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Poemas de Luis Antonio Chávez

 

Para que no muera la esperanza

Noviembre

En nuestra casa se eleva la penumbra

André Cruchaga

Noviembre se extendió por el junco

llenó de arpegios, voces y estruendos el horizonte,

llevó en sus alas la esperanza violentada desde siempre.

Noviembre gimió por sus hijos,

bebió de la quina que los malos vástagos sembraron,

voló hacia otra dimensión

llenando de luto los corazones.

Noviembre

se llenó de hidalguía,

rompió esquemas

hasta ganarle un espacio a la muerte

que con su tridente

vilipendió los sueños.

Noviembre estremeció con sus rocketeos

bailó al son de la tonada

y hasta los grillos

pusieron serenata a la luz

mientras las amapolas hicieron una fogata

con los quebrantos del río

-de dolor-

que nos legó la congoja.

Noviembre tomó otro brillo al caer la noche,

resplandeció el cielo

y cipotes pintarrajeados que no conocían los edificios

se tomaron la esperanza en el mero corazón de los poderosos.

Noviembre avivó los sueños

voz a voz hombro a hombro kilo a kilo

calzó la utopía

afincada en los rostros de caoba.

Noviembre preñó los girasoles

alegres Torogoces agarraron al corcel de las bridas,

lo acorralaron en su madriguera

apostándole al devenir de los tiempos.

Noviembre, hermanos,

se llevó a sus hijos

hacia «la dimensión del tránsito»…

Luis Antonio Chávez

Del libro Rescatados

Noviembre 28 de 1989

ERA TARDE

A Amílcar Colocho “Hoy cuando los amigos se mueren/

sólo mueren sus nombres”

Roque Dalton

Era tarde compañero

y vos te empeñabas por alcanzar una estrella;

el crepúsculo teñido de arco iris

emitía un sonido cargado de esperanza;

sonreías en el péndulo del tiempo

pues sabías que era el momento del exilio.

Era tarde compañero

tu canto se escuchaba por doquier

pues tenías ese don explorando fuelles

una voz labrada en la historia

edificada, palmo a palmo

construida en las voces del pueblo

fusionada desde siempre con la vida.

Era tarde compañero

y vos tarareabas una canción de victoria

emprendía un camino sin retorno

sabiéndote exacto y limpio

pues querías ganarle a la muerte

que ya había franqueado el tiempo con sus guadañas.

Era tarde compañero

pero vos le ganaste a la muerte

pues caíste en tierra fértil

para enarbolar la esperanza…

CARTA ABIERTA A MI PADRE

A Francisco Chávez

Esta mañana al despertar

vino tu recuerdo a mis sienes,

Francisco,

evoqué en silencio tu sombrero ala ancha,

tus camisas color pastel

y zapatos de charol,

tu semblante adusto,

la sonrisa sincera,

las veces que agarrabas mi nariz

con tus dedos callosos

que tanto me molestaba,

pero que hoy extraño,

las ocasiones que te visité

mientras construías los edificios

El Mundo Elegante, Migración,

La Procuraduría, El Montecristo…

allá por la Escalón,

yo tenía once años

la última vez que te vi,

por tu experiencia

y audacia en las construcciones a gran escala

fuiste contratado por una de las 14 familias

para ir a dirigir la obra a Nicaragua,

tras el terremoto de 1972…

Dejaste sola con tus hijos

a mi madre, Susana,

quien batalló echando tortillas,

lavando y planchando ajeno

para dar lo necesario

a tus retoños,

pero no nos abandonó…

Ah, cuánta agua

ha pasado por el río, viejo:

Óscar Raúl, mi hermano,

siguió tus pasos:

abordó un barco para ir tras de ti,

y también ejerció el oficio de la plomada y la cuchara…

en la tierra de Sandino,

donde se afincó

y hoy es abuelo de casi una docena de chavalos,

José Heriberto

(El primogénito)

asumió tu rol de padre, Francisco,

y junto a mi madre se dedicó a trabajar

vendiendo diarios,

se le oía gritar “Diez más y se va de paso”

en la entradas al gimnasio Adolfo Pineda,

cervezas y gaseosas en el estadio Mágico González y el Cuscatlán,

en tanto que Francisco Israel, yo, y Hugo Ernesto,

caminamos de la mano

internados en la Ciudad de Los Niños, en Santa Ana.

Israel, Nicolás y Beto se hicieron comerciantes,

Hugo Ernesto se fue a vivir a la casa del Tío Sam,

por mi parte y con esfuerzos

me gradué de Contador,

además, ejercí el periodismo

en algunos medios importantes…

¡cómo me hubiera gustado

que estuvieras disfrutando de los triunfos

de mis hermanos y míos!

Han pasado los años

«Mi querido viejo»…

Ya pasé de los cincuenta

y te sigo extrañando

como el día

que subiste a aquel avión para nunca regresar.

Hoy soy padre de varios vástagos,

uno de ellos,

Marlon Rubén,

me escribe de vez en cuando,

se mantiene ocupado en sus quehaceres;

Katherine Michelle apenas recuerda que existe un padre,

mientras que Valentina

salió corregida y aumentada,

pues sacó lo artista tuyo, Francisco,

le gusta tocar guitarra, batería, canta…

Todos tus hijos somos padres hoy,

y con responsabilidad asumimos ese rol,

algunos somos abuelos…

ah, tu recuerdo cala hondo, padre,

y con gotas de rocío

bajando sobre mis prietas mejías

te digo:

¡Gracias PAPÁ por tantos recuerdos!…

Luis Antonio Chávez

10:00 am

Domingo 18 de junio 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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