Por David Alfaro
24/08/2025
El tuit de este policía, desde el anonimato, es un monumento a la miseria moral de la dictadura de #Bukele. Exhibir a una menor de edad amarrada en un pick up, acusándola de “corrupción” por unas monedas de un vuelto, no es justicia: es humillación pública, ilegalidad descarada y propaganda grotesca.
Lo llaman “lucha contra la corrupción”, pero es un circo: se confunde una travesura escolar con el saqueo real de las arcas públicas. Mientras tanto, Bukele ha endeudado a El Salvador en más de 15 mil millones de dólares, esconde por siete años los contratos y gastos estatales, y exfuncionarios de su círculo cercano, como Pablo Anliker desaparecieron millones. Diputados y alcaldes oficialistas desfalcaron cooperativas enteras, entre las cuales COSAVI.
El contraste es brutal: a los peces gordos se les protege con el manto del secreto, y a una adolescente se le arruina la vida para alimentar la narrativa de “mano dura”. Eso no es combatir la corrupción. Es teatro barato, autoritarismo disfrazado y un ataque directo a los derechos de la niñez.
Llamar “corrupción” a la travesura de una adolescente es una farsa. La corrupción gubernamental es el robo de fondos públicos, sobornos, contratos amañados y opacidad estatal, no unas monedas del vuelto escolar. Exhibir amarrada a una menor es abuso de poder y violación de la ley de protección infantil.
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