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¿Cómo hacer que los sueños se hagan realidad?

Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C. No. 1

(Pasado Imperator de AMORC,

De la Revista El Rosacruz, Enero de 1980)

Imaginación y Visualización

Al abordar el tema acerca de hacer que nuestros sueños se conviertan en realidad, debemos darnos cuenta de que existen dos clases de sueños. No estoy seguro cuál de los dos es más misterioso, el sueño nocturno o lo que llamamos “soñar despiertos”. No se si jamás se haya demostrado que los animales, en los peldaños evolutivos inferiores a los del hombre puedan soñar despiertos; si pueden construir en su imaginación cosas que no existen. Sin embargo, sabemos que el hombre sí lo puede hacer, que puede convertir cosas etéreas, ensueños y darles forma concreta. Ahora bien esto es algo que no se acepta comúnmente, y no dudo que muchos de mis lectores desafíen mi declaración.

Pero ustedes no pueden engañarse si llevan a cabo esta prueba. Si después de tratarla dos o tres veces no da resultados, entonces tendrán una razón para sentir dudas, pero aún dos o tres fracasos no serían suficientes para decir que el principio es falso. Si por el contrario, después de dos o tres pruebas, encuentran resultados que nunca habían sentido, entonces tendrán una razón para creer que sí hay algo respecto a este.               Sabemos que el hombre tiene la capacidad de la imaginación. Deténganse y mediten acerca de lo que hace posible que ustedes puedan cerrar los ojos y fabricar en su mente algo que jamás han visto. No se trata solo de hacer evocaciones. Si yo les pido que “cierren los ojos por un momento y visualicen el lugar y lo que estaban haciendo la noche de navidad”, cada uno de ustedes podría acordarse de lo que hicieron, ya sea que estuvieran en casa, alrededor del árbol de navidad o que visitaran algún lugar. Ese proceso sería la visualización y el recuerdo de algo que ya existía en forma concreta y que estaba registrado en su memoria.                                             

Pero si yo les digo: “quiero que cierren los ojos y visualicen algo que no existe y que jamás han visto”, ustedes seguramente me preguntarán: “¿qué es?” entonces yo les diría: “cierren los ojos y visualicen un barril de azúcar a la antigua, colocado sobre el pavimento y encima de él, el busto en bronce de Jorge Washington”. Ustedes no tendrían ninguna dificultad en “verlo”, y allí lo tienen, imaginándoselo o como dice la ciencia, creando imágenes de algo que jamás ha existido. Podría continuar y decirles: “quiero que cada uno de ustedes cierre los ojos y visualice una casita campestre de cinco cuartos, en el centro de un prado”. Podría proseguir diciéndoles cómo son las cortinas, etc., y formar todo el cuadro en la mente de ustedes.

La creación, un proceso divino

Esto es algo como tomar un elemento partiendo de una cualidad y un elemento de otra, y elaborar algo nuevo. Es un proceso divino, una facultad y un poder divinos que residen en ustedes, y que no los hay en ninguna otra especie animal. No tienen uso ni comprensión para ello. La imaginación de ustedes es completamente ilimitada. Los hombres que han estado concibiendo los rascacielos en la ciudad de Nueva York, tratando de vencerse unos a otros, imaginan un edificio cada vez más alto hasta que Nueva York se ha convertido en una ciudad llena de ellos. Recuerdo haber estado en el vigésimo piso del Hotel New Yorker, mirando hacia abajo. No estaba muy alto. El edificio tiene muchos pisos más y ese era solo el vigésimo. Al mirar hacia el este, podemos divisar el edificio Empire State con su mástil especial para los dirigibles y muchos otros edificios, que año con año son más y más altos.

El poder imaginativo del arquitecto para reunir los elementos componentes que permiten que los edificios se eleven cada vez más alto es ilimitado, lo mismo que cuando construyen puentes. Sin embargo, cuando llega el momento de dibujar en el papel los planos, existen ciertas limitaciones estructurales que habrán de obedecerse. Tendrá que acortarse la distancia, o bajar un poco la altura para poder quedar dentro de las restricciones  de la construcción; sin embargo, la mente no tiene limitaciones. No hay nada que pueda impedir que la mente del hombre visualice que puede poner el océano Atlántico donde está el Pacífico y viceversa.

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