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EL DUQUE DEL JAZZ

Oscar A. Fernández O.

Edward Kennedy “The Duke” Ellington fue un compositor, clinic directorde orquesta y pianista estadounidense de jazz. Está considerado por la crítica como uno de los más importantes e influyentes compositoresde jazz de la historia, cialis sale junto a Louis Armstrong, unhealthy John Coltrane, Charlie Parker y Miles Davis. Su biógrafo, Derek Jewell, afirma que Ellington pudo llegar a escribir unas 2000 piezas musicales durante toda su vida, si bien las que creó en trozos de papel luego perdidos son incontables, pudiéndose elevar la estimación total de obras compuestas incluso hasta 5000 piezas.

Desde muy joven, el ambiente confortable en el que vivió le facilitó el aprendizaje: con siete años, comenzar a recibir lecciones de piano; en la adolescencia, a escribir música. En 1917 dejó el instituto en el que estudiaba y pasó a dedicarse por completo a la música. Su debut profesional se produjo con diecisiete años, en su ciudad natal. Desde sus inicios ya influyó en él un género musical muy popular a principios de siglo, el ragtime, estilo esencialmente pianístico.

A partir de 1919 comenzó a tocar con diversas bandas de la zona de Washington, D.C., pero en septiembre de 1923 decidió trasladarse permanentemente a Nueva York con The Washingtonians, el quinteto al que pertenecía. Se convirtieron al poco tiempo en el grupo residente del club The Hollywood Club de Times Square, más tarde conocido como The Kentucky Club o también The Club Kentucky. En noviembre de 1924 realizaron sus primeras grabaciones, utilizando diferentes pseudónimos para cada una de las compañías con las que tocaron. “East St. Louis Toodle-oo”, una de sus primeras grandes producciones, grabada en 1926, es un ejemplo del denominado estilo jungle (jungla) que tocaban. Obras como ésta hicieron que la fama de la agrupación, ya bajo la batuta artística de Ellington, fuera creciendo.

Posteriormente, su paso por el famoso club The Cotton Club de Harlem, que duró tres años a partir de su entrada el 4 de diciembre de 1927, convirtió a Ellington en un músico de gran renombre en todo Estados Unidos por la retransmisión radiofónica de muchas de sus actuaciones. Durante esta etapa, en 1929, el quinteto actuó interpretando música de George Gershwin en el musical de Broadway Show Girl. También actuaron en varias películas. Diversas giras por Estados Unidos y Europa acrecentaron su fama sobremanera. (Sánchez, Leo: 2005) La vida de Duke Ellington es la historia viva del jazz (o de la «música americana», como él hubiese dicho) desde los remotos tiempos del ragtime a las variopintas fusiones de los años setenta. Según la imagen canónica, su figura preside la etapa más popular de esa evolución (el período del swing y las grandes bandas), pero basta oírlo en la retaguardia de Paul Gonsalves durante el mítico concierto de Newport (1956) o adivinarlo en el saxo de John Coltrane cuando éste interpreta «In a Sentimental Mood» junto al piano del maestro (1962) para advertir que la magia de Ellington desborda todas las categorías, penetra en todos los terrenos e irrumpe amablemente en los acordes (o desacordes) de todos sus colegas. Ni el jazz en su conjunto ni buena parte de la música contemporánea serían explicables sin Ellington, pero Ellington mismo sería un misterio sin este libro, porque el gran compositor fue un terco enemigo de la literatura confesional hasta que un cheque in extremis lo indujo a ceder cuando su vida ya se agotaba. Y cedió con un texto explosivo donde deambula por lo divino o lo humano, retrata cordialmente a sus compañeros de fatigas, canta las cuarenta, cuenta mil anécdotas, elogia, discute, conversa y afronta un esmerado interrogatorio con infalible agudeza y bastante mala leche. Si antes había callado, aquí escribe por los codos, sin intermediarios y haciendo alarde de un bullicioso estilo cargado de ingenio y salpicado más de una vez con las notas del genio.

Edward Kennedy Ellington se movía por las calles de Harlem con igual soltura que por los pasillos de la Casa Blanca, y en todas partes gozaba y a todos brindaba su inagotable vitalidad. Apasionado del arte y compadre de quienes lo hacían, tenía entre sus amigos a decenas de personajes capitales para la trayectoria sonora del siglo XX: Armstrong, Basie, Bechet, Coltrane, Davis, Fitzgerald, Parker o Sinatra son algunos de los muchos que aparecen en estas páginas (Mercer y Stanley:1992)
Uno de los más importantes y notables compositores estadounidenses, Ellington rehusó aceptar barreras de ningún tipo en su obra. Fue un compositor ecléctico, cuya música podía ser muy negra y a veces muy blanca, como también beige, gris y de todos los tonos posibles. En 1923 se mudó a Nueva York convencido de alcanzar gran éxito, a pesar de carecer de estudios musicales. No tenía conocimientos de armonía, componía en el piano, tomaba lo que tocaba con la mano izquierda y lo orquestaba.

Lo que Ellington logra con sólo tres notas es impresionante. Su genio estaba en que sabía escoger cuáles serían las tres notas claves. Ellington relata: “Escribí ‘Solitude’ de pie y en sólo veinte minutos. ‘Mood Indigo’ lo hice en 15 minutos mientras mi madre cocinaba, sin embargo, ‘Sophisticated Lady’ me demoró más de un mes”, declaraba a la revista Jazz Biography. Pasó varios años aprendiendo a ser líder, compositor, arreglador y pianista. Gran parte la aprendió de sus músicos, algunos de los cuales tenían más habilidad musical que él. Inicialmente Ellington quiso capturar los sonidos, imágenes y ambiente de Harlem, los que transformó en una música rica y evocativa, pero distintivamente propia. Al final de su vida llegaron los mayores reconocimientos a su carrera, teniendo en su haber los títulos de Doctor Honoris Causa por las Universidades de Howard en 1963, y de Yale en 1967, además de la Medalla Presidencial del Honor otorgada en 1969. Fue nombrado miembro del Instituto Nacional de las Artes y las Letras de Estados Unidos en 1970, y en 1971 pasó a ser el primer músico de jazz miembro de la Real Academia de la Música de Estocolmo.

Estuvo nominado en 1965 para recibir el Premio Pulitzer, pero su candidatura fue rechazada, a lo cual reaccionó con una de sus frases más famosas: “El destino está siendo amable conmigo. No quiere que yo sea famoso demasiado joven”.
Murió el 24 de mayo de 1974, víctima de un cáncer de pulmón agravado por una neumonía. Sus restos reposan en el Woodlawn Cemetery, en la ciudad de Nueva York.

En febrero de 2009, su imagen se convirtió en la primera individual de un afroamericano que es acuñada en las monedas de curso legal de su país. Fue inmortalizado junto a un piano en la moneda de 25 centavos.

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