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Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“Liberó a las personas del pecado y de creencias sociales injustas, para trabajar incansablemente por el Evangelio, fue mal interpretado, fue perseguido y finalmente de la manera más brutal fue asesinado, pero la enseñanza del padre Rutilio sigue siendo actual, porque es auténtica, es verdadera, es el Evangelio puesto en práctica”, dijo el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas.
La Catedral Metropolitana vibró con el canto “Vamos todos al banquete, a la mesa de la creación, cada cual con su taburete, tiene un puesto y una misión”, de la misa popular, que vinculó la pastoral del padre Rutilio Grande, con su pastoral evangelizadora, concebida desde la Iglesia misionera.
El prelado católico en la misa de acción de gracia por la causa de los nuevos beatos mártires, reseñó del padre Grande que fue hijo de Salvador Grande y Cristina García, cuya familia era ampliamente reconocida en El Paisnal y Aguilares, que quedó huérfano de madre a los 4 años, y su crianza a cargo de su abuela, quien le educó en los valores religiosos, que pudo incidir en su vocación sacerdotal.
Sobre el vínculo entre el padre Grande y san Oscar Romero, se menciona que entablaron amistad desde 1967, siendo el maestro de ceremonia de la instalación de monseñor Romero, como arzobispo de San Salvador.
“El 24 de septiembre de 1972, el padre Rutilio Grande es nombrado párroco de la Iglesia Jesús de las Misericordias, en Aguilares, que lo conduce a sus raíces de infancia y juventud. Y en su ministerio pastoral preparó con la población una pastoral dinámica y de una iglesia misionera”, agregó.
El municipio de Aguilares, departamento de San Salvador, se encuentra al norte del territorio nacional, en los límites de El Paisnal, tierras con vocación agrícola y amplios cultivos de caña de azúcar, siempre ha mantenido una demanda de colonos o campesinos para producir la tierra, población que siempre han vivido en situación de precariedad económica y social.
Uno de los aportes del padre Rutilio Grande fue la creación de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), que le permitió preparar a la población enseñándoles a leer –a algunos- quienes fueron los “Delegados de la Palabra”, que aprendieron a realizar análisis de la realidad nacional e identificar el pecado de la injusticia.
Y fue, a esos terratenientes de la zona que la pastoral liberadora del padre Rutilio Grande fue rechazada, así como del gobierno en turno, que no comprendieron que la base de sus enseñanzas estaban ligadas a las santas escrituras y los documentos de Medellín, que hablaban de la opción preferencial por los pobres, así como del Concilio Vaticano Segundo.
“Eran las cinco de la tarde, del día 12 de marzo de 1977, cuando tuvo lugar su muerte martirial, no estaba solo –como todos sabemos- sus dos compañeros mártires Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus.
El padre Rutilio se dirigía a celebrar la santa misa, para la novena de San José en El Paisnal, pero no llegó, porque en el camino los emboscaron y su vehículo fue ametrallado brutalmente, como si se tratara de un malhechor.
En ese mismo momento y sus compañeros mártires no murieron, sino más bien, nacieron a la vida eterna y de esa misa bien podemos decir que la celebró, junto al Señor en el banquete del cielo”, expresó el arzobispo.
Sobre la sangre derramada de los mártires en el país, el prelado católico exhortó a los gobernantes y población a tomar como modelo estos ejemplos de compromiso con los mayormente vulnerables y construir un camino verdadero de justicia y esperanza.
“Elevó una súplica por la intercesión de nuestros santos mártires, con la intercesión de san Oscar Arnulfo Romero, y por nuestros amadísimos y venerables padre Rutilio Grande, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus y la súplica que quiero que ustedes también me acompañen en esta intención de pedirle al Señor, que aquello por lo que lucharon nuestros mártires seamos capaces de darle cumplimiento, porque al paso de 43 años por desdicha seguimos viviendo en una sociedad de gran injusticia social, de gran impunidad, de maltrato y marginación social y por eso, nuestra sociedad sufre la violencia, porque no está reconciliado tristemente”, señaló.
Asimismo, exhortó a la Asamblea Legislativa a legislar leyes que favorezcan al pueblo, quienes les eligen para que gobiernen con sabiduría, justicia y transparencia.
“Que obtengamos la gracia que nuestros gobernantes bajen el volumen de la discusión, de la agresión mutua, y se empeñen en las necesidades de nuestros hermanos más pobres, de las necesidades del pueblo que los ha elegido, es necesario y urgente que se apruebe una Ley de Reconciliación Nacional, según lo estableció la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que brinde verdaderamente justicia a las víctimas del conflicto armado, que restituya y recoja el sentir de las víctimas, pero tristemente no vemos eso en la Asamblea, ojalá obtengamos esa ley justa y no una espuria u otra ley de amnistía”, dijo.
Sobre las otras peticiones del arzobispo Escobar, a la Asamblea Legislativa, mencionó la Ley General de Aguas, que consideró deber garantizar el derecho humano al agua y que no sea “privatizadora”, como se ha intentado impulsar en el recinto legislativo.
“Quiero que se unan –junto a este servidor- para pedir una tercera gracia del cielo, que nuestras autoridades legislativas, de verdad procuren aprobar una ley de un nuevo sistema de previsión social, una Ley de Pensiones que sí garantice los derechos de los trabajadores, que defienda la economía de los trabajadores, porque el fruto de su trabajo al final de su vida, sea una pensión digna, como es debido”, puntualizó.
