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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Durante el foro virtual “Desafíos para enfrentar y cambiar el sistema destructor de la vida”, los ambientalistas coincidieron en que la crisis actual tiene su origen en la inequidad, desigualdad e injusticia que predomina en el mundo de hoy, consecuencia de un sistema que privilegia la acumulación de capital sobre los derechos de los pueblos.
Karin Nansen -presidenta de Amigos de la Tierra Internacional- consideró necesaria la creación de colectivos internacionales para enfrentar la crisis, producto de un sistema construido a partir de la opresión de los pueblos indígenas, que ha demostrado no importarle la vida; sino, por el contrario, destruye los bienes de sustento y los sistemas ecológicos que hacen posible la vida del planeta, generando mayor injusticia; que atenta contra la vida de quienes defienden día a día los territorios y los derechos de los pueblos, y son perseguidos así como sus organizaciones, con la intención de acallar sus voces y poner fin a la lucha.
“Desde los pueblos es necesario dar una respuesta integral a estas crisis, consecuencias del sistema perverso, destructivo, de opresión y acumulación; pero esa respuesta tiene que ver con los proyectos políticos a los que le apostamos y no serán posibles si no hay un cambio en la correlación de fuerzas, pero hoy prevalece el gran poder de las empresas transnacionales que controlan la toma de decisiones en muchos países y a nivel internacional”, afirmó Nansen.
Asimismo, señaló que aproximadamente el 10 % de la población es responsable por el 50 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual es indicativo de las injusticias que predominan en el mundo, pues quienes generan las crisis no son los que más la sufren, no todos resultan afectados de la misma forma por la crisis climática, seguridad alimentaria y del agua. Así, Centroamérica sufre los impactos de la crisis climática al ser los países y empresas transnacionales los responsables por haberla generado.
Según Ricardo Navarro, presidente del CESTA, las crisis podrían clasificarse en tres niveles: ambiental, social y humana; en la primera con el cambio climático la temperatura del planeta ha subido 1.2 grados y el hombre ha terminado con buena parte de la bioseguridad, ha desaparecido casi un millón de especies en peligro de extinción, la mitad de árboles que alguna vez estuvieron sobre la faz de la tierra fueron talados e incremento de la acidez del océano debido a la cantidad de químicos, por lo que para mediados de este siglo será muy difícil el proceso de calcificación en langostas, camarones y ostras para hacer su cuerpo o caparazón.
El ambientalista dijo que por la crisis social el mundo está lleno de violencia, pobreza y enfermedades; en el nivel de la crisis humana, las personas se han vuelto más individualistas, perdiendo la solidaridad, empatía y el amor con la sociedad. La causa fundamental de todas las crisis es el sistema político, económico e ideológico, porque los países capitalistas en su búsqueda por acumular riquezas dejan a otros pueblos sin bienes y recursos.
“Debemos buscar y alcanzar una situación de paz y armonía con el ambiente, no podemos darnos el lujo de extraer recursos o disponer desechos en una forma contraria a la naturaleza, debemos conocer las leyes y normas de la madre tierra para diseñar nuestro sistema político, económico e ideológico y tener una relación armónica con el planeta; además, debemos buscar la armonía entre los seres humanos y respetar sus derechos más fundamentales”, comentó Navarro.
Entre tanto, Juan Almendarez -ambientalista de Honduras- se refirió al pueblo organizado que ha sufrido históricamente, pero ha luchado, el istmo Centroamericano y Panamá es uno de los objetivos estratégico del imperialismo en la parte geopolítica, militar y del capitalismo industrial, así la pandemia de COVID-19 fue un plan siniestro, cínico y militar para tener a Honduras, El Salvador y Guatemala como depósitos de exceso de migrantes de otros países.
