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Nayib Bukele, factor de desestabilización regional funcional para Estados Unidos

(Colectivo Tetzáhuitl)

 ¿Por qué Estados Unidos necesita más a Bukele, que Bukele a Estados Unidos?

En nuestra última entrega señalábamos que Bukele es un factor de desestabilización funcional a la política exterior de Estados Unidos para la región centroamericana y sobre todo para el país.

Estados Unidos siempre ha mantenido una política de doble estándar con respecto a El Salvador y los demás países que integran el Triángulo Norte (Guatemala y Honduras).

Acá no interesa si se trata de una administración demócrata o republicana.

El doble rasero ha sido una constante desde hace décadas, concretamente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que se consolida la presencia del capital financiero sionista de origen judío en Occidente, especialmente en Estados Unidos.

La política exterior de ese país ha estado amarrada a los intereses de expansión y dominio del gran empresariado sionista.

La región centroamericana no es la excepción.

Esto no ha cambiado ni siquiera con la llegada del primer gobierno de centro izquierda a Honduras bajo la Presidencia de Xiomara Castro.

Para estos intereses, sobre todo los vinculados al capital financiero, hay gobiernos en Centro América que son más funcionales que otros.

Los cuatro gobiernos de ARENA permitieron la consolidación de grupos empresariales oligárquicos vinculados estrechamente al capital financiero sionista.

Este capital inició su penetración y expansión en el país a través de inversiones y alianzas empresariales con los grupos oligárquicos salvadoreños así como con familias de origen judío que migraron desde comienzos del siglo XIX provenientes de España (Judíos Sefardíes) y durante la Segunda Guerra Mundial (Judíos Askenazíes).

En los últimos años la presencia de capital judío se ha intensificado a través de las inversiones y alianzas con grandes empresarios mexicanos como Carlos Slim, propietario del Grupo Claro, y Ricardo Salinas Pliego, propietario del Grupo Azteca, entre otros grandes empresarios mexicano-judíos que invierten en El Salvador.

A estas alturas hay que aclarar que el concepto de judío y de sionista no se refiere exactamente a una misma realidad.

En el primer caso, el de judío, estamos ante un concepto que se refiere a una vivencia religiosa.

No todos los judíos viven en Israel o nacieron en Israel y no todos los Israelitas practican el judaismo en tanto religión, aunque en su inmensa mayoría sí son judíos.

En cambio, el concepto de sionismo hace referencia a una ideología que en términos generales se basa en la defensa del Estado de Israel.

Esta ideología fue creada a finales del Siglo XIX y a mediados del siglo pasado estuvo representada por la Casa de los Rothschild en Europa, una familia banquera con inversiones en todo el mundo.

En Estados Unidos su principal exponente ha sido la familia Rockefeller.

Los inmigrantes sionistas de origen judío controlan el mundo de las finanzas y las inversiones en Estados Unidos.

Los últimos cuatro Presidentes de la Reserva Federal de Estados Unidos son de origen judío.

Hay por lo menos 22 Premios Nobel de Economía, de los más de 90 galardonados desde que fue creado el Premio, que son de origen judío, destacando entre ellos Paul Samuelson, Milton Friedman y Josef Stiglitz.

Las 180 mayores empresas de Estados Unidos asumen y practican las teorías y recomendaciones de Milton Friedman, considerado el padre del Neoliberalismo.

La actual Secretaria del Tesoro del gobierno Biden es de familia judía.

Lo mismo el Secretario de Estado actual es de origen judío.

El CEO de uno de los Fondos de Inversión más grandes y agresivos en Estados Unidos como es Silicon Vallery Bank, es de familia judía.

La Banca Alfa, la segunda más grande de Rusia y la segunda mayor fortuna de ese país, es propiedad de una familia judía.

El fundador del Grupo Akhmetov, el primer grupo empresarial y de inversionistas en Bienes Raíces de Ucrania, proviene de padres judíos.

Es de aclarar que no todos asumen la ideología sionista pero en su mayoría están influenciados por empresarios judíos sionistas que tienen el control del tinglado político y económico en Estados Unidos y en muchos otros países.

En lo que se refiere a nuestro país, los cuatro gobiernos de ARENA permitieron el relevo de mando de una Oligarquía tradicional, vinculada a la agro exportación y a la manufactura, a una Oligarquía financiera y de servicios vinculada al capital financiero judío sionista de Estados Unidos.

Bajo estos gobiernos el empresariado judío sionista, representado por la comunidad de inversionistas de Wall Street,  logró construir alianzas con los grupos oligárquicos del país bajo un esquema neoliberal, promovido por los organismos financieros de Estados Unidos y la Banca Multilateral como el FMI y el Banco Mundial (BIRF).

En los gobiernos del FMLN esta expansión se detuvo momentáneamente aunque nunca resultó amenazada, en parte porque ni Funes ni Sánchez Ceren, y por tanto el FMLN, tenían el control total del aparato de Estado.

El FMLN ganó el Ejecutivo pero seguía teniendo una correlación desfavorable en la Asamblea Legislativa y en el Órgano Judicial.

Esta situación frenó algunas iniciativas orientadas a desmontar progresivamente el poder de los grupos oligárquicos en el país y su influencia en las decisiones económicas.

Con la llegada de Bukele al gobierno y con el control que progresivamente ha ido teniendo de todo el aparato de Estado, el poder de los grupos oligárquicos aliados al capital financiero sionista no solo ha aumentado sino que ha sido eliminada también cualquier amenaza que pudiera haber existido en el pasado bajo los dos gobiernos del FMLN.

A pesar de las críticas y advertencias de algunos Congresistas y Senadores de Estados Unidos así como de algunos funcionarios del Departamento de Estado y del Departamento de Justicia de ese país, los señalamientos no han pasado del diente al labio.

A la fecha no existe ninguna iniciativa o sanción que pueda poner en riesgo la Presidencia de Bukele y mucho menos su reelección en el 2024.

Y es que para EEUU y su política exterior, Bukele es más útil en la Presidencia que fuera de ella.

A Estados Unidos no le sirve un Nayib Bukele preso como ocurrió con Juan Orlando Hernández en Honduras.

Lo mismo habría que decir del capital financiero judío sionista en Estados Unidos.

El mantenimiento y consolidación de su alianza con los grupos oligárquicos salvadoreños requiere de Nayib Bukele en el gobierno en la medida que es garantía de sus intereses expansionistas y de su proyecto desestabilizador en la región, que pasa por supuesto por la destrucción del FMLN.

Presencia del capital financiero judío sionista en El Salvador y su alianza con el gobierno de Bukele y la Oligarquía criolla.

 Como hemos señalado antes, las primeras migraciones judías ocurrieron a principios del Siglo XIX.

En la medida que se trataba de judíos radicados en España y que estaban siendo perseguidos por la Iglesia Católica, muchos de los apellidos con los que fueron registrados los primeros migrantes tenían origen Hispano.

Los apellidos más frecuentes eran: Acevedo, Acosta, Aguilar, Almeida, Alonzo, Araujo, Campos, Cantoral, Córdova, Díaz, Dreyfus, Escalante, Espinoza, Figueroa, Salomón, Sariles, entre otros.

La segunda oleada de judíos ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, quienes escapaban de las políticas antisemitas en diferentes países de Europa: Rusia, Alemania, Polonia, Hungría, Suiza, Francia y Eslovaquia.

Entre las familias judías más prominentes que migraron en esos años destacan: Baum, Block, Falkenstein, Florece, Freund, Guttfreund, Hass, Kahn, Leva, Lewinsky, Liebes, Weill, Rothschild, Tesak, Suster, etc.

Unos años antes de la guerra civil de los 80, varios miembros de la comunidad empresarial judía salvadoreña trabajaron en la organización de una Representación Sionista en el país y facilitaron la compra de armas a Israel, particularmente la venta de aviones de combate Dassault Ouragan en 1973.

Algunos judíos decidieron abandonar el país y retirar sus inversiones luego del secuestro del empresario Ernesto Liebes, por el ala armada de la Resistencia Nacional (RN).

En el caso de Bukele, no es casualidad que la primera salida al exterior luego que ganó la Presidencia en el 2019 fue a Estados Unidos para sostener reuniones con la Fundación ultra conservadora “Heritage” y con “Wall Street” en Nueva York, el corazón de los mercados financieros de ese país.

Tanto la Fundación “Heritage” como “Wall Street” están dominados por inversionistas y capital financiero sionista de origen judío.

Las principales alianzas políticas y empresariales de Bukele, tanto dentro como fuera del país, son con grupos empresariales que tienen algún vínculo con empresarios judío sionistas de Estados Unidos y México.

Siendo alcalde de San Salvador, Bukele viajó a Israel para fortalecer las relaciones de la ciudad capital con la alcaldía de Jerusalén.

En esa oportunidad curiosamente no visitó Palestina, de donde es originaria la familia de su padre Armando Bukele Kattán, el primer “imán” salvadoreño de la religión musulmana en el país.

Ya como Presidente, Bukele ha respondido más a los intereses oligárquicos, aliados del capital financiero judío que a los intereses del pueblo salvadoreño que prometió defender.

Sin embargo, la presencia sionista en el gobierno de Bukele no se reduce al plano económico.

También está presente en el terreno de la Seguridad Pública y en la comunidad de inteligencia del país que controla el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE).

Ni en los gobiernos de ARENA había habido una presencia de agentes israelitas en el OIE ni un relación tan estrecha con la inteligencia judía como con Bukele.

Jacobo Fauster, ex jefe de seguridad de Cristiani y fundador de varias empresas de seguridad privada en el país y en México, es un judío-salvadoreño que en el gobierno de Bukele dirige el Organismo de Inteligencia del Estado y es responsable de las operaciones de espionaje y seguimiento a la oposición política, al movimiento social y a la prensa no oficialista.

Aunque formalmente el Director del OIE es Peter Dumas Santamaría, amigo de Bukele desde los años en que estudió en la Escuela Panamericana, es realmente el padrastro de Dumas, Jacobo Fauster, el que maneja la inteligencia del Estado.

Jacobo Fauster ha sido contratado por Bukele para dirigir las operaciones de vigilancia, seguimiento y espionaje del OIE con la ayuda de varios ex agentes del Mossad Israelí, la agencia privada de seguridad bajo las órdenes del Primer Ministro de Israel, responsable de la inteligencia, acciones encubiertas, espionaje y contraterrorismo del gobierno de Israel en casi todo el mundo.

Al Mossad se le responsabiliza de acciones ilegales e incursiones armadas en el territorio de Gaza que ha provocado la muerte de víctimas inocentes, sobre todo de mujeres y niños.

Fauster es además accionista de una agencia de seguridad privada en Guadalajara y Tijuana, de la que es socia una empresaria mexicana que ha enfrentado cargo penales por actividades vinculadas al lavado de dinero y otros delitos cometidos por organizaciones criminales mexicanas, especialmente el Cártel de Sinaloa.

Fauster es también socio de la empresa mexicana EyeTech Solutions que se dedica al servicio de seguridad privada y de video vigilancia en la ciudad de México y que tiene un contrato con la alcaldía de San Salvador por más de $84 millones de dólares para instalar un sistema de videovigilancia.

EyeTech Solutions es propiedad del empresario judío Yaniv David Zangilevitch, quien en Febrero del 2020 invitó a su boda en un Hotel de lujo en Acapulco a Bukele y a la Primera Dama, Gabriela Rodríguez de Bukele.

También su empresa le pagó el viaje a México en un vuelo privado al Director de Centros Penales, Osiris Luna Meza, su secretaria y el Presidente de la SIGET, Manuel Ernesto Aguilar, quien es propietario del periódico digital “El Blog” e hijo de la que fue Superintendenta de Pensiones, Francia Brevé, en el gobierno de Saca.

Conclusión: Para Estados Unidos y su política Imperial Bukele es más útil libre que preso.

 La reelección de Bukele es el único seguro con que cuenta para no caer preso y para que Estados Unidos continue apoyando el proyecto oligárquico neoliberal.

Solo si mantiene el fuero constitucional que se deriva de su cargo como Presidente de la República evitará que sea procesado por delitos de corrupción y por graves violaciones a los Derechos Humanos y al ordenamiento constitucional del país.

Por el momento no existe relevo para el estratégico papel que juega Bukele en la política exterior de Estados Unidos en la región.

Ya hemos demostrado que ni ARENA y menos el FMLN son una garantía para la continuidad del proyecto oligárquico neoliberal que apoya el capital financiero sionista.

Para este proyecto, el FMLN y cualquier otra opción de izquierda deben desaparecer del mapa político electoral.

Solo un partido de izquierda apoyado por un fuerte movimiento social que promueva la resistencia y la rebeldía ciudadana pueden amenazar los intereses del imperialismo y del capital financiero sionista en El Salvador.

Esa opción por el momento no se vislumbra en el corto plazo ni en el horizonte inmediato.

Es necesario un proceso de mayor acumulación política y de una oposición más inteligente y coherente para que el proyecto imperialista comience a ceder.

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