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Joaquín Salazar
@JoakinSalazar
Socialismo con características chinas. La República Popular China dejó atrás los muros que la mantenían aislada del mundo. Murallas que construyó durante miles de años a través de su historia y cayeron desde 1978, con la reforma y la apertura. Ahora es la segunda economía mundial y un atractivo mercado para las empresas transnacionales que han sabido utilizar muy bien el mercado de 1,400 millones de personas.
El gigante asiático ha logrado posicionarse con un crecimiento acelerado del desarrollo y principalmente en el Producto Interno Bruto (PIB) que ya ha superado los seis mil millones de dólares en 2019.
Y es que tras cuarenta años de aplicada la política de la reforma y apertura, China ha establecido el sistema económico de mercado socialista. Al mismo tiempo ha conformado una estructura de apertura en todas las direcciones, amplias esferas y estratos múltiples. En la actualidad el desarrollo de la economía de China se basa en un crecimiento acelerado a la de un desarrollo de alta calidad.
China Popular tiene una economía de mercado socialista, que ha permitido la apertura a diversos sectores empresariales. Como parte de la reforma y la apertura. Para el 2020 China tendrá constituido un régimen de economía socialista, que ha ido construyendo a lo largo de cuarenta años.
Desde los años 80s China ha establecido cinco zonas económicas especiales en el litoral, algunas de estas zonas relativamente abiertas. Se mantiene zonas arancelarias, áreas de desarrollo urbano y tecnológico.
Lo anterior ha conllevado a el Producto Interna Bruto (PIB) del país siga creciendo conforme a los años. Según la Oficina Nacional de Estadística de la República Popular China, el PIB de la primera mitad del año 2019 alcanzó 45,093.3 mil millones de yuanes, cantidad que supera los seis mil millones de dólares. Es decir, que el PIB aumentó en un 6.3 % en comparación con el año anterior. Según datos trimestrales el PIB aumentó en un 6.4 % y un 6.2 % respectivamente en el primer y el segundo trimestre, en comparación con el año pasado.
En la primera mitad del año el monto de ventas al por menor de bienes de consumo sociales llegó a ser 19,521 mil millones de yuanes, creció un 8.4 % comparándose con el año anterior.
Vida real
La cotidianidad que viven millones de personas en Beijing, capital de China se distancia mucho de lo presentado por medios de comunicación tradicionales. Durante años se creyó que el gigante asiático vivía en un régimen militar, en el que todos los poderes eran ejercidos por un ente supremo y que la vida entre los ciudadanos chinos tenía un cerco social, del que no deben de salir.
Lejos de esta errónea idea la población en China Popular no es distinta a tantas otras poblaciones que buscan su desarrollo pleno. La vida en esta ciudad y muchas otras ciudades del país es apegada a la realidad actual. Hombres y mujeres que desde tempranas horas salen a trabajar por el bienestar de sus familias. Tal como una familia de El Salvador hace cada día.
Además niños, niñas y adolescentes que van con total normalidad a las escuelas o universidades que contabilizan muchas en las ciudades más importantes del país. De igual manera su cotidianidad también se enmarca en el comercio y el consumismo.
No es extraño ver familias en centros comerciales y plazas. Donde viven muy bien adaptados con importantes marcas internacionales o reconocidas por los occidentales.
La vida en China es más avanzada de lo que se puede ver. Cuentan con decenas de centros comerciales, que conviven libremente y cercanas a sus hogares, con empresas transnacionales (Zara, H&M, Forever 21, Old Navy, entre otras) que en cada fecha de pago reciben a cientos de jóvenes que hacen sus compras.
Asimismo existen otras opciones para alimentación, con empresas reconocidas que han apegado sus franquicias a las características chinas, Pizza Hut, MC Donald, Burger King, Dominos Pizza, Walmart. Son algunas de las empresa que conviven muy bien con el mercado chino.
