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FAO califica de ejemplares a Brasil, Argentina y Chile por sus logros contra el hambre y la desigualdad

Por Kelly Velásquez

Roma/AFP

La presidenta de Chile, pilule Michelle Bachelet, find y el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula Da Silva, sedujeron en la conferencia de la FAO en Roma con sus logros en la lucha contra el hambre, la pobreza y las desigualdades en sus países.

Los dos líderes sudamericanos, que la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) considera ejemplares, junto con la argentina Cristina Kirchner, por los resultados alcanzados para erradicar el hambre durante su gestión, ilustraron principios y medidas, pero también desafíos y dificultades.

«Para nosotros es claro que el hambre se puede erradicar sólo atacando las desigualdades y la pobreza, sobre todo aquella que se manifiesta tan nítidamente en el mundo rural», afirmó la mandataria chilena al inaugurar la 39ª conferencia, que se clausurará el 13 de junio.

Ante los representantes de 197 países, entre ellos el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, varios jefes de Estado y de Gobierno y unos 130 ministros, la presidenta chilena reconoció que se sentía «orgullosa» de que su país figure en la lista de países que respetaron las metas fijadas en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 y en la Cumbre del Milenio de 2000, cuando los gobiernos se propusieron reducir a la mitad el número y el porcentaje de personas que sufren hambre.

«La clave es dar más oportunidades a los pequeños productores respecto de aquellos que están más capitalizados, con mayor vinculación a los mercados internacionales, con tierra y agua en abundancia. Así reducimos la brecha y aumentamos las opciones productivas, junto con estimular la equidad», explicó Bachelet.

La presidenta, que antes de asumir su segundo mandato trabajó con Naciones Unidas por la igualdad de la mujer, defendió de nuevo el papel de la mujer para lograr la seguridad alimentaria y nutricional.

«Cerca de 58 millones de mujeres viven en áreas rurales de América Latina y el Caribe. Y ellas son claves en la lucha contra el hambre», dijo.

«Tienen la llave que abre las puertas a un mundo libre de hambre y de pobreza», reiteró sin dejar de nombrar uno de los nuevos grandes males del planeta y de Chile: la obesidad.

Mientras 795 millones de personas sufren hambre en el mundo, 500 millones de adultos, tanto del mundo desarrollado como en vías de desarrollo son obesos, según datos de la FAO.

Bachelet denunció también el «proteccionismo imperante en los mercados agrícolas», caballo de batalla de numerosos países latinoamericanos y pidió retomar las negociaciones de la Ronda de Doha para el Desarrollo para la liberalización del comercio agrícola.

Lula: «Repartir pan es el primer paso para construir la paz»

El expresidente Lula (2003-2010), un sindicalista que vivió en la miseria toda su niñez, conocido por haber impulsado durante sus dos mandatos el programa Hambre Cero que permitió sacar de la pobreza a millones de brasileños, habló con entusiasmo de los resultados alcanzados por su país.

«El año pasado Brasil dejó de hacer parte del mapa de los países con hambre», dijo Lula, quien hizo una larga disertación de casi una hora, con su estilo informal, dirigiéndose a la asamblea con la palabra «compañeros».

«En Brasil con el 0.5% de presupuesto hemos logrado ayudar a 54 millones de pobres. Ese milagro lo logramos porque empezamos a tratarlos como seres humanos y no como estadísticas», dijo.

«La experiencia brasileña enseña que es posible erradicar el hambre si la lucha contra la pobreza se eleva a política de Estado, con recursos garantizados», aseguró.

Lula ilustró con anécdotas y recuerdos personales las conquistas alcanzadas en los últimos doce años por Brasil, mencionó el programa «Bolsa Familia» que adjudica dinero a través de una tarjeta, elogió la idea de haber creado un catastro para ubicar a los pobres sin necesidad de intermediarios y cómo el programa «Luz para todos» sorprendió a los más olvidados al garantizar energía eléctrica para el 97% de los brasileños.

«Está creciendo la primera generación de brasileños que no ha conocido el drama del hambre», dijo.

«Somos un ejemplo concreto de que se puede erradicar el hambre. Mi mensaje es uno: repartir pan es el primer paso para construir la paz», concluyó.

La conferencia recibirá el lunes a la presidenta argentina Cristina Kirchner y al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y será concluida el sábado 13 de junio por el mandatario mexicano Enrique Peña Nieto.

Según las estadísticas de la FAO por primera vez el número de personas que padecen hambre es menor de 800 millones, se redujo a 795 millones, 167 millones menos que hace diez años.

La presidenta argentina Cristina Kirchner defendió ante la FAO su «proyecto de país igualitario» tras recibir este lunes en Roma una distinción por sus programas contra el hambre y advierte a Europa sobre los ajustes negativos del FMI.

«Nosotros no sólo impulsamos un programa alimentario adecuado sino también un proyecto de país más igualitario», aseguró la presidenta argentina ante la asamblea plenaria de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Argentina galardonada por la FAO

Argentina fue premiada este lunes por la agencia especializada de Naciones Unidas por haber mantenido el nivel de personas subalimentadas por debajo del 5% desde 1992.

«Hoy el índice de pobreza se ubica por debajo del 5%, y el índice de indigencia en 1,27 %, lo que ha convertido a la Argentina en uno de los países más igualitarios», afirmó la mandataria.

El país sudamericano, una de las grandes potencias agrícolas del mundo, respetó las metas fijadas en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 y en la Cumbre del Milenio de 2000, cuando los gobiernos se propusieron reducir a la mitad el número y el porcentaje de personas que sufren hambre.

Según las estadísticas de la FAO, cuya sede central se encuentra en Roma, por primera vez en la historia el número de personas que padecen hambre en el mundo se ha reducido, aunque sigue habiendo 800 millones, un resultado positivo pese a la crisis económica en algunos países y a los conflictos y guerras en otros.

La entidad estima que la reducción fue del 25% en 25 años, y se alcanzó gracias a los progresos hechos en América Latina, el Caribe y Asia.

«Estamos convencidos de que el problema del hambre es la pobreza», dijo Kirchner.

Un principio que comparte con la presidente de Chile, Michelle Bachelet, quien recibió el mismo reconocimiento durante la inauguración el viernes de la conferencia de la FAO.

Reglamentar mercados, evitar los ajustes del FMI

Ante representantes y ministros de 197 países, Kirchner, quien finalizará en diciembre su mandato iniciado en 2007, pidió «la regulación de los mercados de alimentos que evite la especulación», dijo.

«Entonces sí que podemos hablar de seguridad alimentaria en serio», clamó.

La mandataria argentina criticó la política del Fondo Monetario Internacional «que pone en peligro la seguridad alimentaria», tras recordar que los ajustes que esa entidad impone están duramente afectando a «algunos países de Europa», en una alusión a la crisis Grecia.

«Lo que quiero decir aquí en Europa, donde escucho que se aplican recetas de ajustes y restricción al consumo, es que en nuestro país esas recetas ya fueron aplicadas y con pésimo resultado», advirtió.

Para la mandataria, que se reunió el sábado con el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva gran creador del exitoso programa Hambre Cero en su país, se necesita ante todo «una más justa distribución de la riqueza».

Kirchner ilustró también las políticas sociales impulsadas en su país en los últimos doce años en los que ha estado al poder como esposa del presidente y luego como presidente.

La introducción del «salario mínimo vital y móvil», que calificó como el mejor mecanismo existente en América Latina, lo considero clave para fomentar la inclusión social, pese a la críticas recibidas.

La presidenta almorzó luego con el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, y el martes viajará a Milán (norte) para visitar el pabellón de su país en la Exposición Universal, dedicada justamente a la agricultura y la alimentación.

La víspera, Kirchner fue recibida en el Vaticano por el papa Francisco, con el que conversó por casi dos horas en un clima cordial y cálido de los «problemas del mundo» y de América Latina, según comentó a la prensa.

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