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Que pidan perdón

@arpassv

Hoy 24 de marzo conmemoramos el martirio de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, cialis asesinado en 1980 por un escuadrón de la muerte de la extrema derecha salvadoreña mientras oficiaba misa en la capilla del hospital de enfermos con cáncer terminal La Divina Providencia.

En su homilía del día anterior había pedido a las bases del ejército y de los cuerpos de seguridad estatales que, rx ante una orden de matar que dieran sus superiores, ed antepusieran la orden de Dios de no matar.

35 años después, el Vaticano decreta que fue asesinado “por odio a la fe”. Por eso San Romero de América camina ya formalmente hacia los altares.

Y como a los Santos hay que implorarles y pedirles perdón, quienes lo asesinaron deben pedir perdón por el Magnicidio.

Que pidan perdón y se conviertan los oligarcas que rechazaron su mensaje de justicia, se enfurecían cuando el Santo les pedía que compartieran su riqueza con los pobres y por eso financiaron a los escuadrones de la muerte que lo asesinaron. Que pidan perdón y se conviertan.

Convertirse sería renunciar al egoísmo y a la avaricia, sería permitir una distribución justa de la riqueza y la implementación de un modelo económico incluyente, equitativo y sustentable.

Que pidan perdón los dirigentes del partido político cuyo líder-fundador está señalado por la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas como el responsable directo del asesinato del Santo. ARENA debe pedir perdón y convertirse.

Convertirse sería tener sentido de país y una actitud democrática, sería aportar a la solución a los problemas nacionales y no sabotear los programas, planes y proyectos gubernamentales que benefician a sectores vulnerables.

Que pidan perdón los medios de comunicación que conspiraron contra el Santo: las televisoras, radios y periódicos que lo calumniaron y fueron instrumentos de difusión de los oligarcas que pidieron su cabeza y de los políticos escuadroneros que se la cortaron.

Convertirse sería ser medios éticos y democráticos, pluralistas y con agendas incluyentes. Esto sería no ocultar o manipular información, sería no transmitir contenidos sexistas, discriminatorios, que incitan al consumo de drogas o hacen  apología de la violencia.

Que pidan perdón los miembros del clero que lo traicionaron. Los obispos y sacerdotes que se incomodaron con el mensaje del Santo y confabularon a favor de sus asesinos, que pidan perdón y se conviertan.

Convertirse sería pasarse al lado de los pobres, como el Santo lo hizo. Sería asumir el mensaje de la justicia social que es, en esencia, el Reino de Dios.

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