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Imanes que sanan

Elder Gómez

Teodoro Peña es un campesino que ha viajado desde un Caserío de Ilobasco, en el departamento de Cabañas, en el norte de El Salvador, para someterse en la capital a un tratamiento alternativo a la medicina tradicional, por sufrir, desde hace más de dos años, un problema gastrointestinal, que no le lograron sanar en los hospitales del país.

“Hago sangre”, reveló el labriego a este medio, mientras la doctora, Migdalia Beatriz Escobar, colocaba imanes en partes clave de su cuerpo para descubrir el problema que aqueja al agricultor, de 45 años de edad, quien, en los hospitales, había sido sometido a resonancias magnéticas, “y no salía nada”.

Peña llegó a la clínica de biomagnetismo -como es conocida esa técnica-, situada en el municipio de Ilopango, en el oriente de San Salvador, por recomendación de su esposa, quien fue curada con los potentes imanes de un problema de la tiroides.

“Hace un mes me volvió (la expulsión de sangre en las heces), después de pasar un año tranquilo, por eso he venido otra vez (a la clínica)”, explicó Peña, quien antes de visitar el centro asistencial privado de biomagnetismo, no había experimentado cura a su mal.

El biomagnetismo aplicado al campesino por la doctora Escobar, graduada de Médico General en la Universidad de El Salvador, “me quitó el problema durante un año, pero hace un mes me reapareció”, dijo Peña, tras recordar que antes de llegar a la clínica, “había pasado rebotando de doctor en doctor y nunca me detectaron nada”.

¿QUÉ ES EL BIOMAGNETISMO?

La técnica del biomagnetismo apareció en México a finales de los 80, pero la galena salvadoreña se especializó en aquel país en 2007, en la Universidad de Chopingo, y lo hizo después de que los imanes que le colocó un tío, la curaran de un adormecimiento de la espalda, piernas y del insomnio.

El precursor de esa técnica de curación energética fue el doctor mexicano Isaac Gaíz Durán, quien, desde inicios de los 80, había comenzado a estudiar la relación entre el magnetismo y la energía del cuerpo humano, porque, a criterio de expertos en la materia, “está regido por electricidad y como tal, sujeto a desajustes”.

El biomagnetismo estudia los cambios de PH del cuerpo, cuyo desbalance causa “desajustes” en los órganos, membranas y glándulas, lo que se ve reflejado en pies desalineados, que vuelven a su sitio, a través de la energía de los potentes imanes.

Escobar ha explicado que el biomagnetismo que aplica, lo apoya también con la Medicina Alopática o convencional y Medicina Natural, una vez identificado el problema del paciente, para mejores resultados del tratamiento.

MI EXPERIENCIA

Fui sometido a la energía de los potentes imanes para que me detectaran un dolor en uno de mis tobillos.

“Veré si detecta qué me causa el dolor en el tobillo”, le reté a la doctora entre risas, porque “yo sé de donde viene”, agregué. Escobar es apoyada por su esposo, Gilmar.

Luego de colocarme los imanes en puntos clave el cuerpo, donde permanecieron casi una hora – tiempo en el cual da un gran sueño-, la galena comenzó a retirarme los metales y exclamó: usted tiene un problema en los riñones.

Y sí, efectivamente, el dolor en uno de mis tobillos es causado por un problema que cargo con esos órganos, además de que sacó otros tilichis ciertos de mi salud, que no revelaré…jajaja…

 

Pero Peña, sin tapujos, dijo que confía en recuperarse de su mal gastrointestinal que le hace expulsar sangre en sus heces, con el reinicio de su tratamiento con biomagnetismo.

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