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Paquito tiene al toro por los cuernos

Nelson López*

Toda la gente sigue admirada de cómo Paquito está plácido y feliz, viagra disfrutando de sus mullidas king con doble colchón antizancudos y antialérgicas, después de que confesó que no fueron 10 ni 15 ni 20 millones sino que mucho más, talvez 80, 90 o 100 millones de dólares.

El reo confeso no solo se dio el lujo de encostalarse las millonadas de dólares sin ninguna clase de remilgos ni cargos de conciencia, sino que además, de irse a carcajear (cuando iba al baño) de todos los comisionados con sus interrogantes; de los damnificados del terremoto de 2001; del presidente chino que está condenado a cadena perpetua y de los que lo estábamos viendo por televisión.

Seguramente nadie entendió por qué le valía riata que le dijeran que era corrupto, que era ladrón, que era millonario, que era narcolavadólares, y lo más admirable era que, en la cara, se le notaba que nada de eso le afectaba en ese optimismo que le brotaba a través de la sonrisa burlona, cuando mencionaba a los destinatarios… destinatarios… destinatarios…

¡Ahí estaba la clave! ¡por eso le valía veinte! no hay duda que el muy pillo (así le dicen sus admiradores) sabía que tenía al toro por los cuernos y que nadie podía ponerse al brinco, porque entonces le metía la puya, y preparaba la otra, porque a dos puyas no hay toro bravo, y viendo que nadie le detenía, se fue de paseo por el Caribe, luego dicen que se fue a dar una su vuelta por Panamá, después lo vieron por París, y por último fue a ver unos amigos a Guatemala y se vino cuando ya estaba seguro que tenía al toro por los cuernos.

¡Nadie lo podía tocar! le prepararon todo el entramado para que llegara a los juzgados a pie, hasta dio sus vueltecitas por el centro histórico de San Salvador, y por último lo metieron a su mansión para que probara lo que era estar preso con un montón de policías cuidándolo, y de pronto, alguien se descuidó y ¡chaz! lo metieron a las bartolinas, . ¡uf! ¡eso fue de película! nadie daba crédito a lo que veían ¡al fin un ex presidente preso! ¡por ladrón!   

Y comienzan los afligidos, los untados, los destinatarios, a correr por todos lados, para que lo regresaran a su mansión, ¿y Paquito? por ahí… tranquilo… con todos los documentos firmados, para sacarlos a la luz si fallaban esos… los sinvergüenzas que solo le agarraron los costalitos, firmaron y ahora se querían hacer los del ojo pacho,  pero ¡neles! debían hacer hasta lo imposible, sino se iban al bote con él.

¿Y ahora qué hacemos? bueno, que el doctor untado diga por los cuatro vientos (que también están untados) que las várices están jodiendo a Paquito, que se le pueden estallar, que lo deberíamos meter al hospital donde van todas las mujeres, y que después lo tenemos que llevar a la mansión para que haga ejercicio y se le desinflamen la venas.

Y así todo volvió a más de lo mismo, Paquito tiene al toro por los cuernos, los encargados de la justicia también se esmeran porque lo quieren ver libre, por eso de los costalitos, quién quita y se dé algo, además van a luchar porque vayan a la cárcel los querellantes, por estar diciendo que se le juzgue a Paquito por narcolavador y porque ocupan el ROS gringo, un documento secreto. ¿Bueno… y Paquito? allí está con el toro por los cuernos.

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