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Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), en su informe anual “urgió” a los líderes mundiales a intensificar sus esfuerzos en fortalecer los procesos de paz, estabilidad y cooperación a fin de contribuir directamente en reducir o frenar los desplazamientos poblacionales a causa de la violencia y la persecución que aumentó en la última década.
“Detrás de cada número hay una persona forzada a dejar su hogar y una historia de desplazamiento, desarraigo y sufrimiento. Merecen nuestra atención y apoyo, no solo mediante la ayuda humanitaria, sino también con la búsqueda de soluciones a su difícil situación”, declaró Filippo Grandi, alto comisionado de la ONU para los Refugiados.
Los hallazgos que contiene el informe anual de la ACNUR dan cuenta que pese al contexto de la pandemia (COVID-19), el número de personas que huyeron de guerras, violencia, persecución y violación de los derechos humanos durante el año 2020, alcanzó los 82.4 millones de personas.
En cuanto a las tendencias globales, señala que esto supondría un aumento del 4 % sobre la cifra récord de 79,5 millones registrados a finales del año 2019.
Del informe se desprende también que a finales del año pasado, 20.7 millones de refugiados estaban bajo el mandato de ACNUR y 5.7 millones de refugiados palestinos. Otros 48 millones son personas desplazadas internas (IDPs por sus siglas en inglés), dentro sus propios países. Y 4.1 millones adicionales eran solicitantes de asilo.
Para la ACNUR, estos números indican que a pesar de la pandemia por COVID-19, alrededor del planeta y de las llamadas de un alto de fuego a nivel mundial, los conflictos siguen expulsando a personas de sus hogares.
“Aunque la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y el Pacto Mundial sobre los Refugiados, proporcionan el marco legal y herramientas de respuesta a los desplazamientos, necesitamos mucha más voluntad política para abordar los conflictos y la persecución que fuerzan a las personas a huir”, agregó Grandi.
El 2020 es el noveno año de crecimiento ininterrumpido de desplazamientos forzosos en el mundo, reportó la ACNUR, afirmando que el 1 % de la humanidad está desplazada que es el doble de personas desplazadas de manera forzosa en 2011, cuando su total era menor a 40 millones de personas.
El Comisionado de la ACNUR enfatizó que las niñas y niños menores de 18 años representan el 42 % de todas las personas desplazadas de manera forzosas, que considerando era una población particularmente vulnerable, en especial cuando las crisis se prologan por años.
Asimismo, la ACNUR muestra en su informe que según sus estimaciones recientes, casi un millón de niños han nacido como “refugiados”, y que entre los años 2018-2020, muchos de ellos pueden seguir siendo refugiados durante muchos años.
“La tragedia de tantos niños y niñas nacidos en el exilio debería ser razón suficiente para maximizar los esfuerzos para prevenir y acabar con los conflictos y la violencia”, manifestó Filippo Grandi.
El informe aborda que solo en el año 2020, en el momento más crítico de la pandemia, más de 160 países habían cerrado sus fronteras, de las cuales 99 no hacían excepciones con las personas que querían pedir protección.
No obstante, con la introducción de mejores medidas, como los reconocimientos médicos en las fronteras, certificados médicos o cuarentenas tras la llegada, con procedimientos sencillos de registro o entrevistas a distancia, se incrementó el número de países que fueron articulando protocolos para garantizar el acceso al asilo al tiempo que intentaban contener la propagación de la pandemia.
Al mismo tiempo que grupos de personas huían a través de las fronteras de sus países, otros varios millones de personas tuvieron que desplazarse dentro de sus propios territorios. Impulsadas en su esencia por las crisis internas como en: Etiopía, Sudán, los países del Sahel, Mozambique, Yemen, Afganistán y Colombia. El número de personas desplazadas internas creció en más de 2.3 millones.
Y que a lo largo del 2020, hubo 3.2 millones de desplazados internos, de los cuales 251,000 refugiados retornaron a sus hogares, que considera la ACNUR “una caída del 40 % y 21 %, respectivamente al 2019”. Mientras, otros 33,800 refugiados recibieron la nacionalidad en sus países de asilo.
El reasentamiento de refugiados, según la ACNUR, registró una drástica caída con solo 34,400 refugiados que fueron reasentados el año pasado, que es el nivel más bajo en los últimos 20 años, que es en consecuencia del reducido número de plazas de reasentamiento disponibles y de la COVID-19.
“Las soluciones requieren que los líderes mundiales y aquellas personas con capacidad de influencia dejen de lado sus diferencias, pongan fin a los enfoques políticos egoístas y, en cambio, se centren en prevenir y resolver los conflictos y garantizar el respeto por los derechos humanos”, reiteró Grandi.
