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La rumorología puede ser peligrosa

Las cúpulas de los partidos GANA y Nuevas Ideas, o algunos miembros de estas, incitaron a sus barras más violentas para que irrumpieran en las instalaciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y protestar contra un supuesto “fraude electoral”.

Así, el grupo violento ingresó a las instalaciones del máximo tribunal electoral, con lo que puso en peligro no solo a los militantes de dichos partidos, sino también al personal del TSE.

Es cierto que los partidos políticos deben defender que los votos obtenidos no se los robe ningún otro partido contendiente, ni mucho menos que le anulen el sufragio que el ciudadano le otorgó el día de las elecciones. Solo en estos momentos podría activarse la alerta de un posible fraude, antes es una falacia, por lo que lo ocurrido el jueves fue una gran irresponsabilidad.

Hoy, Félix Ulloa, candidato a la vicepresidencia por GANA, se ha de estar arrepintiendo de haber promovido, junto a otros “antipartidos”, que los integrantes de las mesas electorales no fueran miembros de los partidos políticos.

Y es que el sistema electoral salvadoreño preveía esa desconfianza electoral, por eso le otorgó la potestad que fueran los militantes de cada partido político los que estuvieran en las mesas electorales para cuidar y defender el voto.

Lastimosamente esto fue anulado por una torpeza perversa de la anterior Sala de lo Constitucional, que obligó al ciudadano no militante a hacerse cargo de esa tarea, con lo que tampoco se eliminaron las sospechas de fraude, como ha quedado claro con la acción de GANA y Nuevas Ideas el jueves pasado.

Y es que alertar a la militancia de un supuesto fraude porque presumían que el máximo tribunal electoral había modificado los colores de la bandera de GANA es una irresponsabilidad que debe ser condenable, porque se puso en riesgo a los empleados del TSE y a los militantes violentos de los partidos participantes, pues una maniobra equivocada del personal de seguridad hubiese provocado un verdadero zafarrancho con consecuencias irresponsables.

Es difícil evitar la manipulación de las masas, por eso es que las dirigencias deben ser muy responsables, pues, si a estos se les ordena agredir al contrincante o irrumpir en instalaciones como ocurrió el jueves, estas lo harán sin medir las consecuencias. Por eso las dirigencias deben tener presente que la rumorología y la manipulación pueden ser peligrosas.

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