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Una salvadoreña en Miami con Mario Díaz Balart

(Tomado de: https://salvadorsolidaridadconcuba.wordpress.com/2018/01/31/una-salvadorena-en-miami-con-mario-diaz-balart/)

Con quince años me vine a esta gran nación americana, mis papás en vez de pagarme una fiesta rosa, me pagaron un coyote, e ingresé como muchos “mojada”, quería ser doctora, pero en medio de una guerra sobrevivir era ya un doctorado en sí. Corría 1982. Mi nombre es Rosa Melanie Álvarez García de Roa.

Trabajé de doméstica, limpiando jardines y me propuse en los cursos nocturnos irme a estudiar inglés. En California conocí a un bello cubano que hoy es mi esposo, tuve 3 hijos, logré sacar un técnico en enfermería y forjé con mi esfuerzo una vida que nunca podría tener en mi país. Todos mis hijos universitarios, de la estatal.

De San Miguel, Chinameca, pasé a California, yéndome a conocer el amor de un santiaguero, mi gordo, en Miami, le enseñé las pupusas, el me enseñó ropa vieja…

Decidí ir a votar nomás. Me entregaron los papeles en 1994, Miami. Oí de la familia Díaz Balart, lo que sabía era que eran inmigrantes y trabajadores igual que yo, lo demás, como en mi país es meterse en pleitos pero pensé en confiar en ellos.

He logrado traer a mis demás hermanos y sobrinos, todos honrados, ninguno se ha metido con la ley y en juzgados, pese a que mi marido me dijo que votara por Trump, y estando yo en contra, le hice caso, me arrepiento. Algún defecto tenía que tener mi marido: es republicano.

Mi familia es honrada, señor Trump. Me arrepentí doble. Me di cuenta que MARIO DIAZ-BALART estuvo en la reunión donde nos llamó agujero de mierda. ¿No dijo nada? No nos defendió!! Habla más de las cosas del país de Cuba que de nosotros sus votantes. Recuerde que no solo los votantes cubanos -más o menos- le han dado su voto.

Mi hijo que es periodista, el cual me ayuda en este artículo, me explicó que él participó en dicha reunión –no lo creía-, supuestamente porque defendería a los “dreamers”, y como YO, que tengo parientes afectados porque les quitaron el TPS. ¿Y qué dijo? NADA.

SOMOS más o menos 4,500 a 5,000 salvadoreños en Miami, -muchos de los cuales hicimos fiestas, vendimos pupusas para su campaña- agréguele que invitamos a esas fiestas a HONDUREÑOS, NICARAGÜENSES, PANAMEÑOS, HAITIANOS… hoy no tenemos cara para pedir su voto.

No solo somos acarreadores de bultos pesados, somos operarios técnicos, señor MARIO DÍAZ BALART, trabajamos casi un 95% en trabajos que pienso yo que la actual familia DÍAZ BALART, hoy… no hace.

Nunca nos metimos, HASTA AHORA, en el pleito que hay en el tema del país cubano, con los cubanos de acá, pero “a según” me explicó mi hijo Manuel, DÍAZ BALART y el otro señor Rubio quieren afectar a los salvadoreños porque el gobierno de El Salvador se lleva bien con los cubanos de allá, y buscan ahogarnos a todos, para que le echemos la culpa a ese gobierno, como venganza… ¿Qué vela tenemos nosotros en ese entierro?

Don Marito Díaz-Balart anduvo pidiendo votos, prometiendo el cielo y la tierra en el distrito 25th de Florida, comió de nuestras pupusas y de las hondureñas también, NOS PROMETIÓ a todos los migrantes que nos defendería. ¿PERO QUÉ HA DICHO DEL TPS, DE LA PATADA DE LOS DREAMERS?

Se parece a los políticos de mi país de origen, prometen, abrazan al cipote, al chucho, con tal de que le demos su voto, su asesora me buscó, me llamó, me dijo que me iba a ayudar a pagar la fiesta, al final yo puse todo, mis sobrinos ilegales fueron de casa en casa a llamar a los vecinos, llegó él solo un rato, nos habló y se fue, le pregunté si podía ayudar a mis sobrinos… Hoy hasta la asesora, su secretaria se me esconde…

Mi hijo Mike, un cubano-salvadoreño graduado de la Universidad de Florida, de Tallahasse, me pasó el siguiente dato: habían 317,660 hasta octubre del año pasado, beneficiarios del TPS, salvadoreños, –entre ellos mis primos y sobrinos- y de todo, pero para ese político no somos personas sino votos.

Don DÍAZ-BALART no me ha querido recibir, solo me habló a que le organizara la fiesta, aún guardo las facturas, le recibimos como si fuera el mismo Trump, solo comió y se fue.

Veo y no dudo que no merece el voto mío y de mi barrio -de ningún barrio-, no quiero pensar que en esa reunión donde nos insultaron se pudo haber hasta reído, porque sí entiende nuestros chistes y se ríe de los nuestros, contándonos que ha tenido sirvientas salvadoreñas, nos dejó que nos insultaran.

A mi marido, al papá de Manuel, que va a leer esto, le digo que no me vuelva a obligar por quién votar. “Hermano”, le dijo, cuando entró a mi casa, ¡que honor!, se verán cosas, pero qué hermano cubano ignora a otro hermano cubano, por lo menos entre salvadoreños nos decimos las cosas en la cara.

No le he visto en televisión tocando el tema, y mis primos sin papeles aún están en mi casa, trabajan más, van a la iglesia, hasta me dicen que se quieren ir al ARMY, pero… vale eso una vida por otra?

Dios te bendiga DÍAZ-BALART, que te perdone. Acuérdate que los que votamos ya empezamos a tener memoria y tendremos en el olvido tu voto.

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