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El Salvador ha perdido no solo un baluarte religioso, sino un verdadero guía del pueblo

Hay muertes que causan un gran impacto en personas, sectores o en un pueblo. Hay muertes que duelen por el vacío que dejan. Esto es lo que creemos del fallecimiento repentino del padre José María Tojeira, ex rector de la UCA, y quien estuvo también como provincial de la Compañía de Jesús para Centroamérica.

El padre Tojeira se encontraba en Guatemala, en la también universidad jesuita Rafael Landívar, desarrollando conferencias teológicas cuando sufrió un repentino quebranto de salud, y la mañana del 5 de septiembre anunció su fallecimiento.

La noticia impactó a muchos, incluso, algunos no lo podían creer, pero era cierta, no se trataba de fake news, aunque más de alguno hubiese querido que se tratara de eso.

El padre José María Tojeira fue un sacerdote jesuita, nacido en Vigo, España, en el año de 1947. Falleció a los 78 años de edad.

El padre Tojeira llega a El Salvador en 1985, procedente de Honduras, donde estuvo, además, al frente de la radio Progreso. Tras el múltiple asesinato en la UCA, cometido por el ejército en noviembre de 1989, Tojeira es designado como rector de la UCA.

Entre los jesuitas asesinados por una unidad del Batallón élite, Atlacatl, se encontraba Ignacio Ellacuría, el rector de ese entonces de la UCA, así como los sacerdotes Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Amando López y Joaquín López y López. También fueron asesinadas Elba Ramos y su hija, de 16 años, Celina Ramos.

Tojeira, con la madurez de sus 42 años, no solo fue la continuidad de la conciencia crítica que Ellacuría impregnó a la UCA, sino también se convirtió en un decidido defensor de la justicia y los derechos humanos.

Y es que el padre Tojeira no solo se volcó en la lucha por conocer a los autores materiales e intelectuales del asesinato de los jesuitas y sus dos colaboradoras, sino una lucha general por la justicia en El Salvador.

Tojeira, como lo fue Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “el santo de América, o Ignacio Ellacuría, se convirtió en un decidido defensor de los Derechos Humanos. Y en este sentido, denunció, desde el púlpito, sus enseñanzas teológicas, y en sus intervenciones en los medios de comunicación, las políticas de gobierno inapropiadas para El Salvados.

Se convirtió en un señalador de los “pecados” de los malos empresarios, de los malos políticos, de la corrupción, y, en el presente año, del rumbo hacia un gobierno totalitario.

Tojeira no le rehuyó a los medios de comunicación, por eso se lo vio durante un par de años, semana tras semana, en “La noche de Rectores”, al lado del rector de la Universidad Tecnológica (UTEC), Mauricio Loucel, en el ahora clausarado canal 33.

Tojeira no rehuyó a dejar evidencia de sus posiciones sobre la realidad nacional en sus innumerables editoriales en la revista de la UCA, en los artículos de opinión en La Prensa Gráfica, en algún momento, y en Diario Co Latino, donde, de forma semanal desde 1995 escribió la columna denominada “Ética y Política”.

De hecho, la última columna que el padre Tojeira escribió en Diario Co Latino, el martes 2 de septiembre de 2025, bajo el nombre de “Ética y Política” lo tituló: “Servidores públicos”.

“La Constitución salvadoreña es enfática a la hora de decir que el Estado está al servicio de la persona humana. La persona es “el origen y el fin del Estado”. El Estado está por tanto a su servicio y debe brindarle libertad, cultura, salud, bienestar económico y justicia social. Son palabras prácticamente textuales del primer numeral de la Constitución. Sin embargo, se dan desde hace ya muchos años y diversos gobiernos, limitaciones y contradicciones no solo con el artículo primero de la Constitución, sino también con muchos otros numerales de la misma”, escribió el padre Tojeira.

“Recorreremos algunos de esos desafueros desde situaciones actuales. Recientemente un sindicato se quejaba de, aproximadamente, 400 despidos de trabajadores municipales. El control estatal de la recogida de basura y el inicio de dichas funciones ha sido la causa del múltiple cese laboral. Aunque hay quejas al respecto, podemos suponer que se les ha dado prestaciones”, prosigue la columna del padre Tojeira.

Y ese columna finaliza con el siguiente vaticinio: “Que se despreocupen de hecho de algunas de las necesidades de la población es fatal. Y que se persiga a quienes defienden derechos básicos o fundamentales es llevar al país a un camino que terminará en decepción y fracaso”.

https://www.diariocolatino.com/servidores-publicos/

Que sirvan esos dos párrafos de la última columna del padre Tojeira, que demuestra la calidad y estatura moral no solo desde el punto de vista religioso, sino como un salvadoreño preocupado por la realidad del país. Por eso,  afirmamos que con la muerte del padre Tojeira, El Salvador pierde una voz crítica, una luz en estos momentos de oscuridad, donde el miedo calla a muchos y la persecución política obliga al exilio.

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