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Rosa Luxemburgo 9

ROSA (REBER) En la lucha, pilule en las calles, medicine el proletariado aprende el idealismo necesario y adquiere rápidamente madurez intelectual. Las revoluciones no conocen las medias tintas. Las revoluciones precisan mentes abiertas, principios claros y un corazón decidido.

LOCUTOR Artículo de Rosa Luxemburgo en el periódico Bandera Roja, pocos días antes de morir.

LOCUTOR ROSA LUXEMBURGO

LOCUTORA Capítulo nueve

NARRADOR Llevaba meses y meses recluida en la cárcel polaca de Bréslau. Desde esta prisión, Rosa Luxemburgo, enferma, escribió una emotiva carta a su amiga Sofía Liebknecht.

ROSA En esta celda oscura, sobre un colchón duro como roca y, a mi alrededor, el silencio de un cementerio, me siento como en un sepulcro.

ROSA De vez en cuando, escucho el rechinar lejano de un tren que pasa. Así estoy, sola, envuelta en estos paños negros de tinieblas, de aburrimiento, del cautiverio en invierno. Y en ese momento late mi corazón con una felicidad interna indefinible y desconocida, como si estuviera caminando bajo los rayos de un sol brillante por una pradera en flor. Y le sonrío a la vida, como si supiera algún secreto mágico que pudiera desmentir todo lo malo y lo triste, y lo convirtiera en mucha luz y felicidad. Y busco la razón para tener tanta alegría. No encuentro nada y tengo que reírme otra vez de mí misma.

ROSA Yo creo que el secreto no es otra cosa más que la vida misma, la profunda penumbra de la noche que es tan bella y suave como el terciopelo, si una sabe mirarla.

ROSA En estos momentos pienso en Usted y tengo tantas ganas de compartirle esta llave mágica, para que siempre Usted, bajo cualquier circunstancia, perciba lo bello y la felicidad de la vida, para que Usted también viva en la embriaguez de la vida, y vaya como caminando sobre una colorida pradera, con un abrigo bordado de estrellas que la cuide de todo lo pequeño, lo trivial, lo que da miedo.

ROSA Queridísima Soniusha, mi avecita, la abraza, Rosa Luxemburgo.

NARRADOR Alemania había sido derrotada por los aliados. En noviembre de 1918, un año después del levantamiento bolchevique de Rusia, comenzó la revolución alemana.

NARRADOR Fueron dos meses de agitación ininterrumpida. Los soldados regresaban de los frentes de batalla vencidos y exigiendo compensaciones. 40 mil marineros de la flota de guerra estaban amotinados en Kiel.

NARRADOR Movilización tras movilización, cientos de miles de trabajadores alemanes ganaron la calle para protestar contra el gobierno. Huelga general. Estado de sitio. Consejos revolucionarios de obreros y soldados.

NARRADOR Berlín era una caldera a punto de explotar. Al Emperador Guillermo Segundo no le quedó otra salida que renunciar al trono.

POLICÍA Salgan, están libres, de prisa…

VARIAS MUJERES ¿Qué ha pasado, qué ha pasado?

POLICÍA Han declarado una amnistía en todas las cárceles. La guerra se acabó.

NARRADOR Rosa Luxemburgo salió de la prisión de Bréslau el 8 de noviembre de 1918. Viajó a Berlín de inmediato. Estaba enferma y muy envejecida, con el cabello casi blanco. Tenía 47 años. Karl Liebknecht también había salido de prisión.

ROSA Pensé que habías muerto, Karl… ¡un abrazo, camarada! (TOSE)

KARL Te encuentro muy demacrada, Rosa… Lo primero es comprar medicinas…

ROSA No, Karl, lo primero es reorganizar la Liga Espartaquista.

KARL Pero, Rosa…

ROSA Necesitamos un periódico, Karl, hoy más que nunca.

KARL Un periódico, sí. Y lo llamaremos… Bandera Roja. ¿Te parece?

ROSA Una bandera que ondeará en la mente de todos los obreros alemanes. Necesitamos artículos para ese periódico, Karl. Le escribiré a mi amiga Clara Zetkin.

ROSA Queridísima Clara. Te escribo sólo dos líneas a toda prisa. Con Karl Liebknecht hemos sacado un periódico. Espero ansiosa un artículo tuyo. Escribe algo sobre mujeres. Es tan importante ahora y nadie de nosotros entiende nada del tema. Miles de saludos y abrazos. Tu Rosa.

KARL El periódico está calando bien,

Rosa. Los obreros lo leen, lo pasan de mano en mano. Somos la única voz revolucionaria en Berlín. ¿Escribiste algo para el número de mañana?

ROSA Sí, escucha.

KARL A ver…

ROSA “Hay que cambiar el mundo, sí. Pero cada lágrima derramada que pudo ser evitada es una acusación. Cuando un hombre por puro descuido aplasta a una lombriz comete con ello un crimen.” (PAUSA) ¿Qué te parece?

KARL No sé… ¿No exageras un poco con lo de la lombriz?

ROSA Toda vida, hasta la más pequeña, debe ser respetada, Karl. Quien no tiene compasión de los animales, tampoco la tendrá de las personas. Además…

KARL ¿Además?

ROSA Yo aprendí a leer con una lombriz feliz… (SE RÍE)

NARRADOR Acababa el año. El 30 de diciembre, los espartaquistas se unieron a radicales de izquierda y formaron el Partido Comunista de Alemania.

NARRADOR En el congreso de fundación del partido, Rosa Luxemburgo pronunció el que iba a ser su último discurso. Se acercó a la tribuna apoyándose en un bastón. Su cuerpo temblaba de fiebre. Pero apenas comenzó a hablar, recuperó su energía habitual, su pasión revolucionaria.

ROSA

¡Hoy nos proponemos acabar con el capitalismo de una vez por todas! Haciéndolo, no solo cumpliremos nuestro deber con el proletariado, sino que será el camino para salvar a la humanidad de la destrucción. No hay más alternativa, compañeros, compañeras: ¡socialismo o barbarie!

NARRADOR A la caída del Emperador Guillermo Segundo, se formó en Alemania la llamada República de Weimar. El gobierno estaba encabezado por el socialdemócrata Friedrich Ebert.

OFICIAL ¿Cómo procedemos, presidente Ébert?

EBERT Sin ningún miramiento. Hay que imponer la ley y el orden. El enemigo se llama Espartaco.

OFICIAL ¿Espartaco? Pero… Rosa Luxemburgo fue su compañera de partido, presidente.

EBERT Tú lo has dicho: fue.

NARRADOR Friedrich Ebert había sido también alumno de Rosa Luxemburgo en la escuela del partido, en Berlín.

NARRADOR Friedrich Ebert y su ministro de guerra Gustav Noske organizaron la represión contra los espartaquistas. Llamaron a paramilitares de derecha para eliminar las manifestaciones callejeras y capturar a los dirigentes.

KARL Han apresado a Leo Jogiches. Otros compañeros han caído.

ROSA No podemos irnos ahora, Karl… Donde está el pueblo ahí debemos estar nosotros.

KARL Está bien, Rosa, en Berlín nos quedamos. Pero tenemos que escondernos. Nos van a matar. Yo conozco una familia obrera que nos dará refugio. ¡Vamos!

LOCUTORA Una producción de la Fundación Rosa Luxemburg y Radialistas Apasionadas y Apasionados

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