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El desmontaje del neoliberalismo (I)

Luis Armando González
Escuela de Ciencias Sociales-UES

El neoliberalismo -pronto se dirá que se entiende aquí por tal cosa- goza de buena salud en distintas naciones cuyas élites viven a sus anchas en ese orden económico -que, ciertamente, no solo es económico, sino también social y cultural-, que también se ha dado en llamar “capitalismo neoliberal globalizado”.

Pues bien, cuando se posa la mirada en distinto lugares del planeta, el neoliberalismo parece estar bien implantado no sólo en la mente de muchas personas -y no sólo los economistas que profesan el credo neoliberal-, sino en la realidad efectiva en la que juega la vida y el destino de la gente. En las naciones que marcan la pauta económica (política, social y cultural) del planeta el neoliberalismo es el credo de dirigentes políticos y de dueños de las finanzas y del mercado.

Ese éxito del neoliberalismo no quiere decir que no suscité en sectores importantes de la sociedad -principalmente, aunque no exclusivamente, entre intelectuales- un fuerte rechazo, al punto que para algunas de las voces críticas anti-neoliberales la acusación de neoliberal es el juicio más severo que pueden proferir en contra de una persona, institución o partido político .

La animadversión que provocan el neoliberalismo y los neoliberales está más que justificada. Demasiadas consecuencias negativas se han cernido sobre las sociedades, a partir de la implantación del neoliberalismo (del capitalismo neoliberal globalizado), como para no plantarse críticamente ante el mismo y más aún, trabajar por su erradicación y superación definitivas. El cómo deba (o pueda) realizarse esta empresa es otro cuento.

Pero el “malestar antineoliberal” tiene tantas razones poderosas a su favor que nadie sensato puede considerarlo irrelevante.

En El Salvador ese malestar es patente. Y quienes lo proclaman son sumamente duros en contra de quienes son calificados como neoliberales. Solo para ilustrar este último aspecto, en días recientes, en un medio digital -publicado en Internet- una voz representativa de los ambientes de la educación superior afirmó, según la fuente, que el FMLN fue más neoliberal que el partido ARENA. Por supuesto que no se trató de un juicio neutro y, ni mucho menos, de una alabanza.

Todo lo contrario: es una de las peores acusaciones que desde quien hizo tal afirmación, se pueden lanzar al partido de izquierda. Se da por supuesto que si alguien acusa a una persona o institución de neoliberal es porque, por su parte, está libre de ser acusado de lo mismo, porque si no el peso “moral” de la acusación se viene abajo. Hay que dejar en suspenso el anterior supuesto, pues todo parece indicar que el neoliberalismo no es patrimonio -ni en su implantación ni en su mantenimiento- de nadie en particular, y más bien son muchos los que por acción o por omisión, contribuyen -contribuimos- a ello.

Y que tal cosa sea reconocida no debe ser motivo de enojo o recelo, pues en cualquier ordenamiento económico y social (formación económico-social, dirían los marxistas) sucede eso. Claro está que hay actores económicos, políticos, sociales y culturales que son más decisivos que otros en la implantación y funcionamiento de un ordenamiento económico social, y entre ellos habrá quien lo sea más y quien lo sea menos, pero la exclusividad es prácticamente imposible dados los factores en juego.       

   Pero bien, el asunto es que en nuestro país -al igual que en otros- hay voces firmes en contra del neoliberalismo; voces que claman por su erradicación definitiva. Es pues, la orden del día. Y siendo así, cuanto antes se ponga manos a la obra, mucho que mejor. ¿Qué se puede hacer para apoyar esa importante empresa? se ofrecen, a continuación, algunas consideraciones que, a lo mejor, sean de alguna utilidad -es de esperar que no sean una traba- para hacer realidad ese propósito.

Es importante, para comenzar tomar en cuenta que la lucha contra el neoliberalismo no es contra un “modelo” económico, pues los modelos son por definición construcciones mentales (matemáticas) ante las cuales se pueden oponer otras construcciones o modelos.

Cabe decir que en distintas instituciones universitarias en el mundo la batalla por los “modelos” económicos es ardua y no solo por razones académicas, sino por las posibilidades de implementación que los mismos puedan tener en la realidad.

Cuando eso sucede, como pasó con el “modelo” neoliberal, se genera un entramado de acciones y decisiones, políticas, económicas, sociales y culturales, que da vida al ordenamiento económico-social orientado por los lineamientos (convertidos en políticas) derivados de lo que en sus inicios fue un modelo teórico.

Así, el neoliberalismo es un ordenamiento económico-social (político y cultural) que descansa en un entramado de relaciones de poder en el que participan distintos actores e instituciones, y al que se integra el resto de la sociedad, salvo muchos de quienes viven en los bordes o  márgenes de ese ordenamiento .

Los ordenamientos económico-sociales (culturales y políticos) no nacen de la nada, o vienen de espacio exterior a la tierra. Son edificados con el concurso que distintos agentes y actores que no necesariamente deben ser conscientes de la obra que están realizando, ni de las consecuencias posteriores que tendrán sus acciones y decisiones.

Las mentes macabras han existido siempre; y abunda la literatura que señala cómo los gestores del “Consenso de Washington” o los impulsores de la “Doctrina de Shock”, tenían claras sus metas cuando se lanzaron a promover e implementar las reformas económicas que, en los años ochenta y noventa, sentaron las bases de los ordenamientos neoliberales.

Pero no cabe presumir lo mismo de personas e instituciones, que sin estar identificadas con el paradigma neoliberal o ser conscientes de las implicaciones de sus acciones y decisiones, sumaron sus esfuerzos y talentos para su implantación. Es casi seguro, por ejemplo, que quienes –en El Salvador- asesoraron y cimentaron la reforma educativa de los años noventa –una reforma educativa de netamente neoliberal-, no estaban ni identificados totalmente con el neoliberalismo ni eran conscientes del impacto negativo de la mercantilización educativa en el deterioro de la educación que solo por ceguera mental muchos no quieren reconocer.


1Otra acusación del mismo calado es la de corrupción.

2https://www.elsalvadortimes.com/articulo/politicos/rector-uca-fmln-ha-criticado-neoliberalismo-ha-sido-mas-neoliberal-arena-enormes-incoherencias-discurso/20190212091301054941.html

3Me sumo a esas voces. Desde hace un buen tiempo vengo analizando las implicaciones negativas del neoliberalismo en la educación, en la la cultura y en la convivencia social.

  4Porque el mundo del crimen ofrece una oportunidad para integrarse a los circuitos neoliberales financieros y de consumo.

5N. Klein, La doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre. https://books.google.com.sv/books/about/La_doctrina_del_shock.html?id=tw1MEVvzmSIC&printsec=frontcover&source=kp_read_button&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false

  6L. A. González, “Tendencias de las políticas educativas en Centroamérica”. https://www.nodal.am/2017/12/tendencias-las-politicas-educativas-centroamerica-luis-armando-gonzalez/. L. A. González, “El cambio curricular en El Salvador en los años noventa”. https://www.alainet.org/es/articulo/190888.

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