generado “heridas profundas” en la vida de personas inocentes, referidas como “margen de error”, de decisiones estatales, pero mucho más importante era establecer que al recuperar la liberad las “heridas no se cierran”.

“Es bueno investigar lo que está ocurriendo con estado de excepción, porque es una forma de reconocer a las víctimas de la violencia de Estado”, indicó, Verónica Reyna,  directora del Servicio Social Pasionista (SSPAS), en la presentación del libro “Historias al margen. Sobrevivir al régimen de excepción a El Salvador”.

“El SPASS tiene más de 30 años de investigar en seguridad y prevención de la violencia y en todas las ocasiones y todos los gobiernos o administraciones, hemos luchado para que entiendan que el abordaje de la seguridad debe ser integral e intenten orientarlas en las causas de la violencia, atendiendo de manera prioritaria a las víctimas”, reseñó Reyna.

Asimismo, lamentó que gobiernos anteriores y el de turno continuén “ensayado de manera consistente políticas populistas”, que lejos de abordar los problemas estructurales de las causas de la violencia que afecta a las poblaciones excluidas y marginadas, optan por medidas que lindan en el abuso a los derechos humanos.

“El régimen de excepción que se renovó en su décimo octava ocasión, es para nosotros la muestra del abuso más evidente de un gobierno que no quiere atender las causas de la violencia, que no le interesan las víctimas y que no está dispuesto a ceder poder o intereses económicos y el mantenimiento del poder en el Estado”, manifestó Reyna.

“Las instituciones del Estado se han convertido en herramientas útiles para el ejercicio del poder abusivo por parte del Ejecutivo. En donde la Asamblea Legislativa y otras instituciones, han terminado siendo lugares de trámite para los intereses de la población en el poder y la permanencia en este”, añadió.

En cuanto a las historias presentadas a manera de resarcimiento y reivindicación de las víctimas del régimen, el SPASS también realizó un conversatorio y una muestra pictórica relacionada a los testimoniales de las víctimas.

“Más allá de las estadísticas, las organizaciones estamos haciendo un esfuerzo por documentar casos que suman más de 4, 500 a la fecha, esas historias es un esfuerzo del SPASS, para visibilizar la violencia y también de la violencia social a sus familias que ahora sufren por la detención de su familiar, el sufrimiento que vivieron por las pandillas, atormentados durante tres décadas por estos grupos que dominaron los territorios”, reiteró.

 

“Los gobiernos de nuevo dan respuestas populistas y de corto plazo sin atender las causas de la violencia y sin entender que la violencia es parte de la desigualdad social histórica. Estas historias muestran que la violencia es multidimensional que afecta a distintos actores y que las poblaciones excluidas y empobrecidas son los más afectadas”, puntualizó Reyna.

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