Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
El asesinato de la senadora demócrata por Minnesota, Melissa Hortman y su esposo, como el atentado que contra el senador, también por Minnesota y demócrata, John Hoffman y su esposa, se suma a la detención arbitraria con exceso de fuerza por parte de la policía del senador demócrata por California, Alejandro Padilla, al intentar hacerle una pregunta a Kristi Noem, secretaria nacional de seguridad, en medio de una rueda de prensa, a pesar de haberse identificado con claridad y no representar ninguna amenaza a la funcionaria.
Sobre el atacante, Vance Boelter, se sabe que es dueño de una empresa de seguridad con nexos en oriente medio y África, que abandonó en el lugar del primer ataque, un manifiesto que intitula “No a los reyes”, donde señala a otros 70 probables objetivos, todos demócratas, que son además reconocidos por su oposición a las políticas reaccionarias y xenófobas de Donald Trump, lo que lo ubicaría como un seguidor fanático de este.
Un seguidor que abraza abiertamente y lleva a la concreción la narrativa del mal que teje Trump, que alega llega desde fuera de EU, invadiéndolo mediando la migración ilegal, a la que se habría de atajar por los medios necesarios.
Podemos además estimar que este personaje, Boelter, habría supuesto que a quienes debía suprimir es a los amigos internos de esa migración, a los políticos que en esa narrativa favorecen el arribo de los “hombres malos del sur”, colocando en contexto lo peligroso que es este mensaje de Trump, en el imaginario de la sociedad estadounidense, imbuida en la ética del destino manifiesto, ideologizada y apuntalada en los valores fanáticos del protestantismo duró, la cultura del armamentismo y su apego a la violencia como medio resolutorio, manifiesto en la cultura xenófoba para con “los otros”, ocultando además de la descomposición moral y político de esta, la intromisión de EU en asuntos internos de las naciones de donde escapa esa migración ilegal que arriba a territorio estadounidense, profundamente desiguales y pobres interesadamente.
Para beneficio de EU.
Y es que; el fenómeno MAGA, una suerte de congregación estructurada hacia el interior del partido republicano, manifiestamente y descarnadamente sectario, que Trump alimenta cada vez que abre la boca promoviendo hacia su interior no solo su preeminencia, también la violencia como recurso para establecer su dominio sobre las demás posiciones políticas partidarias, y en su relación para con el ecosistema político partidario estadounidense, ha dado paso a manifestaciones extremas rayanamente fanáticas, que, por ejemplo en Ohio, conforma curiosos fenómenos culturales, como el de los denominados “Rednecks”, campesinos blancos, xenófobos, atrasados y ultra religiosos, que son la base política más extremista de Trump, a la que apela visceralmente en el solo ánimo de establecerse políticamente.
Porque aquel, como este de aquí, al no poseer un proyecto político real, debe por ello apelar a lo peor de su entorno para conservar el poder, instrumentalizándolo para su solo beneficio particular y político.
Sin importar el costo humano.