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El sabor de los viejos libros no lo sustituye la tecnología

Iván Escobar
Colaborador

Los libros son fundamentales en su vida, las letras han estado presentes en su formación profesional, su quehacer tanto como docente normalista, y desde finales de la década de los 90’s como librero, lo mantienen como una de los guardianes de la literatura urbana, en pleno siglo XXI.

Él es Jesús Villegas Castillo, mejor conocido como “Don Chus”, un hombre que por casi 30 años mantiene uno de los pocos espacios que van quedando como resguardo de la memoria y la literatura de segunda mano, en la periferia del centro histórico de San Salvador. Además, se declara un ferviente seguidor de Mons. Oscar Arnulfo Romero, de quien dice aprendió mucho y llegó a conocer, por lo cual su quehacer está basado “en su filosofía”, precisa.

Villegas es profesor graduado de la Escuela Normal, de la cual salieron generaciones de docentes y maestros de gran talla en el sistema educativo de nuestro país. Además, es Licenciado en Letras de la Universidad de El Salvador, por lo cual su bagaje cultural es tan grande, como los rimeros de libros apilados en la pequeña “Librería de Segunda Lectura”, la cual se ubica sobre la Av. Mons. Romero (antes 2da. Av. Norte).

Sentado en un banco de madera, en medio de cientos de libros, cientos de historias de todo tipo, es la muralla de conocimiento que le ha acompañado por 28 años a Villegas, quien comenzó esta labor titánica de incentivar la lectura de segunda entre los capitalinos. Recuerda que sus inicios fueron cuando vivía en la 9ª. Calle Poniente, siempre en las cercanías de El Diario de Hoy.

“Ya tengo 35 años de estar por aquí”, comenta, mientras observa la calle, y asoma una mujer, que le saluda y le dice: – Hola don Chuz, hoy no va a salir verdad, tiene visita. Él responde: – jajaja, mire puede hacerme un favor, traerme una libra de comida para el animalito, luego le doy el dólar. Ahora, estamos aquí conversando-. La mujer le responde positivamente.

Don Chuz comenta que la casa de enfrente donde se encuentra actualmente, era donde continuó su negocio, “pero ahora ahí, es un hotel (hotel El Paraíso), y pues me tocó venirme para acá a alquilar, está poniéndose caro todo, y los arrendamientos no se quedan atrás. Pero aquí vamos a seguir”, comenta como todo un disciplinado guerrero que no renuncia a su misión.

Una de las cosas que lo llevó a poner la librería de segunda, la cual se fundó el 15 de julio de 1995, ha sido el interés formador y orientador para que otros aprecien, valoren y sobre todo, disfruten de la literatura.

Comenta que sus grandes influencias en su labor docente y el mundo de las letras, fueron: Don Mariano García Villas, de ascendencia española y padre de Marianella García Villas, fundadora de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, y quien fuera torturada y asesinada por el ejército salvadoreño, en 1983, uno de los casos que continúa en la impunidad en estos tiempos.

“Él fue para mí una persona de la cual aprendí mucho, imagínese, ese tipo de hombres formado en Europa, eran la talla de maestros que teníamos, y de los cuales aprendimos tanto, nos sensibilizaban y enseñaban mucho”, recuerda, mientras observa la portada de un libro biográfico de Marianella, que acabo de compartir con él, y el que de inmediato me dice: “Lo voy a leer pronto, muy interesante”.

También recuerda a García Huertas, otro de los maestros que influyó en su formación y preparación. “Yo les apreciaba mucho a ambos”, añade.

Lectores de El Salvador

“Lectores de El Salvador” era la idea con la cual partió Don Chuz en este quehacer como librero, y el fin era que todo libro que tenía quería que los demás lo conocieran, aprendieran de él, y sacarán lo que más les interesaba en su tiempo y espacio. De ahí, pensó en habilitar un espacio de su vivienda para que las personas llegaran a leer los libros con los cuales contaba, una especie de pequeña biblioteca comunitaria.

Frecuentaba el centro, fue uno de los fundadores de las ferias del libro que se llevaron a cabo en el centro histórico de San Salvador, en San Miguel y en Santa Ana, con la Cámara del Libro, también acompañó los esfuerzos conjuntos con libreros del Parque San José, el cual hasta antes de 1997 fue el epicentro de ventas de libros usados en la capital.

Con el transcurrir de los años, asegura que hoy si bien tiene el deseo de continuar, el paso de los años cobra factura, y pues está consciente que todo llega, se desarrolla y termina. “Pero mientras tanto, vamos a seguir aquí, mi deseo es que la gente lea. Yo vendo libros de hasta dos coras ($0.50 centavos de dólar), de dólar, no es que tenga pisto (dinero), pero lo que me interesa es que si viene alguien y quiere el libro, que se lo lleve con sus posibilidades. No es un negocio meramente, es una labor social. Claro que tenemos gastos y necesidades, pero ahí vamos”, señala.

Los días transcurren entre lecturas, conversaciones con amigos y nuevos clientes. Libros se van, otros llegan en donación, “estos discos me los acaba de dar una señora, yo ahí los pongo a disposición”, dice mientras señala una caja plástica con un puñado de CD´s de película y música.

Las librerías de segunda mano, con el reordenamiento del centro histórico de San Salvador, cada vez son menos. Hoy podrán contarse con los dedos de las manos, pero no se debe a la tecnología, su impacto. No, los lectores siguen buscándolas, lo que pasa es que a la fecha no existen políticas de ninguna administración municipal ni gubernamental para valorar estos espacios del saber. La “revitalización” del centro histórico ha llevado a muchos a cerrar, por el encarecimiento de los alquileres, don Chuz sabe que esto impacta sin duda. Con la nueva biblioteca en la capital, espera que se comience de verdad una política de privilegio a la literatura nacional, a los espacios de difusión de pensamiento, de lectura y compra de material literario, y no se quede el país en lo estético.

“Hay que ver qué pasa. Por ahora vamos a continuar nosotros con nuestra labor, aquí los esperamos a los lectores, sabemos que la tecnología no sustituye el buen sabor de hojear un libro, palpar su tinta, y acariciar sus páginas”, precisa.

Joyas literarias

Entre su gama de literatura, tanto nacional como extranjera, tiene de todo. Poesía, novela, historia, narrativa en inglés, libros técnicos, de derecho, salud, en fin de todo.

También tiene lo que considera su “joya”. Y sin duda, es un documento histórico, el cual se titula: “Libro de Oro”, en él se lee: “Librería de Segunda Lectura”, es un libro empastado con cientos de páginas, con datos del negocio y en cada página dos espacio para que todo aquel visitante o donante de libros para el espacio, lo firmen y dejen un pensamiento.

 

Arranca la bitácora con el registro de David Escobar Galindo, cuyo mensaje lo dejó el 30 de julio de 1997, es decir, a pocos días de aperturado el espacio. El escritor salvadoreño plasmó: “Leer da conocimiento, da sabiduría, siempre se aprende más con la Segunda Lectura: ¡Adelante, amigos!”. También dejaron sus mensajes, el recordado poeta: Massi, Salvador Juárez. El poeta Ricardo Castrorrivas, entre otros nacionales y extranjeros que salen y han salido, y continuarán otros más saliendo satisfechos de su intercambio con las letras, con los libros, con las historias de don Chuz.

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