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El pasado 31 de julio, en medio de la pandemia por COVID-19, la Gran Señora de los Izalcos fue sacada en procesión con motivo del 450 aniversario de fundación parroquial y 450 años de Patronazgo. La imagen salió de las ruinas del que fue su primer hogar, destruido en 1773 por el terremoto de Santa Marta. Foto Diario Co Latino/Rosa Elena Romualdo

Izalqueños festejan a la “Gran Señora vestida de sol” 

Rosmeri Alfaro
@DiarioCoLatino 

La imagen devocional de la Virgen de la Asunción cuenta con una alta veneración en la ciudad de Izalco, Sonsonate, donde es considerada un emblema de identidad y expresión histórica. Este año, ni la pandemia por la COVID-19 ha impedido que se desarrolle el quincenario en su honor.

El recibimiento del altar, rezos, misas y procesiones son solo algunas de las actividades desarrolladas por la parroquia Nuestra Señora de la Asunción del 1 al 15 de agosto y, aunque este año por la emergencia sanitaria los fieles no podrán asistir a las festividades, los asuncionistas confían en “que vendrán mejores tiempo para poder celebrar todos en comunidad y como se debe a la Gran Señora de Izalco”.

La centenaria Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, que este año cumplió su 450 aniversario de fundación, resguarda la imagen de “la Señora vestida de sol”, que según la liturgia de la iglesia occidental, “debe vestir saya (vestimenta precedente de la falda) roja y manto azul”; sin embargo, Izalco utiliza el amarillo oro para el vestido y el rojo real para la capa.

De acuerdo con el organizador de la festividad, Rodrigo Calvo, “para el mundo nahua el amarillo se atribuye al sol y el rojo a la aurora, que es el mismo sol que resurge en cada amanecer. Y María, en su advocación asuncionista es también sol y aurora”. “Además, estos dos colores representan dos puntos cardinales el rojo para el oriente y el amarillo para el occidente, puntos donde nace el sol y donde se oculta y que casualmente coinciden con la posición que tiene nuestra Virgen dentro de la Iglesia”, explicó.

La comunidad indígena atribuye un contenido simbólico a la tradición de vestir de amarillo y rojo la imagen de la Asunción. Se dice que su vestuario “se enfoca hacia el sufrimiento y martirio indígena durante la conquista y colonización”. Foto Diario Co Latino/Ana Candelaria Torres

Cabe destacar que la comunidad indígena atribuye un contenido más simbólico y emblemático a la tradición de vestir así la imagen de la Asunción. Se dice que su vestuario “se enfoca en el sufrimiento y martirio indígena durante la conquista y colonización; así como, la esperanza continua de la regeneración de la vida con el nacimiento de la luz del amanecer”. Según el historiador izalqueño, Carlos Leiva Cea, “el color rojo del manto de la Virgen es la sangre que derramaron nuestros indios durante las guerras de la conquista (…), la Virgen lleva sobre sus hombros los lamentos y sufrimientos de nuestros ancestros masacrados (…); por eso es que los indios ofrecían antes su sacrificio y penitencia a la Señora con la misa en la mañana y la procesión al mediodía en pleno sol del día para agradecer por todo lo que nos da. Y cuando la ven con su manto rojo, juntan las manos y se inclinan pues en sus hombros lleva la sangre de los que murieron en las batallas”.

Agregó que la Asunción de María se venera aproximadamente desde 1556; es decir, desde hace 464 años, “esto muchos siglos antes de que la Iglesia proclamara el dogma de la Asunción de María al cielo. Por ello el respeto que tiene la comunidad por “la Señora de los Izalcos” se ve reflejado en las diversas romerías y ritos que congregan a los ciudadanos desde hace décadas. El próximo 1 de noviembre, los izalqueños festejarán los 70 años de la declaratoria del dogma de fe la Asunción de la Santísima Virgen María al cielo. Calvo también destacó la iglesia “de portada muy labrada, suntuosa y soberbia” dedicada a nuestra Señora de la Asunción, la cual según datos históricos entró en funcionamiento a mediados de 1,570; es decir, hace 450 años. “La iglesia estuvo en funcionamiento por unos dos siglos, pero con el terremoto de Santa Marta, el 29 de julio de 1773, el templo se vino abajo, dejando en pie únicamente dos torres de la fachada”, en el lugar que ahora conocen como El Llanito. Al costado derecho del actual templo parroquial.

Sin embargo, “la Asunción no cuenta con un archivo que respalde toda esta información y tampoco se cuenta con bocetos o pinturas muestren la grandeza de este templo”, afirmó el académico.

El párroco de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, Mario de Jesús Alvarenga, y demás organizadores invitaron a los fieles a compartir virtualmente de todas las actividades y a esperar el paso de la “Reina, Patrona y Señora del pueblo” en su carroza, este 15 de agosto, y celebrar juntos sus 70 años procesionales.

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