LULA

Luis Arnoldo Colato Hernández

El pasado 7 del corriente se ha entregado a la fuerza policial enviada a por él, y frente a las oficinas que ocupa el sindicato de la metalurgia en Brasil que fundó 5 décadas atrás para organizar a los operarios de dicha industria cuando la dictadura militar imponía, al igual que en el resto de AL, por terror su agenda, el expresidente Lula Da Silva.

En aquellos días nació el sueño de la democracia brasilera que él mismo cuajó al ser el primer presidente elegido por sufragio directo del soberano, implementando un programa económico sostenido durante sus 2 mandatos, basado en la asistencia del Estado y que sacó de la pobreza a ¡36 millones de brasileños! de acuerdo a los informes publicados por el BID y el BM, además de conducir al modernismo al Brasil, ubicándolo como referente latinoamericano en el escenario internacional.

Ello ha elevado su categoría a la de uno de los políticos latinoamericanos más respaldados -y estimados- por su pueblo, con un 80% que declara su apoyo de ser candidato a un 3er mandato en nuevas elecciones.

Sin embargo, la detención de Lula es interesante no por basarse en acusaciones de corrupción comprobadas judicialmente, sino por que las tales no han sido confirmadas y menos aún admitidas procesalmente, siendo solo veraces en los medios amarillistas que conducen un juicio paralelo sobre el mismo, lo que no sorprende pues se trata de alguien incómodo a los poderes político y económico.

Hay que subrayar que el caso que nos ocupa es completamente amañado, y para ilustrarlo, señalamos que su petición de habeas corpus fue denegada, a pesar de la nula posibilidad de evasión o de la carencia de pruebas en su contra, y a pesar del rechazo que 1 de los magistrados presentes hizo a la medida de captura y prisión, pues no existe más en su contra que la acusación misma y la tal medida es insustentable jurídicamente por ser un “lawfare”, juicio político.

Entonces, su detención se origina en las implicaciones al poder económico, sus compromisos sociales y progresistas, y por supuesto, la democracia real y participativa, y no de cajón y sin incidencia para la ciudadanía, pues los poderes económicos latinoamericanos son ultransistas y retrógrados, y por tanto, arropados en sus intereses, de ahí que sea el poder judicial su actual ejecutor, violentando la norma cuando ello es necesario, que es el caso presente.

Por ello el procedimiento se realizó con desfachatez, incluso, escuchándose amenazas de parte del ministro de Defensa y evidenciando lo primitivo del mismo, sin concluirlo, existiendo aún opciones para la defensa de Lula, las aspiraciones del soberano y, por supuesto, Latinoamérica.

El caso no es paradigmático, sino la constante, por el afán de acallar y anular todo cuestionamiento al conservadurismo latinoamericano, es decir, anular todo esfuerzo que busque el progreso a través de la equidad y la igualdad en estos pueblos ajenos a la prosperidad de la que gozan solo quienes pertenecen a las élites o les son afines.

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