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Juana Leonor Salmerón junto a su hija Brenda Salmerón, de atletismo. Foto Diario Co Latino/Cortesía.

Mamá Leonor, la clave en la carrera de Brenda Salmerón

@Bachiboxx55

A sus 25 años de edad, la salvadoreña Brenda Salmerón se encuentra en la cintura de su trayectoria en el atletismo; por ello trabaja arduamente enfocada en su participación en el próximo Ciclo Olímpico (2017-2020), en el que aspira enriquecer su expediente deportivo y apuntarse un trascendental galardón para sus queridos colores azul y blanco.

Hasta el momento, la carrera de Salmerón ha sido aceptable y mucho de ello se debe al incondicional apoyo de su abnegada madre, Juana Leonor Salmerón, quien ha jugado un papel vital y determinante en los diferentes episodios de la vida de Brenda.

“Desde mis primeros años, siendo muy detallista en todo, ella siempre ha estado, está y estará pendiente de mí, a tal extremo que cada vez que corro sobre la pista del estadio “Mágico” González, siento la fuerza de sus gritos a todo pulmón, desde el sector de la entrada de atletas”, cuenta Brenda.

En la misma línea, la fondista comenta que los gritos de su madre, empujándola a mantener la punta del grupo y sacar ventaja, se convierten en una inyección adicional para apretar el acelerador y dar el máximo, hasta dejar la última gota de sudor sobre la pista sintética.

“Es obvio que por las ganas que le mete a su gritería, creo que ella siente más la adrenalina del atletismo y cuando cruzo la meta, es la primera en estallar en el festejo”, dice Brenda, una especialista en las pruebas de los 800, 1,500 y 3,000 metros planos.

Sin duda, exigentes pruebas en las que sus mejores tiempos ha sido: 2:09:71 en los 800 metros; 4:34:00 en 1,500 metros y 10:08:00 en los 5,000 metros.

Su mejor año sobre la pista fue en 2007, cuando logró oro y plata en los campeonatos regionales juveniles de Puerto Rico y Trinidad y Tobago.

Además, su presencia en el Mundial Juvenil de la República Checa y cualquier cantidad de medallas y trofeos en los Juegos CODICADER y Centroamericanos y del Caribe.

“Cuando Brenda era muy chiquita, era una niña muy reservada e introvertida y yo tenía que andar entusiasmándola para que participara en las diferentes actividades estudiantiles y recreativas de los niños y niñas de su edad, y fue con el transcurso de los años que poco a poco fue cambiando su comportamiento pasivo hasta llegar a ser una niña normal, sociable y de entrega total a la práctica deportiva”, recuerda Leonor.

A su criterio, luego de superar una gran cantidad de obstáculos extra atletismo, Brenda ha crecido deportivamente y todavía tiene mucha cuerda por delante para seguir coleccionado medallas y trofeos nacionales e internacionales.

“En lo emocional, yo sufro uno a uno cada segundo y cada minuto de cada competencia de Brenda y hay momentos en que yo quisiera estar en la pista a la par de ella empujándola en los momentos candentes”, admite la mamá de esta historia, una mujer muy humilde, pero de mucho corazón.

De acuerdo a fuentes allegadas a este dúo aguerrido, se tiene conocimiento que a través de los años ambas han derramado lágrimas de impotencia cuando las cosas no han sido justas, y de alegría y agradecimiento a Dios cuando el sacrificio ha sido recompensado con el acceso a lo más alto del podio. “En las buenas y en las malas somos complementarias,” dice la espigada atleta.

Al recabar información para redactar esta nota se obtuvo el dato curioso que Brenda dio sus primeros pasos deportivos en el fútbol comunal, jugando en diferentes posiciones, menos la portería, hasta que un día se cruzó en su camino el que sería su descubridor y principal mentor: Virgilio Fuentes.

Con su ojo clínico, Fuentes, experimentado entrenador de atletismo, detectó el potencial de Brenda y la empezó a forjar hasta hacer de ella una atleta de sello federado, local e internacional y ella respondió con resultados.

Su talento atlético y buen nivel académico le permitieron ganar una beca (de 2004 a 2008) en el famoso “Proyecto Salomón” del Liceo Cristiano “Reverendo Juan Bueno”, de la colonia San Benito.

Allí compartió créditos y triunfos con las atletas ricas y famosas de aquellos años, encabezadas por la acuática Pamela Benítez, Diana Platero del patinaje y la tenimesista Estefanía Ramirios.

Luego, en 2009, Salmerón fue becada para estudiar en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, de la que se graduó en el 2013, de Mercadeo y Administración.

En 2014, retornó a las competencias del atletismo nacional y el año pasado comenzó a trabajar en el Programa Éxito del INDES impartiendo y compartiendo sus experiencias con los futuros campeones del atletismo salvadoreño.

En tiempos no laborales, Brenda, bajo la dirección técnica de Francis Jiménez, se mantiene en constante preparación física-técnica proyectándose al nuevo ciclo olímpico; aunque es consciente que sus posibilidades de ganar una clasificación a Juegos Olímpicos son muy remotas en las pruebas de semifondo, por lo que más adelante proyecta incursionar en la modalidad de la media maratón (21 kilómetros) y maratón (42).

En el plano deportivo universal, Salmerón dice admirar al campeón olímpico y mundial de los 800 metros, Lekuta Radisha, de Kenia, orgullo africano. “Lo admiro por sus grandes logros, por no olvidar a su gente y por su humildad”, sostiene Brenda quien también admira al velocista Usain Bolt por su fortaleza mental y por dominar integralmente su entorno deportivo, hasta llegar a ser un atleta histórico y referente del atletismo mundial.

Extra deportivamente, Brenda se define como una cristiana hija de Dios, a quien dedica sus grandes triunfos terrenales, siendo su versículo favorito  Proverbios 21:31”El caballo se prepara la batalla, más Dios es el que da la victoria”.

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