Redacción Nacionales
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El economista José Luis Magaña señala que en El Salvador 1 de cada 4 personas tiene un salario por debajo de los $400, el 10% de la población percibe ingresos laborales menores a los $100, son quienes tienen un trabajo eventual o pertenecen al sector informal, el 35% de los que trabajan tienen ingresos menores a $300, es decir, el 60% de la población tiene ingresos debajo de $400. La mayoría de las personas que trabajan en El Salvador reciben estadísticamente un “salario de pobreza”.
Magaña reiteró que en el país las mujeres tienen un 16% menos de ingresos, pero trabajan cerca de 24 horas más que los hombres, es decir, un día más entero de trabajo a la semana.
“La pobreza es la otra cara de la riqueza, aseguró Magaña. En El Salvador son cerca de 30 personas de cada 100 que están debajo de la pobreza, ya que el 35% de los que trabajan tienen ingresos laborales por debajo de los $300, un 25% tiene salario entre 300 y $400, es decir, el 60% de la población está por debajo de los $400 de ingresos, mientras el 14% tiene salarios entre $400 a 500”, sostuvo el economista durante el espacio Encuentro con Julio Villagrán.
Según el economista, el 75% de la población que trabaja tiene ingresos por debajo de los $500. La línea de pobreza es dos veces la canasta básica alimentaria, la cual cada una está valorada oficialmente por el Banco Central de Reserva (BCR) en $250, quiere decir que la línea de pobreza en promedio es de $500.
Magaña detalló que esta estructura de salarios en el país es porque en su mayor parte los ciudadanos no tienen un trabajo remunerado, por tanto, hay acceso a salarios más bajos.
Combatir esa realidad pasa por políticas de Estado, enfocadas a reducir la desigualdad. Sin embargo, la inserción de El Salvador en la economía global es en sectores de bajo valor agregado, como maquilas, construcción o el turismo.
Para transformar la estructura de salarios es de cambiar la transfiguración de los sectores económicos a los de mayor apuesta, a la industria que garantice el valor agregado, pero, en El Salvador no hay señales para ello.
“El BCR dice que todos los indicadores de la pobreza multidimensional exhiben que no hay políticas públicas para reducir esas brechas; en educación se cierran escuela y hay alta deserción escolar, desfinanciado el programa de alfabetización, y con estos datos no se podrá avanzar”, recalcó.
Magaña consideró necesario cambiar los modos de vida, reconfigurar el sistema económico que sea compatible con la vida, por el momento hay una forma de organización social incompatible con el límite del planeta y sostenibilidad de la vida social por las grandes brechas de desigualdad, las cuales resquebrajan el tejido social.
De acuerdo con el índice de GENI, la pobreza se ha incrementado desde la pandemia del COVID-19, es decir, los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres, esta realidad es así porque no se lucha contra la desigualdad, reiteró magaña.
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