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Sandro Briseño llegó este dos de noviembre al Parque Memorial la Bermeja para enflorar a su pariente y así recordar las acciones que hizo en vida. Foto Diario Co Latino/Samuel Amaya.

Añoranza y resignación en el campo santo de La Bermeja

Rebeca Henríquez
Colaboradora
@DiarioColatino

Entre lágrimas y  nostalgia, familiares conmemoraron a los fieles difuntos en el cementerio La Bermeja, este  2 de noviembre, como parte de la costumbre que se vive cada año en el país.

Sin embargo, hoy se va a los cementerios bajo la nueva normalidad que el virus del COVID-19 ha generado, limitando la tradición a una mascarilla y a tomar las medidas de seguridad.

Debido a la pandemia, el Ministerio de Salud estableció los parámetros que la población salvadoreña debía cumplir para ingresar a los cementerios, entre esto mostrar la cartilla de vacunación, el uso de mascarilla, alcohol gel, tres personas por familia y dos para el área de fallecidos por Covid.

Así como también el respectivo distanciamiento físico, sin permitir el acceso a niños y adultos mayores, con el fin de evitar el contagio, por lo que se vio a las personas haciendo fila en las afueras de los  cementerios para el chequeo y acceder al lugar y cargando sus arreglos florales para adornar las tumbas.

De forma limitada familiares visitan el área de personas fallecidas por #COVID19 en el Cementerio “La Bermeja”, entregando las flores al personal de bioseguridad después de hacer una fila y ver desde lejos que las colocan sobre la lápida de aquellos que no vieron por última vez.. Foto Diario Co Latino/Samuel Amaya.

En el caso de los fallecidos por COVID 19, los familiares llegaron con los recuerdos a flor de piel de sus familiares, en la zona “Nuestra Señora de La Paz”, conocida como área Covid, en el cementerio La Bermeja.

En ese lugar,  entre arreglos florales,

el personal de seguridad iba y venía, ya que eran los encargados de colocar las flores sobre las lápidas y a lo lejos los familiares presenciaban la acción que les daba consuelo y resignación.

Muchas de las personas capturaban el momento a través de fotografías hechas por el personal, y otros, por medio de videollamada con familiares que no tuvieron la oportunidad de llegar.

La pandemia ha generado y continúa sumando decesos. En la actualidad van 3,647 fallecidos, por lo que muchos familiares lamentaron no haber visto por última vez a sus seres queridos, y en esta ocasión no permitirles enflorar las tumbas como tradicionalmente se hace.

Sandro Briseño recuerda de forma solitaria a su hermano que partió hace cuatro años, quien al mismo tiempo de adornar su lápida, relató que el recuerdo de su difunto forma parte de la tradición vivida cada año. El recuerdo siempre está, independientemente de la ausencia física.

Briseño recalcó que debido a la pandemia solamente él visitó en esta ocasión el camposanto, y no de la forma tradicional, sino por un tiempo limitado, asegurando que a pesar de tener las tres dosis de vacunas siempre toma las debidas precauciones de bioseguridad.

“Sentimos entusiasmo de venir y estar juntos nuevamente, recordarlo y estar en la misma armonía en la que estábamos antes”, dijo Adriana de Valiente, quien tradicionalmente cada 2 de noviembre visita a su esposo desde hace cuatro años, pese al impacto de la pandemia del covid, su hija y ella siempre visitan los campos santos bajo las medidas establecidas por el Ministerio de Salud.

Para Valiente, los protocolos de bioseguridad son un aspecto fundamental, ya que le brinda mayor seguridad, resaltando que para evitar contagios y aglomeraciones se turnan por horas para que todos puedan visitarlo.

Comercio

De igual forma, el área comercial sufrió las consecuencias que la pandemia COVID-19 ha provocado. Según María Mejía, comerciante de arreglos florales desde hace 20 años en el cementerio La Bermeja los precios tuvieron un alza después de la cuarentena, disminuyendo las ganancias del sector comercial y la afluencia de las personas al lugar. “Todo ha estado carísimo, los precios han subido”, recalcó.

Como es tradición, cada 2 de noviembre los asistentes pudieron disfrutar de las deliciosas hojuelas, elaboradas con harina de trigo y acompañadas con miel de dulce de atado, las cuales son comercializadas fuera de los cementerios a tres por un dólar.

Este día también es aprovechado por algunas personas que se dedican a la limpieza de tumbas, con lo cual ganan un dinero extra, pues ofrecen sus servicios dependiendo el espacio, sin embargo, este año los precios aumentaron. En algunos cementerios la pintada de cruces costó $2 y en años anteriores era de $1, extra fue el pago de las letras con el nombre y fecha del fallecimiento.

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