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Realismo político y caravanas migratorias

German Rosa, s.j.

Es fácil construir relatos ficticios sobre los migrantes en nuestros días. Los noticieros nos presentan verdaderos best seller policiacos sobre los migrantes hondureños en camino hacia los Estados Unidos para conquistar “el sueño americano”. El muro de la frontera ahora es un muro no solo de ladrillos sino de policías y de militares en los países de Guatemala y México. Y el mismo Presidente Donald Trump ha advertido que los militares están esperando a las caravanas de los migrantes en la frontera de Estados Unidos (https://www.diariocolatino.com/trump-advierte-a-los-migrantes-de-la-caravana-que-los-militares-los-estan-esperando/).

El número de los migrantes hacia Estados Unidos se ha ido ampliando poco a poco con la participación de ciudadanos salvadoreños y guatemaltecos que se van sumando a la caravana, aunque otros desistan de continuar el éxodo. También somos conscientes que hay otras caravanas que se han ido organizando en El Salvador y probablemente continuarán otras más no solo de estos países de la región…

“America first” es el slogan contundente de la realpolitik de la administración del Presidente Trump y ahora se hace sentir sin ambigüedades ante las caravanas de migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos.

El realismo político radical en la tradición de Nicolás Maquiavelo nos puede iluminar para entender las posturas de algunos políticos y mandatarios, y también de tantos relatos ficticios que se construyen en los medios de comunicación y las redes sociales sobre la caravana de los migrantes hondureños, convirtiendo a estos compatriotas centroamericanos en una verdadera amenaza a la seguridad nacional, en fuerzas opositoras políticas, financiadas incluso desde Venezuela, terroristas encubiertos, invasores y usurpadores de los empleos en Norteamérica, etc… La única preocupación del príncipe o del gobernante es, según Nicolás Maquiavelo, la de buscar y retener el poder para lograr los beneficios de su Estado, y las condiciones éticas o religiosas no siempre son consideradas útiles para lograr este fin, o en el peor de los casos se pueden manipular o instrumentalizar para este fin, porque cuando el poder es el fin en sí mismo, se justifican todos los medios (Cfr. Maquiavelo, N. 2015.

El Príncipe. San Salvador, El Salvador: Editorial Jurídica Salvadoreña). Hoy con la ayuda de los medios de comunicación social afines se construyen narrativas que brindan justificaciones o medidas políticas éticamente, cuando menos, dudosas.

El tema de las migraciones es muy sensible para la opinión pública norteamericana en el contexto de las elecciones de los Senadores y de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos en este mes de noviembre, y como tal se plantea como tema de campaña electoral y no como una verdadera crisis humanitaria. Las caravanas como tema de campaña electoral del Presidente Trump pueden ayudar al triunfo de los Republicanos en estas elecciones porque cada vez más los ciudadanos norteamericanos cuestionan la idea una frontera sur abierta.

Triste realidad la que les toca vivir a los migrantes. El colmo es que los políticos hondureños, e incluso de otros países, se han preocupado más por responder a la pregunta cómo se organizó la caravana y sobre todo quieren investigar y juzgar a quienes la organizaron, y lo que más les quita el sueño es por qué tuvieron que organizarse para migrar. Pero ninguno de estos políticos se atreve a “agarrar el toro por los cuernos” preguntándose y respondiendo con honestidad ante la opinión pública nacional e internacional, ¿por qué se van los hondureños de su propia tierra para conquistar sueños en tierras lejanas? Cuestionamiento que también se podría hacer pensado en los compatriotas migrantes de los países centroamericanos. Obviamente que los migrantes se van buscando la tierra dónde existe tanta diversidad migratoria y que ha ofrecido tradicionalmente mejores oportunidades y empleos para los extranjeros. Sin embargo, ahora poco a poco está cerrando sus fronteras.

Realmente que se necesita un mecanismo global que refuerce los derechos humanos, incluyendo los derechos socioeconómicos, en los países de origen de nuestros compatriotas migrantes.

El enfoque del tema migratorio se ha ido desplazando subrepticiamente desde una perspectiva humanitaria de los derechos humanos hacia una perspectiva de seguridad pública y, en el caso extremo, de seguridad nacional. En contra de la gran tradición, incluso norteamericana, de respeto a los derechos humanos, de la cultura del encuentro y de la solidaridad.

La mentira ha sido la estrategia para encubrir las verdaderas causas de la caravana de los migrantes hondureños. Se nos ha olvidado la ruptura del orden constitucional del 2009 en Honduras, la crisis y la violencia posterior, la pobreza y la exclusión social, la amenaza de las pandillas y las extorsiones, la situación de desigualdad estructural en la economía del país, la falta de inversión social y de oportunidades, la corrupción y la injusticia, etc. Temas semejantes que afecta también a otros países en Centroamérica y en el resto de América Latina y el Caribe.

Cuando vemos a los pobres migrantes luchando con la policía en las fronteras de Guatemala y de México, o durmiendo extenuados en las calles y enfermos, o los rostros de familias desamparadas en la caravana, realmente nos preguntamos, ¿cómo podemos convertir a estas personas en horrendas amenazas para la economía y la seguridad de un Estado? A tal grado de fantasía hemos llegado que convertimos unas personas indefensas en amenazas tan peligrosas que hay que contenerlas con policías y ejércitos que tienen alta tecnología bélica militar y policiaca.

Este es el mundo de la posglobalización de la que se ha comenzado a hablar desde hace poco tiempo. Los pobres y los indefensos siempre han sido una amenaza para aquellos que lo tienen todo y que están instalados en sus propias seguridades.

La pregunta que nos hacemos es: ¿la tradicional política de los derechos humanos será sustituida a partir del presente siglo por el realismo político que apela a la seguridad para tratar el tema de las migraciones? Si esto será así desde el presente siglo, ¿dónde ha quedado la tradición humanista y de la defensa de los Derechos Humanos para entender el fenómeno de las migraciones y el respeto a la dignidad de las personas?

No olvidemos que el realismo político tiene grandes limitaciones de cara al fenómeno global de las migraciones, y no podrá resolver ni tampoco contener las muchas caravanas de migrantes de terceros países que seguirán después de las tan publicadas caravanas hondureñas. Esta será la primera de muchas si no se asume la realidad con un genuino realismo que responda a las causas y los factores explicativos que llevan a millares de personas a huir de la pobreza, la exclusión y la falta de seguridad a su integridad física.

La realidad se impone y las caravanas son el fruto de lo que se ha sembrado en las políticas públicas y sociales de nuestros países con el neoliberalismo y las dinámicas excluyentes de la globalización. Y en el caso de Honduras se suma el agravante de la ruptura del orden constitucional con el golpe de Estado del 2009 y las últimas elecciones cuestionadas por el fraude electoral. Si hay responsables que han organizado inesperadamente estas caravanas son los gobernantes que no han asumido con realismo el impacto de las políticas neoliberales, la expansión y el rebalse de la desesperanza de los ciudadanos que no tienen otra alternativa que huir de la pobreza, la miseria y la violencia. La paradoja es que el pregonado rebalse económico financiero ha sido para una minoría y los migrantes son una muestra del rebalse de la desesperanza ante su propia y dramática realidad de tanta pobreza, desigualdad y falta de alternativas para cambiar su triste situación.

Las migraciones en Centroamérica en el contexto actual se han convertido en un tema de suma importancia que podría ser abordado en una reunión de los Presidentes o gobernantes no solamente del triángulo norte de la región, sino de todos los gobernantes de Centroamérica para tratarlo desde la perspectiva de los Derechos Humanos.

Esto mostraría una acción política del arte del buen gobierno en nuestra región. En cuatro de los países de la región centroamericana se observa una crisis migratoria. Aunque este fenómeno no tenga los mismos factores explicativos en la coyuntura política de cada país, no se puede prescindir de abordar la crisis migratoria desde la perspectiva de la garantía de los derechos humanos de los migrantes.

Es verdad que las migraciones centroamericanas demuestran que existe un problema de seguridad, pero no de “seguridad nacional” sino de “seguridad ciudadana integral” que garantice el desarrollo humano de todos los migrantes y de todos los ciudadanos centroamericanos.

Lo que necesitan nuestros compatriotas migrantes es la seguridad del empleo, la salud, la educación, la alimentación, la seguridad ante los desastres naturales, de su propia integridad física, etc. Temas que no se resuelven con policías y ejércitos, sino con las justas políticas públicas y la necesaria inversión social, verdaderas acciones del arte del buen gobierno.

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