Por: Wendy Alfaro
Mientras miles de salvadoreños luchan por acceder a una vivienda digna, la Asamblea Legislativa aprobó una ley que elimina la obligación de incluir parqueos en nuevos proyectos habitacionales y comerciales. Esta medida, lejos de ayudar al pueblo, favorece directamente a las grandes constructoras y amenaza con agravar el caos en nuestras ciudades. Esta ley no promueve desarrollo, promueve desorden, exclusión y desigualdad. Una ciudad que no protege a su gente ni garantiza condiciones dignas para vivir, es una ciudad condenada al colapso.
¿A QUIÉN REPRESENTA ESTA DECISIÓN?
El país enfrenta una crisis de acceso a vivienda. Muchas familias viven en condiciones precarias o en zonas de alto riesgo, sin servicios básicos y con un costo de vida que no deja de subir. Sin embargo, en lugar de responder a esta realidad con soluciones justas y sostenibles, los diputados optaron por facilitar negocios privados a costa del bienestar colectivo. Con 57 votos a favor, se aprobó el decreto “Disposiciones especiales para la eliminación del requisito de designación de plazas o espacios para estacionamientos”, una ley que permite a los nuevos desarrollos urbanísticos construirse sin prever parqueos.
UNA MEDIDA CONTRARIA A LOS COMPROMISOS INTERNACIONALES
El Salvador es parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), misma que en resolución aprobada por la Asamblea General el 27 de diciembre de 2013 establecía las recomendaciones a los países miembros de planificar el crecimiento urbano con orden, servicios y enfoque humano. La ONU advierte que el desarrollo sin planificación genera asentamientos precarios, exclusión y más pobreza. Pero esta nueva ley va justo en dirección contraria.
VOTANDO SIN FUNDAMENTO
Los promotores de la ley justificaron que esta ley es para “agilizar trámites” y “facilitar la inversión”. Pero esos argumentos se desmienten fácilmente. Hay que tener claro que reducir burocracia sí es válido cuando se eliminan procesos innecesarios, no cuando se eliminan condiciones mínimas que garantizan orden y seguridad para los salvadoreños.
Los requisitos sobre parqueos no son un simple papeleo. Son mecanismos técnicos que buscan evitar que las calles se saturen, que buscan proteger al peatón y asegurar que los proyectos no generen más caos del que ya existe.
¿QUIÉN GANA Y QUIÉN PIERDE?
Ganan las grandes empresas constructoras, que ahora podrán ahorrar costos y vender más viviendas, incluso en los casos que creen parqueos, seguramente los venderán como producto aparte, este rubro ya no está obligado a pensar en construir bajo el precepto de viviendas dignas para el bienestar colectivo, hoy están habilitadas para pensar en construir y vender con base a su rentabilidad.
Perdemos todos los salvadoreños. Porque este problema no es nuevo, ya venimos arrastrando desde hace años el desorden en muchas colonias que fueron mal planificadas desde el inicio, hechas con la mentalidad de “no habrá tantos vehículos, será más barato, una solución rápida”. Y ahora, este gobierno comete el mismo error, aplicando una lógica cortoplacista que no responde a la realidad actual ni de futuro.
¿TAN DIFÍCIL ES APRENDER DE LOS ERRORES QUE YA SE COMETIERON?
Tan desconectados están de la realidad del salvadoreño para no darse cuenta que ya estamos pagando el resultado de las mismas decisiones que se tomaron cuando incluso no había tantos vehículos.
Hoy miles de salvadoreños viven bajo el estrés de todos los días andar dando vueltas buscando dónde dejar el carro, con el miedo de que te multen o te quiten las placas por dejarlo donde “no se puede”. Y lo más absurdo es que la nueva ley les quita a las constructoras la obligación de hacer parqueos, pero no quita las multas si no tenés dónde parquearte. Es decir, el problema sigue siendo tuyo, pero los beneficios son de ellos.
Y si pensaron que por no tener carro no es problema de ustedes, están equivocados, porque igual verán las aceras llenas de vehículos invadiendo todo el espacio. Las calles se van a volver aún más caóticas, más peligrosas para los peatones, para los adultos mayores, para personas con discapacidad o con movilidad reducida. Cada vez va a haber menos lugares seguros para caminar, de paso pierden también nuestras comunidades, nuestras colonias, nuestros barrios, donde ya se viven tensiones constantes por un simple espacio en la vía pública. Los pleitos entre vecinos por un parqueo, por una entrada obstruida o por colocar objetos para “reservar” la calle.
Una realidad que han olvidado muchos legisladores que vienen de vivir esa situación, que es parte del día a día. En algunos casos, los conflictos por parqueos han escalado a tal nivel, que se han usado armas de fuego para amenazar. Todo esto refleja el caos que ya existe y que ahora se legaliza y profundiza con una ley completamente desconectada de la realidad que viven los salvadoreños.
UNA LEY QUE DEBILITA LA AUTONOMÍA LOCAL
Resulta que las alcaldías ya no podrán condicionar la aprobación de proyectos según las necesidades de cada territorio. Todo queda bajo el control del gobierno central, en una lógica vertical que ignora las realidades locales y debilita la democracia municipal.
¿Y LA VIVIENDA SOCIAL?
Los diputados también justificaron la ley diciendo que beneficiará a quienes buscan una “vivienda social”. Pero esto es engañoso. Una vivienda social debe ser accesible en precio, bien ubicada, con servicios básicos y en condiciones dignas. Esta ley no garantiza nada de eso. Solo libera a los empresarios de cumplir requisitos mínimos, sin asegurar que el beneficio llegue realmente a la población de bajos ingresos. La ley tampoco menciona quién hará la declaratoria de interés social, condiciones que antes estaban reguladas con base a ciertos criterios técnicos en otras leyes que, en todo caso, al entrar en conflicto con las nuevas disposiciones legales quedan derogadas según lo establece el decreto.
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