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Los pesos y contrapesos

Salvador Ventura

Es irresponsable el director de El Diario de Hoy al sostener que “el mayor afán de la extrema izquierda es tapar fechorías”, si esto ocurriera miles de militantes e, inclusive, dirigentes hace tiempo se hubieran retirado de este partido forjado en mil batallas y con una trayectoria de lucha política ejemplar.

El señor director reacciona molesto porque la dirigencia del FMLN discrepó del fallo emitido por cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional, quienes destituyeron de sus cargos a los titulares de la Corte de Cuentas de la República, en un hecho calificado de “ilegal” y hasta inconstitucional por el atropello a las leyes.

En este país, al menos a partir de los dos gobiernos del FMLN, se vive una verdadera democracia, con pleno goce de las libertades de expresión del pensamiento, de tránsito, de prensa y con todos los derechos concedidos a los habitantes por la Constitución de la República.

El director de El Diario de Hoy califica como bueno todo lo hecho o surgido de las entrañas de las cúpulas empresariales y de los dirigentes de Arena, quienes constantemente cuestionan al gobierno del FMLN por impulsar programas sociales y subsidios a favor de las familias  más vulnerables.

El caballero habla de pesos y contrapesos “institucionales, que permiten a unas instituciones estatales contrarrestar lo que otras hacen excediendo sus facultades”; es decir, la Asamblea Legislativa goza con el respaldo constitucional para exigir explicaciones a la Corte Suprema de Justicia sobre determinados fallos, resoluciones y sentencias.

Sin embargo, esta misma lógica no se aplica a los partidos políticos, asociaciones, sindicatos y otras instituciones del Estado, pues deben cumplir con las sentencias de la Sala de lo Constitucional sin derecho a razonar, recusar o protestar, es decir el goce de los derechos y la libertad de expresión para unos y la negación para los otros.

El editorialista no tiene empacho alguno en afirmar que en la “Asamblea Legislativa, todo puede pasar, pero que con frecuencia se cae en lo grotesco…”; nadie en este país es infalible, todos los seres humanos estamos expuestos a cometer errores, pero también a enmendarlos.

El razonamiento del director de El Diario de Hoy es muy corto, prejuiciado o siguiendo determinados lineamientos, porque todo lo hecho por los magistrados de la Sala de lo Constitucional, la ANEP, FUSADES y los dirigentes de Arena, es bueno y debe aplaudirse, pero no concede iguales derechos a otros Órganos del Estado, instituciones y asociaciones.

Al director de este medio de propaganda, al igual que a dirigentes de las cúpulas empresariales y por supuesto a ese minoritario grupo económico conocido como oligarquía, no les gusta la actuación, ni la posición política e ideológica del gobierno, pues claramente es opuesta a sus particulares intereses.

En una democracia representativa como la salvadoreña, la Constitución garantiza el derecho de las personas y partidos políticos a optar por una determinada corriente política e ideológica, a expresar sus pensamientos y exigir al Estado la prestación de servicios esenciales como la educación, la salud, el trabajo y la vivienda.

El director de El Diario de Hoy, por lo tanto, puede profesar la ideología fascista, ser liberal o conservador, pero debe ser veraz, ético y ecuánime en sus juicios, lo mismo respetar el derecho de otras personas e instituciones a escoger o pertenecer a determinada doctrina, posición política e ideológica.

La democracia es vivencia, es el gobierno de todos y para todos, es un espacio suficientemente amplio para la tolerancia y la discrepancia, donde todos los habitantes de un país pueden transitar y expresar libremente sus ideas sin la amenaza de ser reprimidos, asesinados o exiliados como se vivía hace algunos años en El Salvador.

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