Redacción Nacionales
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El historiador Gregorio López Bernal comparó a Nayib Bukele con el dictador Maximiliano Hernández Martínez, en al menos tres aspectos. La primera, dijo López Bernal, es que ambos han violentado flagrantemente la Constitución de la República.
El Gobierno de Bukele ha ordenado a la Asamblea Legislativa, en dos ocasiones, reformas a la Constitución que sólo podían hacerse, legalmente hablando, mediante una Asamblea Constituyente.
El pasado 31 de julio, de forma exprés, los diputados de Nuevas Ideas y aliados votaron por reformar la Constitución para la reelección indefinida, con lo que anulan la alternabilidad, fundamental en el sistema político de El Salvador.
Además, alargan el periodo presidencial a seis años, en vez de cinco, como era hasta antes del 31 de julio, entre otras reformas.
Una segunda comparación entre Bukele y Hernández Martínez es la tendencia al autoritarismo. Ambos mandatarios se caracterizaron por optar por una voz autoritaria, donde el presidente se convierte en la única voz del gobierno.
Además, no permiten voces críticas ni opiniones contrarias a la narrativa oficial, y si alguien lo hace es considerado inmediatamente un “opositor”. Ser crítico y opositor, no es lo mismo, aclaró el historiador en el programa de este martes de Encuentro con Julio Villagrán.
Y, una tercera coincidencia, es la concentración del poder en el Ejecutivo, donde la independencia entre poderes no existe, todo se dicta desde el Ejecutivo.
López Bernal también se refirió a la remodelación del Centro Histórico, el cual calificó de «creación horrible, de mal gusto y de espejismo», y que ha destruido el patrimonio histórico.
Los centros históricos tienen la característica de que se conserva el patrimonio cultural, y si se reconstruyen se hace con la lógica de mantener su estructura histórica patrimonial.
El historiador puso como ejemplo de la destrucción del patrimonio cultural el edificio del Banco Hipotecario donde funcionaba la biblioteca Nacional, al igual que el Hospital Rosales, que fue construido con lámina troquelada procedente de Bélgica.
Lo mismo ocurrió con el piso del Palacio Nacional que destruyeron el piso con valor artísticos por cerámica y cemento.
Las ciudades, sobre todo sus centros históricos, deben ser construidas con infraestructura pensada en su gente. La remodelación del Centro Histórico con Bukele está diseñada para turistas e inversionistas extranjeros. Esto va en contra de la identidad de los pueblos, dijo.
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