Pacífico Chávez
“Un robot no hará daño a un ser humano” esto dicta la primera Ley de Isaac Asimov, escritor de ciencia ficción estadounidense, también en la película Robocop de 1987, donde se revive a un policía muerto, éste ciborg creado, tenia una restricción programada de no hacer daño a la máxima autoridad de la compañía que lo había desarrollado. La propuesta es que la tecnología no debería causar daño a las personas.
En la historia algunos avances del conocimiento científico ha tenido descubrimientos importantes que han hecho mucho bien a la humanidad, pero también en algunos casos grandes males. Por ejemplo el conocimiento de la energía atómica tiene mucho de este enfrentamiento entre el buen o mal uso del desarrollo tecnológico.
Estamos entonces llamados a considerar hoy día los desafíos y oportunidades propuestos por el saber científico y tecnológico, en particular los del reciente desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
El concepto de inteligencia en la IA ha evolucionado en el tiempo. Un momento importante de este desarrollo se produjo en el año 1956, cuando el informático estadounidense John McCarthy organizó un congreso veraniego en la Universidad de Dartmouth para afrontar el problema de la «Inteligencia Artificial», definido como “hacer una máquina capaz de mostrar un comportamiento que se calificaría de inteligente si fuera un ser humano quien lo produjera”.
Debido a los rápidos avances con esta tecnología, 60 años después, muchos trabajos que antes se realizaban exclusivamente por personas se confían ahora a la IA. Estos sistemas pueden complementar o incluso sustituir las capacidades humanas en muchos ámbitos, sobre todo en tareas especializadas como el análisis de datos, el reconocimiento de imágenes y el diagnóstico médico. Algunos sostienen que la IA podría un día alcanzar el nivel de superinteligencia”,
Precisamente su creciente importancia e influencia en nuestras vidas hace necesario el desarrollo de una Inteligencia Artificial responsable, con ética.
Acá en el país se cuenta ya con una Ley de Fomento a Inteligencia Artificial y Tecnologías, aprobada en marzo del 2025, lastimosamente sin participación y discusión de sectores profesionales, académicos, mucho menos se consideró involucrar la visión de filósofos, sociólogos, antropólogos, para profundizar en lo referente a la ética, se espera que la ANIA (Agencia Nacional de Inteligencia Artificial) haga las consideraciones pertinentes en lo que corresponde al buen uso de esta tecnología.
La intención principal de una nueva tecnología es dar soluciones a problemas específicos de grupos de la sociedad, satisfacer necesidades apremiantes, sin olvidar el valor supremo de la dignidad de la persona humana, aquí yace la importancia de la responsabilidad moral en las aplicaciones con IA.
El Gobierno de El Salvador y la startup de inteligencia artificial fundada por Elon Musk, xAI, anunciaron el 11 de diciembre del 2025 un acuerdo para brindar tutorías personalizadas de Grok, la IA de la red social X, a todos los estudiantes de escuelas públicas del país.
En mi experiencia personal con las aplicaciones comerciales de IA disponibles para todo publico, entre ellas Grok, una de mis primeras conclusiones es que es muy importante tener claridad de lo que se busca, es fundamental tener criterios que permitan discernir la veracidad y lógica del contenido o información que proporcionan estas aplicaciones, las preguntas que se formulan son la clave, a malas preguntas malas respuestas, a preguntas bien fundamentadas, concretas, con conocimiento, mejores propuestas por parte de la IA consultada.
En la escuela tradicional pocas veces se enseña a preguntar, hasta en una conversación cotidiana las preguntas son muchas veces rutinarias, con respuestas superficiales: ¿Qué tal todo? – Bien – responde el otro. La conversación persona a persona ha perdido terreno, y en el ámbito de lo digital es igual pero aquí se añade la pérdida de lenguaje escrito, pues la comunicación es con stikers o abreviaciones como xd, x2, lit, pov, lol, ke.
Desde hace bastantes años, los libros de texto de los colegios han ido cercenando poco a poco el vocabulario. Los mensajes que nos llegan de los medios de comunicación también son más sintéticos, su lenguaje es más publicitario y menos reflexivo, para el caso de la radio, televisión o youtube inclusive es vulgar, lejos quedaron aquellos presentadores con un acervo cultural y lingüístico envidiable. Realmente preocupa la pobreza léxica porque ésto suele degenerar en pobreza cognitiva.
Mucha gente, sobre todo jóvenes, no tienen la fuerza de voluntad suficiente para realizar el esfuerzo que se precisa para adquirir conocimiento, por tanto el desafió de la escuela es ser capaz de proporcionarles el ambiente, la metodología y los útiles necesarios para que los alumnos puedan experimentar la satisfacción que produce adquirir conocimientos.
Es una situación importantísima por atender, porque no se trata solo de quién tiene acceso o no, sino de quién decidirá qué tipo de ser humano queremos ser. Estamos hablando de poder cambiar nuestra propia esencia psicológica. Se trata de un tema con profundísimas implicaciones éticas, porque la IA por esencia propia de la tecnología, para aprender, almacena toda interacción, es decir almacena: lo que decimos, como lo decimos, para que y porque, quiere decir que le estamos revelando, nuestro ser, nuestra forma de pensar ¿Quienes tienen acceso a esto? Responder esta pregunta es fundamental y vale un tema desarrollado aparte.
El panorama educativo actual no presta demasiada atención a la filosofía, al lenguaje, al pensamiento critico, pese a que como sociedad vamos a tener que enfrentarnos a algunas de las encrucijadas más relevantes que hemos tenido como especie con la IA.
La humanidad progresa inexorablemente, y es porque en la punta de lanza los científicos están descubriendo cosas nuevas; luego llegan los ingenieros, que fabrican instrumentos nuevos; y, de repente, la sociedad se sube a ese carro siendo capaz de hacer cosas que nunca se habían podido hacer antes.
Creo que será una oportunidad, lamentablemente para los pocos que estén preparados, estamos a las puertas de un nuevo renacimiento que nos permitirá entendernos mas y preguntarnos: ¿Qué es un ser humano?¿Hasta donde puede llegar? Y así poder examinar lo bueno que estamos logrando, para evitar lo malo, es una oportunidad real para mejorarnos. Tomemos en serio la IA y sigamos de manera atenta como se desarrolla en el país, por ejemplo, conocer cuál es el presupuesto en el 2026 para la ANIA.
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