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El delantero argentino Lionel Messi, quien juega en el Barcelona, fue el ganador del Balón de Oro FIFA 2015, cinco veces ha recibido este reconocimiento futbolístico. Foto Diario Co Latino/AFP/ FABRICE COFFRINI

“Manita” de Oro

Zúrich/dpa

La dimensión de Lionel Messi como futbolista superó hace tiempo el duelo personal con Cristiano Ronaldo para adentrarse en un terreno más elevado: el de encontrar el lugar que le reservará la historia del fútbol.

Los gustos son un asunto privado y siempre habrá partidarios de uno u otro jugador, online pero los datos definen a Messi como uno de esos futbolistas que, sildenafil como Alfredo Di Stéfano o Johan Cruyff, recipe tuvieron una influencia crucial en la historia de sus clubes y del futbol europeo y mundial.

A sus 28 años, el “10” argentino recibió el quinto Balón de Oro de su carrera y volvió a poner tierra de por medio respecto a Cristiano, que tiene tres, al igual que Cruyff, Michel Platini o Marco van Basten.

Lo hizo después de un 2015 en el que sumó cinco de los seis títulos posibles, entre ellos Liga, Copa y Liga de Campeones europea. Con el Mundial de Clubes de diciembre, Messi acumula 26 títulos con el Barcelona desde que debutó en 2004, entre ellos cuatro Champions, siete Ligas y tres Mundiales de Clubes.

En el mismo período, Cristiano, de 30 años, ganó la nada desdeñable cifra de 17 trofeos entre el Manchester United y el Real Madrid. Con los ingleses logró tres Premier Leagues, una Champions y un Mundial de Clubes. Con el Real Madrid, adonde llegó en 2009 en busca de la gloria definitiva, su producción fue menos prolífica: una Liga, una Champions y un Mundial de Clubes.

En sus siete temporadas en España, el portugués se convirtió en el máximo goleador de la historia del club -superó este año los 323 de Raúl González-, pero su influencia en el juego y su marca en la historia están lejos de la que imprimió Messi, que lleva anotados 430 goles en 503 partidos oficiales con el Barcelona.

“Cristiano es un goleador. Nunca será el jugador que pueda crear equipo”, advirtió Cruyff. “En cambio, Messi es mucho más jugador de equipo: da los pases y da muchas asistencias.

Aunque haya marcado muchos goles, para mí hay mucha diferencia entre ser un gran jugador y ser un goleador”.

El Barcelona es el equipo que ha marcado la última década en el fútbol mundial, en la que la filosofía de juego que inoculó el ex futbolista y ex técnico holandés en el club azulgrana vivió su apogeo.

Frank Rijkaard abrió el camino de la mano de Ronaldinho, Josep Guardiola creo las condiciones naturales en las que desarrollar el talento de toda una generación, Tito Vilanova continuó el trabajo hasta su muerte y, tras el breve interregno de Gerardo Martino, Luis Enrique introdujo variantes que reactivaron al equipo.

Desde 2006, el Barcelona ganó cuatro Ligas de Campeones. Hasta aquel momento, sólo había levantado la Copa de Europa de 1992. Pasaron técnicos, pasaron jugadores, pasaron incluso presidentes, pero el hilo conductor por el que discurrió la corriente del éxito azulgrana nunca se cortó: Messi.

“En realidad, Messi compite desde hace un tiempo en otro nivel, en la búsqueda de colocarse esa corona que ostentan los cuatro más grandes de la historia: Alfredo Di Stéfano, Pelé, Johan Cruyff y Diego Maradona”, escribió en su columna para dpa César Luis Menotti, técnico campeón del mundo con Argentina en 1978.

Maradona fue un verso suelto, un hombre de talento descomunal que brilló en el Mundial de 1986 y enamoró con su pierna izquierda y su carisma a la ciudad de Nápoles y a toda Argentina, pero tuvo una carrera irregular.

La historia de Messi entronca más con la de los otros tres, futbolistas que marcaron su época y cambiaron para siempre a su equipo.

Jugador total, Di Stéfano fue el hombre sobre el que el Real Madrid construyó la leyenda que le llevó a ser considerado el mejor club del siglo XX. Estuvo a punto de fichar por el Barcelona, pero finalmente eligió la capital española y llevó al club blanco a ganar cinco Copas de Europa seguidas entre 1956 y 1960.

Alrededor de Cruyff, el Ajax de Ámsterdam y la selección holandesa elaboraron una nueva teoría del juego, el fútbol total. Aquel estilo vistoso y solidario llevó al club holandés a encadenar tres títulos europeos entre 1971 y 1973. Un año después, Holanda perdió la final del Mundial, pero nadie recuerda el fútbol del ganador.

Con Pelé, el Santos, en cuyo vestuario la taquilla del “10” se venera aún hoy en día como un altar, brilló en los primeros años 60 con dos Copas Libertadores y dos Intercontinentales. Pero “O Rei” definió sobre todo el “jogo bonito” de la selección brasileña, con la que fue tres veces campeón mundial.

Ese es el único gran título que le falta a Messi, que perdió la final de 2014. El Mundial de Rusia le llegará con 31 años, pero nada parece indicar que sea demasiado tarde.

“Lo de Messi durará hasta que él quiera”, dijo recientemente su actual entrenador.

“El hecho de superarse día a día va unido a la personalidad que tiene un número uno mundial y un jugador único e irrepetible”, completó Luis Enrique.

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